La Iglesia Católica advirtió sobre el avance del narcotráfico en los barrios más vulnerables, ante el retiro del Estado, y llamó a los distintos gobiernos a generar políticas de acompañamiento a las organizaciones que trabajan en la contención de los más vulnerables. “No se puede seguir esperando que quienes acompañan a los jóvenes más rotos lo hagan sin recursos”, señaló la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) en un comunicado. En esa línea, el padre Jorge Aloi sostuvo que en Rosario la situación es problemática desde hace muchos años. “La ausencia del Estado por tanto tiempo permitió que mucha gente acceda a ese mundo, porque ha sido la forma de ascenso social. Eso conlleva la perdida de muchas vidas jóvenes”, expresó y agregó: “Pareciera que el narcotráfico se combate tumbando un búnker en un barrio pobre, cuando en realidad es mucho más efectivo tumbar las cuevas donde se lava la plata para que mucha gente se haga millonaria”.
El comunicado de la CEA se publicó este lunes, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se conmemorará este 26 de junio. En el escrito titulado “Si el Estado se corre, entra el narcotráfico”, la entidad religiosa reafirmó su compromiso en la lucha “contra el flagelo del narcotráfico y el consumo de drogas” que afecta jóvenes de todo el país, y que genera mayor impacto en los que se encuentran en una situación de extrema pobreza. En ese sentido, el mensaje destaca el trabajo que vienen realizando distintas comunidades eclesiales de todo el país, que acompañan “a quienes han caído en la adicción”.
Sin embargo, apuntan que ese trabajo sigiloso y constante no cuenta con el apoyo necesario de los distintos gobiernos. “Vemos con preocupación y dolor que la retirada del Estado de esos ámbitos abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de "Estado paralelo", donde los narcos ofrecen a los jóvenes una vida corta pero aparentemente mejor, y esto a cambio de su dignidad, su libertad y, muchas veces, su vida”, expresa el escrito. Y continúa: “No se puede seguir esperando que quienes acompañan a los jóvenes más rotos lo hagan sin recursos. La entrega gratuita de tantos voluntarios es muy valiosa, pero debe ser complementada con equipos que puedan dedicarse a tiempo completo, y eso requiere financiamiento”.
Por último, el documento remarca la necesidad de las autoridades nacionales, provinciales y municipales de todo el país, ayuden a sostener el trabajo que se realiza en los territorios con recursos que permitan potenciar ese alcance. “Desfinanciar estas obras, demorar la ayuda o relegarlas a la buena voluntad de voluntarios agotados, es una forma indirecta de condenar a muchos a la muerte”, se advierte. “Sin el compromiso económico del Estado, esta ardua tarea no se sostiene. Y si esta tarea cae, no habrá quien reciba a los que tocan fondo buscando una segunda oportunidad”, finaliza el comunicado.
En ese marco, el padre Jorge Aloi consideró que en Rosario se trata de una problemática que hace muchos años viene creciendo, con un impacto mucho más fuerte en los sectores más postergados. “La circulación de drogas es algo que está presente en los distintos estratos sociales. La diferencia es que en los niveles socioeconómicos más altos no hay una necesidad de conseguir dinero para adquirir la droga. Eso, en los barrios más postergados de la ciudad, lleva a situaciones de tensión, conflicto y violencia”, señaló a Rosario/12. “En los barrios muchas veces se ve a los chicos robarles a las propias familias, o a sus vecinos, para acceder a una droga de muy mala calidad”, completó.
En línea con lo planteado por el comunicado de la CEA, el padre de la Parroquia Santa Agripina marcó la importancia del acompañamiento estatal. “En muchos lugares, y durante mucho tiempo, el lugar que ha dejado el Estado lo han ido ocupando las organizaciones narcocriminales. La ausencia del Estado por tanto tiempo permitió que mucha gente acceda a ese mundo, porque ha sido la forma de ascenso social. Eso conlleva la perdida de muchas vidas jóvenes”, expresó y agregó: “Soñamos con que algunos de los chicos encuentren otras alternativas y vivan otra realidad. Pero son esfuerzos desproporcionados con la potencia que tiene todo el mundo que maneja la economía narcocriminal”.
Aloi colabora con el trabajo social que se realiza en Puente Negro, frente al Bosque de los Constituyentes, al otro lado del arroyo Ludueña. Según explica, en esa zona hay un acompañamiento importante por parte del gobierno provincial, a partir de iniciativas como el Plan Abre, que permiten ver algunas mejoras sociales en el lugar. Sin embargo, reconoció que la situación no es la misma en todos los puntos de la ciudad: “Hoy en Puente Negro la cosa parece más organizada. No sé si ocurre lo mismo en otros lugares. Es un respaldo al esfuerzo que se hace para tratar de paliar un poco la realidad tan abrumadora que se nos presenta. Pero sin dudas que el problema es grave y profundo”.
Por último, el referente eclesiástico señaló que muchas veces se pone el foco en lo que pasa en los barrios más vulnerables, cuando el origen del problema suele situarse en otros lados. “Pareciera que el narcotráfico se combate tumbando un búnker en un barrio pobre, cuando en realidad es mucho más efectivo tumbar las cuevas donde se lava la plata para que mucha gente se haga millonaria con la sangre de miles de pibes en los barrios”, consideró. “Lo que se busca es ofrecer oportunidades a los jóvenes, que a veces termina siendo algo mínimo con lo que ofrece el mundo narco. Incluso, si ese camino termina siendo a cambio de una vida corta. Por eso creemos fundamental que se siga acompañando esas tareas”.