La música popular argentina tiene, desde sus inicios y hasta hoy, múltiples nombres que representan al país más allá de las fronteras. Una de ellos es, sin dudas la de Carlos Gardel, cuya voz inconfundible fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003, dentro del Programa Memoria del Mundo.

Figura mítica si las hay, dentro del tango y más allá, hoy, martes 24, se cumplen nueve décadas del trágico accidente que terminó con la vida del cantor, a temprana edad, en la ciudad colombiana de Medellín. Desde aquel luctuoso invierno del 35 hasta estos días “el morocho del Abasto” es sinónimo del 2 x 4 que lo inmortalizó en numerosas películas y en clásicos del cancionero tanguístico como “El día que me quieras”, “Volver”, “Mi Buenos Aires querido” o “Por una Cabeza”, solo por dar algunos títulos.

En el rodaje de la película El día que me quieras. Nueva York, 1935


La infancia del “Zorzal Criollo” transcurrió en Buenos Aires y aunque queda claro que se nacionalizó argentino en 1923, las hipótesis sobre su llegada al mundo no están definidas. Para algunos nació en Tacuarembó (Uruguay), un 11 de diciembre entre 1883 y 1887. Para otros, se asomó a la existencia en Toulouse (Francia) el 11 de diciembre de 1890. Más allá de las opiniones encontradas, el final del cantor fue preciso y quedó registrado por diversos medios de la época. Sin embargo ¿las estrellas de su talla son realmente finitas? Es improbable, porque a 90 años de aquel día que conmovió a sus seguidores, su legado continúa vigente, traspasa generaciones e inspira a artistas de ayer y de hoy.

En ese contexto, y para rendirle homenaje, distintos hacedores de la movida tanguera de Salta recuerdan a “Carlitos”, de quien se dice que “Cada día canta mejor”.

La herencia gardeliana

"A 90 años de su partida, la figura de Carlos Gardel sigue resonando con una vigencia única, especialmente para quienes, desde el corazón dedicamos nuestra vida a la música. Habiendo sido parte de diversos grupos de tango, he tenido el privilegio de explorar su arte y su legado”, dice Ángel Rafael Lapadula, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de Salta, director de la Orquesta Típica Característica de la Universidad Nacional de Salta.

Ángel Rafael Lapadula (Imagen: gentileza Silvina Martínez)


Y amplía: “Gardel no es solo una voz, es la esencia de un sentir, una poesía que trasciende generaciones y fronteras. Imaginar un concierto suyo en Salta, con ese carisma único, es soñar con un hito que hubiera marcado a nuestra gente. Hoy, su música sigue siendo la columna vertebral de nuestro tango".

El instrumentista señala que “el antes y después de Gardel” en el género, “revela su influencia y da sello propio a nuestra música ciudadana, y sin lugar a dudas sigue siendo una inspiración constante que nos impulsa a seguir interpretando y creando. Si lo hubiese conocido, simplemente le agradecería por haberle dado voz a nuestra identidad y por seguir siendo la fuente inagotable de nuestra pasión tanguera”.

En la misma línea, el violinista Juan Ignacio Sáenz, director del ensamble de la orquesta antes mencionada, iguala a Gardel con un punto de quiebre personal y profesional. “Como todo fenómeno que marca una época, también supo anticipar la que vendría. Su voz no sólo le dio forma al tango-canción, sino que encarnó un ideal más amplio: el de una Argentina diversa, híbrida, abierta al mundo sin dejar de mirarse a sí misma”.

Juan Ignacio Sáez (Imagen: gentileza Silvina Martínez)


Asimismo, desde otra óptica, revela: “A Gardel se lo asocia, con justicia, al tango. Pero en su canto también habita la canción criolla, el arrullo campesino, y un oído atento a las múltiples lenguas del mundo: cantó en francés, en inglés, en italiano, y sin embargo, nunca dejó de sonar argentino. Su arte fue un puente entre orillas, un gesto estético que abrazó la pluralidad sin perder raíz”.

Todavía más, en una reflexión propia de este siglo, Sáez añade: “Hoy vivimos otro momento de quiebre. Las culturas dialogan, se mezclan, se reinventan. En esa complejidad, Gardel no sólo sigue vigente, sino que resuena como símbolo de lo que la argentinidad puede ser: una trama hecha de diferencias, donde lo propio y lo ajeno no se oponen, sino que se retroalimentan”.

Para cerrar, conjetura: “Si pudiera hablarle en su tiempo, tal vez le diría: gracias por cantar como cantaste, por no elegir entre lo uno o lo otro, y por mostrarnos que en la música también se juega el alma de un pueblo que siempre está por nacer."

Fran Molins (Imagen: gentileza Horacio Corimayo)


Finalmente, el saxofonista Fran Molins, gestor de una milonga itinerante, la San Pugliese, y parte de La Yunta Brava y otros proyectos que abordan tango y folklore, indica: “A nueve décadas de su partida física Gardel fue, es y será de los mayores símbolos culturales de Argentina y de Sudamérica. Posicionó, sin dudas, a Argentina en el mundo con su voz, y su talento fue reconocido desde el barrio hasta los escenarios más importantes del mundo, llevando la bandera de la cultura del Río de la Plata. Y en Salta, para quienes hacemos tango es una referencia indudable”. 

Carlitos, para sacarle viruta al piso

Gardel no sólo es referencia para los músicos salteños, sino también para aquellos que despliegan coreografías en milongas locales y más allá de las fronteras. Así, Ana Barros y Facundo Arnedo, enamorados gardelianos, describen: “Los bailarines escuchamos a Gardel porque sus tangos tienen un fraseo muy expresivo y marcado, ideal para trabajar la pausa, el tiempo y la interpretación musical. Aunque no todos sus tangos son bailables en el sentido tradicional, sirven como ejercicios ricos para la conexión musical y la sensibilidad”.

Facundo Arnedo y Ana Barros (Imagen: gentileza Azúcar)


En la misma tónica, la dupla, que también se destaca en la docencia del tango danza, considera que la figura de Gardel es y ha sido una gran inspiración por su gran despliegue escénico. “Si pudiéramos hablarle, le agradeceríamos por abrirnos camino, por forjar una identidad que nos permite conectar con el mundo entero desde el abrazo, que es lo más humano y real con lo que contamos hoy”.

Para concluir, confiesan que suelen escuchar “que la gente conoce el tango a partir de Gardel, es prácticamente algo cotidiano, la gran mayoría tiene la figura de Gardel como ícono, como sucede en el resto del mundo. Y Salta, por supuesto, no es la excepción”.