Desde un restaurante en Nueva York hasta las pantallas de millones de suscriptores de Netflix, Nonnas se ha convertido en una ventana a la tradición culinaria y emocional de generaciones. La historia invita al espectador a ser parte de la vida de Joe, un hombre que, tras el fallecimiento de su madre, busca sanar sus heridas a través de un proyecto gastronómico que honra a las abuelas que marcaron su infancia.
La idea surge de la experiencia personal de Jody Scaravella, fundador del verdadero restaurante Enoteca María, un santuario para la cocina casera dirigido por mujeres mayores. El largometraje no es solo una representación del arte gastronómico, sino una travesía emocional que conecta el duelo con la memoria, haciendo del acto de cocinar y comer una celebración de la vida misma. Stephen Chbosky, director de la película, captura esta esencia magistralmente, evocando en cada escena una nostalgia palpable.
Con un guion de Liz Maccie, la película logra sumar al talento cinematográfico una narrativa donde el duelo y la redención coexisten a través del lenguaje universal de los sabores. En Nonnas, cada abuela representa un fragmento del pasado, un hilo que une a Joe con sus raíces más profundas, extrayendo de las recetas familiares una promesa de futuro.
El proceso de sanación de Joe
Primero fue la pérdida. Joe, interpretado por Vince Vaughn, enfrenta la muerte de su madre con una introspección que lo lleva a buscar un acercamiento a su herencia cultural. En medio del dolor, descubre una guía en Bruno y Stella, figuras amistosas que plantan en su mente la semilla de una aventura que redefinirá su camino.
El desafío no solo es personal. Encontrar a las abuelas que cocinarán en su restaurante implica reunir no solo habilidades culinarias, sino identidades profundas que convivirán en un espacio de amor y lucha compartida. Desde la devoción por las salsas de Teresa hasta los postres de Gia, que rescatan la dulzura de la infancia de Joe, cada abuela aporta una historia, un legado que se cocina a fuego lento.
El viaje de Joe también es un proceso de sanación y autodescubrimiento en el que cada paso que da dentro de la cocina lo acerca más a aceptar el pasado y abrazar el presente con gratitud.
Los encuentros memorables de Joe
La llegada de Roberta transforma aún más el mundo de Joe. La mejor amiga de su madre asume el papel de mentora, llevando de la mano al protagonista en su travesía. Roberta, con un carisma que atraviesa la pantalla, se convierte en el ancla de un proyecto que conjuga la historia personal y la épica de cada plato preparado.
El equipo de cocina, liderado por experimentadas manos, se transforma en un microcosmos de historias cruzadas, donde las recetas secretas se comparten y las experiencias de vida se entrelazan con sabor y paciencia. En este proceso, el restaurante en ciernes se convierte en un hogar, una metáfora de la resiliencia que cada mesa puede inspirar.
Reviviendo sentidos a través de la comida
La maestría de Nonnas radica, en gran medida, en su capacidad para transmitir emociones universales a través de los sentidos. Stephen Chbosky centra su narrativa en las pequeñas cosas, en los momentos aparentemente insignificantes que resultan ser los más significativos, como el aroma del pan recién horneado o el sonido de una conversación en la mesa familiar.
Las actuaciones de Lorraine Bracco, Talia Shire y Susan Sarandon elevan cada escena, brindando a sus personajes autenticidad y profundidad incontestables. Su elocuencia en pantalla transforma a sus personajes en anclas emocionales para Joe, y por extensión, para todos aquellos que encuentran consuelo en las pequeñas cosas de la vida.
La película no solo destaca por su cuidada representación de la cultura italoamericana, sino también por su resonancia en cualquier audiencia que comprenda el poder de una comida compartida. Lo que comienza como un simple acto de cocinar, evoluciona en una solemnidad compartida que toca el corazón.


