“Mariana tiene, en mi opinión, el binomio fantástico de dulzura y tragedia que completa la impostura de la orquesta en esta antología de canciones”, reflexiona Pétalo Selser, violinista y referente de la orquesta Cuerdas del Plata, que presentará este sábado 28 La noche interminable, su segundo disco. La cita es a las 23 en Hasta Trilce (Maza 177) con la presencia imprescindible de la cantante Mariana Michi, que se sumó a la particular orquesta de cuerdas para el disco. Michi viene del rock, del jazz, de la canción de autor. Poner un pie en el tango de hoy –todo el disco recorre hitos del “tango siglo XXI” como “Viento solo”, “Conspiración” o “Villa Crespo”- supuso un enorme desafío para ella, más conocida por la alegría lúdica de Miau Trío o la estampa rockera de Mugre.
Michi asegura que vincularse con el tango contemporáneo le “llevó una escucha profunda de la música y de mis emociones”. Así pudo poder cantar -como en “Barracas sin luna”- versos que rezan “bocas gritando tangos en pie de guerra”.
“Yo creo que la expresión del tango es grandilocuente, es ostentoso, es sentencioso, amplifica la pasión, tiene esta cosa en donde te convoca a agitarte o a conectar con lo que está agitado en vos”, plantea la cantante. “En este caso estoy conectando desde un lugar más directo, más animal, sin tanto proceso, sin tanto laberinto; fue conectar con la pasión directamente y eso me generó la posibilidad de habitar algo que en el día a día no es tan común habitar”, advierte. “Para mí obviamente es imposible no hacer algo no convocando a la dulzura y a la ternura, pero siento que el tango me posibilita conectar con otras emociones que son humanas y con las que muchas veces está mal visto conectar en esta época del amor propio y de estar bien, esa cosa muy positiva / negadora”, considera. “La posibilidad que me dio el tango cantando es conectar con emociones muy humanas, sin miedo básicamente, sino sintiendo eso, que siguen de largo, siguen de largo cantando esta música. Es muy agradable esa sensación, es de mucha liberación”.
La violinista cuenta que ese camino llevó mucho tiempo de investigar repertorio entre la orquesta –que tiene una quincena de integrantes, con todo lo que eso implica al armar arreglos tangueros- y la voz de Michi. “Hubo muchos tangos que no grabamos, como ‘La misión’ y ‘Tu nombre’”, rememora Selser.
Con el linaje de la Escuela Goñi detrás, Cuerdas del Plata recorre sonidos bastante oscuros para el género y sus cuerdas, que muchas veces en el tango cumplen roles luminosos y contrastan con el lamento del bandoneón: acá se tiran de cabeza al barro y la oscuridad. “Bueno, el repertorio elegido nos limita un poco a ser luminosos en términos estéticos, porque ya desde la poética los temas del disco tienen una carga que es difícil de contradecir. La carga no solo en términos poéticos y conceptuales de las letras, sino también la construcción de las melodías”, analiza la violinista.
Sobre esta incursión en el tango contemporáneo, Michi asegura que fue una “experiencia vibrante”. “Cantar con una orquesta de cuerdas de 14 tipos y tipas, tocando a ese volumen al lado mío es una experiencia vibrante, que se renueva cada vez que voy a tocar. Es una experiencia álgida y que me deja conmovida. Tocar al lado de instrumentos que suenan a ese volumen de manera acústica es una experiencia física imponente”.