En el mercado volvieron a encenderse los debates sobre el precio del dólar. La cotización cercana a los 1200 pesos parece cada vez más inviable y en los últimos días se dispararon las críticas a la estrategia cambiaria del gobierno. El equipo económico parece preocupado únicamente por llegar a las elecciones sin hacerle caso a la nueva exigencia del Fondo Monetario: poner el dólar arriba de 1500 y recortar el fuerte rojo de la cuenta corriente.
Los planteos sobre la apreciación cambiaria no llegan exclusivamente de economistas alejados del gobierno sino que aparecen también de las principales entidades del establishment internacional. Un ejemplo es la advertencia que hizo la semana pasada la calificadora de riesgo Moody’s, al asegurar que está en riesgo el negocio de muchas empresas locales.
“El proceso de apreciación cambiaria observado en la Argentina durante 2024 y la primera mitad de 2025 derivó en un incremento de los costos operativos denominados en moneda local, con un impacto negativo en la rentabilidad de las compañías”, mencionó la calificadora. Una apreciación cambiaria que genera impacto de lleno en la industria y en las importaciones.
En rojo
Uno de los datos que más circuló durante los últimos días en la city estuvo vinculado justamente con el deterioro de las cuentas externas. Al rojo cada vez más marcado de la balanza de pagos, se suma que el nivel de las importaciones equivale al 32 por ciento del Producto Interno Bruto. Se trata de la cifra más alta de los últimos 135 años y enciende todas las alarmas.
El centro de estudios de la Unión Industrial Argentina publicó un informe con datos impactantes. Las importaciones de bienes de consumo crecieron en mayo al 75,1 por ciento interanual, por un total de 900 millones de dólares. También se dispararon un 194 por ciento las importaciones vía courier, que totalizaron 495 millones de dólares.
La contracara fueron las exportaciones de la industria. Crecieron menos del 2,5 por ciento interanual. Una encuesta de la UIA registró que más del 30 por ciento de las empresas exportadoras tuvo caídas en sus ventas al exterior, mientras que el 11,4 por ciento dejó de exportar.
Para los inversores estos números empiezan a ser algunas de las principales pistas que permiten adelantar que en los próximos meses, una vez que se termine el efecto de la liquidación de la cosecha gruesa, volverán las tensiones, la especulación y las disputas de siempre sobre el precio del dólar. El problema con las divisas es estructural y no se ve sólo en el intercambio comercial.
Con el tipo de cambio en torno de los 1200 pesos, que medido en términos reales es cercano al que había a finales de la convertibilidad, el rojo que empieza a generar el turismo va rumbo a marcar récord históricos. Algunos informes del mercado lo ubican por encima de los 5000 mil millones de dólares (acumulando los últimos cuatro trimestres). Se trata de una cifra casi idéntica a las divisas que generan las exportaciones netas de energía.
Las cuentas externas no cierran y el optimismo del gobierno sobre su capacidad de volver a conseguir deuda con fondos de inversión globales pierde fuerza de cara al segundo semestre. La incertidumbre sobre el futuro de la macro argentina está a flor de piel y no pueden descartarse círculos viciosos. Así lo interpretó el mercado cuando Morgan Stanley decidió la semana pasada mantener a la Argentina en la misma categoría con la que califica a países como Zimbabue o Botswana.