"Chejov siempre seguirá convocándonos, como público y recreadores de su gran arte", asegura Dani Bañares, quien dirige una nueva versión de La gaviota en la que, con un respeto hacia el texto original, busca "la verdad en escena". Actúan Marila Ducca, Pepe Baron, Emilio Regueira, Lucía Cordeiro, Erika Ruth, Vanina Frías, Fernando de Candia, José Zabala y Martín Echauri. El espectáculo se presenta los domingos a las 19 en Teatro El Ojo (Perón 2115).

"Este material que Chejov escribió sirvió de vértice para una revolución artístico- teatral en cuanto a las formas y técnicas para la interpretación de un actor. Nosotros como artistas tomamos ese pequeño gran detalle y tratamos de hacer una puesta realista. Eso implica que los personajes atraviesen lo que Chejov escribió, que no es una simple propuesta estética y de época. Nuestro desafío es, sin modificar los textos ni el devenir de la estructura original, que el resultado sea 'la verdad en escena'", cuenta el director, también a cargo de la adaptación.

Bañares, quien participó en más de 30 producciones como actor y coordina talleres de actuación aparte de ser autor y director, alude a una "pequeña licencia" que se tomó en el trabajo de adaptación. "Si bien los nombres de la obra y de su autor son, si se nos permite, conocidos y/o populares, no pasa lo mismo con el contenido de la misma ni con la vida de Chejov. Teniendo en cuenta la importancia de esta obra y de su autor consideramos importante introducir al público en un contexto. Es nuestra intención que, además de llevarse una buena historia y de pasar un grato momento de teatro, salga con la sensación de haber conocido algo más que su argumento", explica.

Por otra parte, la adaptación es respetuosa de las "formas, el vestuario y las costumbres" de la época de La gaviota, escrita por el autor ruso en 1896 y considerada una de las obras más influyentes del teatro moderno, primera gran colaboración entre Chejov y el Teatro de Arte de Moscú, dirigido por Stanislavski. El director destaca la "visceralidad" que, por momentos, exhiben los personajes y que fue importante a la hora de poner el texto en escena. La puesta de luces tiene protagonismo: fue diagramada acorde a cómo la historia se va desarrollando, "lo que implica gran claridad en los comienzos de la misma y en la presentación de personajes y conflictos, para cerrar con una paleta de colores oscuros y tristes como este buen clásico requiere". "En resumen, una puesta fiel al texto original, según nuestra interpretación", concluye Bañares.

Detrás de escena, completan el equipo Bianca Astuto (asistencia de dirección y producción); Pepe Baron (aparte de intérprete, a cargo de la producción); y Sofía Ambrosini (dirección de arte y vestuario). Como actor, Bañares tiene trayectoria también en clásicos, entre ellos El gorro de cascabeles, de Luigi Pirandello; Nuestro fin de semana, de Tito Cossa; La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde; La verdadera historia de Mariquita y los invasores, de Osvaldo Tesser; La Mueca, de Eduardo Pavlovsky; y Romeo y Julieta, de William Shakespeare. Dirigió obras propias como La carga, Paloma, Como si no pudiera verte, Si no me querés entender por lo menos entendeme y Yonibigud