La actriz y directora Anahí Gadda transita un año de intensa actividad con cinco obras en simultáneo. En una entrevista con la 750, repasa su recorrido, habla sobre su trabajo actoral, los desafíos de los lenguajes escénicos y la potencia política del teatro.
Con una carrera que comenzó en Teatro de San Martín gracias a una beca por mérito académico, Anahi Gadda es hoy una de las figuras más versátiles y comprometidas de la escena teatral argentina. Actriz, directora y cantante, Gadda transita un año lleno de funciones, estrenos y ensayos, que la encuentran en cartel con cinco obras a la vez “Es un año atípico, pero hermoso. Me siento agradecida y exigida a parte iguales”, confesó.
Entre los proyectos que encabeza se encuentra Carnada, obra escrita por Susana Torres Molina y dirigida por Cintia Mariglia. Ahí interpreta a una figura sombría, parte de la conciencia de una mujer cómplice de un abusador. “La dramaturgia de Susana siempre busca incomodar. Y el trabajo con Cintia nos llevó a consumir esos personajes desde lo corporal, desde lo que no se dice pero se respira en escena", explica. El texto, marcado por repeticiones, requiere un trabajo actoral profundo: “La reiteración expresa la negación. Decir muchas veces algo que no se quiere aceptar es parte del conflicto del personaje”.
Gadda también forma parte Préstame tu sueño, escrita por Florencia Aroldi y dirigida por Antonio Célico, y de Subacuatica, una propuesta escénica en una pileta del club Estrella de Maldonado, dirigida por Luciano Caceres y Fernanda Ribeiz. “Actuar en el agua es otro lenguaje. La obra habla de un duelo, y el agua une lo visible y lo invisible. Es física y emocionalmente intensa”
A lo largo de su carrera trabajó con grandes figuras del teatro como Pompeyo Audivert, Ciro Zorzoli y Guillermo Heras. Se formó en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, y ya desde entonces mostró un interés por la dirección, que concretó en obras como Maratón, de Ricardo Monti, con un elenco de jóvenes actores secundarios en gira nacional.
Actualmente prepara dos estrenos más. Uno de ellos es La Escriba, un unipersonal escrito por Sandra Fransen, que combina actuación y bombo legüero, con un lenguaje anclado en lo popular y lo interior del país. El otro es Dejame amarte, de Irina Alonso, un “culebrón teatral” con Antonio Grimau que se presentará en el Teatro 25 de Mayo. “Es un año de muchísimo trabajo, y también de mucho amor al oficio. Todo esto es autogestión, es pelearla, es apostar siempre al teatro”.
Para Gadda, actuar no es simplemente recitar un texto. “Uno incorpora la letra al cuerpo. Cuándo llega la función, ya no se piensa lo que se dice, se siente”, afirma. Su metodología rigurosa le permite sostener cinco obras al mismo tiempo, pero sobre todo, encontrar en cada personaje un nuevo modo de habitar el mundo.
“El teatro es mi lugar de vida, pero también de resistencia. No es solo un trabajo, es el modo en el que elijo estar en el mundo”, resume. Con esa convicción, Gadda sigue construyendo un recorrido que combina compromiso, talento y entrega total a la escena.