El triunfo de la lista encabezada por Juan Monteverde en la ciudad de Rosario se destaca en un contexto en donde el oficialismo provincial se impuso en casi todas las comunas y en 17 de las 19 ciudades que fueron a las unas.
Las coberturas mediáticas --bastante escuálidas-- se encargaron de destacar la performance del oficialismo y de la Libertad Avanza antes que del triunfo del líder de Ciudad Futura.
El favoritismo --por las razones que fueran-- evidenciado por la mayoría de los medios, no se vio reflejada a la hora de los votos. Para empezar, la baja participación, sobre todo en las principales ciudades, es un llamado de atención a la dirigencia politica.
Las listas del oficialismo santafesino festejaron en casi toda la provincia, pero el gobernador Maximiliano Pullaro, que fue el primero en hablar en el Bioceres Arena, y en su análisis de la jornada omitió destacar que "Unidos" ha dejado en el camino casi medio millón de votos en relación a su propia cosecha de hace apenas un par de años. Desde ya que todos los partidos han perdido votos, pero las tendencias que evidencian las diferentes fuerzas son otro elemento a tener en cuenta de cara al 2027.
La dispersión del voto opositor debería también movilizar a sus dirigentes. Hay un 10% entre Roberto Sukerman y Lisandro Cavatorta que no resultaría ilógico ni forzado sumarlo a los 30 y pico de Monteverde.
No se puede hacer lo mismo en el otro bloque, en el de los "oficialismos". Porque mas allá del antiperonismo expuesto, y el antiprogresismo inesperado, hay entre los votantes de Carolina Labayru adherentes al socialismo, a otros partidos menores, y muchos que seguramente no se sienten cómodos con la "cordial relación" que mantiene Unidos con el Presidente Javier MIlei.
No hace falta hacer nombres propios, bastaría revisar los declaraciones, posiciones públicas y actitudes de quienes conforman el Frente Unidos y que pueden ser socialistas, radicales o independientes. El 28% de Aleart no se puede sumar el 25% de Labayru, como si fuera la misma idea. Pueden, tal vez, estar cerca los dirigentes, algunos por convicción, otros por conveniencia, pero en la base electoral subyacen algunos valores que ni la motosierra ni el coro de guacamayos han podido desmontar.
La salud pública, los espacios públicos, la cultura popular, la convivencia democrática, son valores suprapartidarios que sobreviven a los climas de época, inclusive a los vaivenes de las diferentes gestiones.
Hay por delante un par de años muy interesantes, sin perder de vista el contexto nacional y sus condicionamientos. Rosario sigue mostrando reflejos democráticos y una dinámica social que merece ser analizada. Habrá tiempo para eso, sería deseable reencauzar las campañas, moderar el tono y diseñar estrategias que vayan más allá de acusaciones cruzadas o las querellas personales. Los resultados de ayer en Rosario, pueden empezar a poner las cosas en su lugar.