El cardenal Bernard Law, el mayor encubridor de sacerdotes pedófilos en la Iglesia católica, murió por “una larga enfermedad”, según informó el Vaticano, en cuyo seno se había refugiado luego de que proliferaran cientos de denuncias de casos de abuso sexual cometidos contra niños menores de edad. Law, de 86 años, había avalado a los curas violadores mientras estuvo al frente del obispado de Boston entre 1984 y 2002, cuando el escándalo lo llevó a renunciar; el caso volvió a las noticias en 2015, luego del estreno del film –luego ganador del Oscar– Spotlight, que narró la investigación periodística que descubrió esa trama. El Vaticano informó que las exequias de Law serán esta tarde (hora de Roma) en el altar de la Catedral de la Basílica Vaticana, y que aunque la liturgia será celebrada por el decano del Colegio de Cardenales, Angelo Sodano, al final de la misa, el Papa presidirá un rito ad hoc.

Ayer, luego de que fuera informada la muerte del cardenal, el Vaticano dio a conocer el texto de un telegrama de pésame firmado por el Papa.”Elevo oraciones de sufragio para que el Señor, rico de misericordia, lo acoja en la paz eterna y envío la bendición apostólica a quienes compartan el dolor por la muerte del difunto purpurado”, escribió Francisco.

Law había sido nombrado cardenal en 1985, un año después de que Juan Pablo II lo designara al frente del obispado norteamericano. El caso del sacerdote John Geoghan fue el que permitió descubrir la red de encubrimiento cuando una de las víctimas de Geoghan denunció que Law podría tener conocimiento de los abusos. El encubrimiento quedaba en evidencia con el hecho de que, tras las primeras denuncias, el sacerdote fue trasladado a otra parroquia, una estrategia que se reiteró cada vez que había nuevas acusaciones, porque en cada uno de sus nuevos destinos el cura seguía teniendo contacto con niños y adolescentes.

A fines de 2001, una investigación emprendida por un equipo del diario Boston Globe confirmó decenas de casos de abusos, cuyos protagonistas eran removidos de sus parroquias después de ser denunciados. Law era el responsable de ubicar a los acusados en sus nuevos destinos, por lo que los periodistas lo definieron como la “figura central” del escándalo. La investigación dio difusión al caso y le valió el premio Pulitzer al equipo de investigación.

Law renunció al obispado el 13 de diciembre de 2002,  cuatro años antes de cumplir 75 años, límite de edad para ejercer el cargo. “Las circunstancias particulares de este momento sugieren una partida silenciosa. Por favor, conservenme en sus oraciones”, rogaba en su renuncia, que había sido solicitada por 58 sacerdotes de su propia diócesis.

En julio de 2003, Juan Pablo II nombró como sucesor de Law a  Seán Patrick O’Malley, de la orden de los capuchinos, quien afrontó 101 demandas de abuso sexual, que casi llevan a la bancarrota al obispado local. Para evitar cerrar iglesias, O´Malley vendió la lujosa residencia del arzobispo y se fue a vivir al seminario. Fue el encargado de anunciar la creación de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores en diciembre de 2013, una iniciativa del argentino Jorge Bergoglio. Mientras tanto Law se instaló en el Vaticano. Vivió allí hasta ayer, y nunca se presentó a declarar como había sido solicitado por la justicia norteamericana, ni tampoco concedió entrevistas. El 15 de marzo de 2013, dos días después de que Bergoglio fuera elegido Papa, los medios italianos dieron cuenta de que el flamante pontífice se había encontrado con Law en su primera visita a Santa María la Mayor, donde residía. “El cardenal Law estaba presente como arcipreste emérito y vio al Papa, después saludó a Francisco y continuó su camino”, contó entonces el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.