La propuesta del título no es demasiado grave. Basta con reconocer que es un dictador más y ni siquiera de los peores. No es todavía un Hitler o un Netanyahu; ni un Aramburu, un Videla o un Massera.
Presidentes autoritarios, mentirosos, groseros y hasta repugnantes los hubo siempre y los habrá. Por eso no es excepcional que el tipo que nos toca en este turno sea consecuente con su vulgaridad y no s