“No podía dormir, me enroscaba pensando cómo pagar, no quería terminar con una depresión”. Federico tiene 32 años y en mayo sus deudas ascendían a casi cinco millones y medio de pesos, entre la tarjeta de crédito y dos préstamos personales. Aunque siempre fue “prolijo con las finanzas”, la situación comenzó a desbordarlo un año atrás, luego de una mudanza y con un salario casi congelado. “Nunca había debido tanto como ahora”, relata a Página|12.
Como Federico, millones de familias argentinas viven con deudas y mes a mes corren para pagarlas. Entre el boom de las promociones bancarias, la facilidad de pedir dinero prestado en las billeteras virtuales y los devastadores efectos que está produciendo el Gobierno de Javier Milei en los bolsillos, se estima que el 91 por ciento de los hogares argentinos tenía algún tipo de deuda.
Los datos se desprenden de un
relevamiento realizado por el Instituto de Estadísticas y Tendencias
Sociales y Económicas (IETSE), que en mayo precisó que la
mayoría (30,5 por ciento) del endeudamiento era con tarjetas de
crédito. Detrás le seguían los servicios privados —como
billeteras virtuales—, bancos, financieras y prestamistas. La
enorme mayoría de esas deudas se tomaron en 2024, luego de la
devaluación que aplicó la administración libertaria, que provocó
una fuerte suba de la inflación en el primer semestre del año
pasado y el derrumbe del poder adquisitivo.
Vamos naturalizando y aprendiendo a convivir con la angustia y el estrés de que todo el tiempo hay que hacer cálculos
¿Pero para qué se endeudan los consumidores? Principalmente para pagar comida. El informe indica que entre los gastos más destacados se encuentra el rubro de alimentos, que explica el 58 por ciento de las deudas con la tarjeta.
“Aprendemos a convivir con la angustia y el estrés”
Ariel Sillitti
tiene 29 años, es monotributista, trabaja como empleado
administrativo y a comienzos de 2024 comenzó un proceso de
endeudamiento del que aún no ha logrado salir. “Empecé con la
tarjeta de crédito y seguí con los créditos de Mercado Pago”,
explica. Los usaba para gastos diarios, “cargar la SUBE tener algo
de vida social, pero principalmente para pagar comida”, cuenta a
Página|12. El estancamiento de los salarios le pegó de lleno en el
bolsillo: “Mi sueldo empezó a rendir menos de lo poco que ya
rendía”.
Como millones de
argentinos que en el último año y medio han tenido que sumar
changas para compensar la caída de los ingresos, Sillitti recurrió
a pequeños trabajos ocasionales como fletero junto a un amigo,
aunque tampoco así logró salir de las deudas. “Hasta ahora
la solución que encontré fue achicar muchísimo mis gastos, reducir
las salidas y sumar algún laburo cuando tengo tiempo, porque
también estudio y se me hace difícil”, explica.
“Vamos
naturalizando y aprendiendo a convivir con la angustia y el estrés
de que todo el tiempo hay que hacer cálculos, no gastar en cosas
básicas como comida o una salida”, lamenta Sillitti, y dice que
aunque logró estabilizar las deudas el dinero igual no le alcanzará.
“Esto se va a poner peor, no tengo dudas de que por un par de años
vamos a estar así”, advierte con pesar.
Federico tuvo una sensación similar.
Cuenta que debió vender una moto para hacer frente a parte de sus
deudas, pero la situación le produjo ansiedad y malestar. “Me
preocupó bastante, no podía dormir por enroscarme. Nunca había
debido tanto. No quería caer en una depresión”, dice. “Como el sueldo no subía y los precios
aumentaban, empecé a pagar el mínimo y los intereses fueron
creciendo. Los bajé sacando dos préstamos, uno de 1.200.000 y otro
de 700 mil pesos que pensé cancelar pronto para liquidar intereses,
pero no me salió bien y se me complicó”, detalla.
“Para poder sostenerme tenía que
dejar otras costumbres y gustos de lado, no salir a ningún lado, no
disfrutar momentos con amigos, familia, vacaciones al menos por el
siguiente año y medio mínimo. Como digo, era mi estilo de vida de
siempre, a lo que estaba acostumbrado. ¿Por qué resignarlo?”, se
pregunta.
Se duplicó el endeudamiento de las familias
Semanas atrás, un
informe de la consultora EcoGo alertó que el crédito a los hogares
representaba el equivalente al cinco por ciento del Producto Bruto
Interno, el doble que un año atrás, cuando equivalía al 2,3 por
ciento. Sin embargo, aún está por debajo que las cifras más altas,
registradas en pleno gobierno de Mauricio Macri: en 2018 trepó al
6,2 por ciento.
Según el informe
de la consultora que dirige la economista Marina Dal Poggetto
—habitualmente atacada por Milei y los trolls oficialistas—
indica que los niveles de deuda son insostenibles y han crecido con
fuerza desde 2024.
En paralelo, hacer el pago mínimo de la tarjeta y refinanciar la deuda, una opción que va creciendo, tiene intereses elevadísimos: de acuerdo con el banco la Tasa Nominal Anual ronda el 85 por ciento. Y si no se abona ni siquiera el pago mínimo, se aplican punitorios que superan el 100 por ciento, lo que agrava el efecto "bola de nieve".
El endeudamiento
se agravó en el último tiempo también debido a las enormes facilidades que
ofrece el mercado, especialmente a través de las billeteras
virtuales, incluso para quienes hasta hace poco tiempo estaban
totalmente excluidas de los préstamos al no contar con ingresos
formales, en un país donde el 36 por ciento de los asalariados
trabaja en la informalidad y si se suman a los trabajadores
independientes la cifra asciende al 42 por ciento, casi 9 millones de
personas.
En este escenario,
un informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA) dio
cuenta esta semana de la magnitud de la crisis: las líneas de
créditos vinculadas al consumo (préstamos personales y tarjetas de
crédito) tuvieron una mora del 4,9 por ciento. Como contó este
diario, el incumplimiento de las obligaciones sobre el abono de las
tarjetas se duplicó y en un año saltó del 1,9 por ciento al 3,8
por ciento, mientras que las deudas de préstamos personales
escalaron del 4,1 por ciento al 5,6 por ciento.
En paralelo,
crecen los informes que advierten que muchos deudores no pueden hacer
frente a las obligaciones. Por caso, un relevamiento de la consultora
Quantum Finanzas, del economista Daniel Marx, indicó que entre
noviembre de 2024 y abril de 2025 la morosidad de los hogares creció
del 2,5 al 3,7 por ciento, un 46 por ciento de incremento en apenas
seis meses. También aumentaron los cheques rechazados.
Se vuelve todo muy cuesta arriba
Según EcoGo, en
el caso los deudores de billeteras virtuales y otros servicios no
bancarios, la mora afecta al 10,4 por ciento de los créditos
otorgados.
Comida con tarjeta de crédito
La compra de
comida es uno de los principales factores que explican el
endeudamiento con tarjetas, de acuerdo con los relevamientos.
Fernando Savore ha observado el crecimiento de ese fenómeno en los
últimos meses: en el mostrador de su almacén en la localidad
bonaerense de Morón muchos de sus clientes piden pagar con crédito.
“Hacen compras de 10, 12 o 15 mil pesos, compran para el día. Es
gente que ya no tiene plata, lo observo en las últimas semanas del
mes”, dice el presidente de la Federación de Almaceneros en
diálogo con Página|12.
Savore evita promocionar en su comercio
el pago con tarjetas de crédito “para no provocar que los vecinos
se endeuden”. “Hay mucha gente endeudada y si no pagás la cuota
entrás en una bola imparable. Hoy la gente cobra el sueldo, paga la
tarjeta y ya no tiene plata”, dice.
Fernando, de 75
años, jubilado de la mínima que vive en el barrio porteño de Once,
hace las compras del mes con tarjeta de crédito. “Tratamos de
cubrir los gastos para no caer en los intereses, que son terribles.
En general pudimos más o menos cubrir los gastos, que son muy
medidos, porque no tenemos demasiados ingresos”, dijo a este
diario. “Se vuelve todo muy cuesta arriba”, lamenta.