Si se habla de cambio climático y de los nuevos desafíos que la humanidad enfrenta de cara a este fenómeno, el litio debe formar parte de esa conversación. La necesidad de descarbonizar las fuentes de energía fue generando un fetichismo que asocia este elemento a los autos eléctricos y a la innovación tecnológica, pero habría que preguntarse si existe tal panacea y cuáles son los riesgos de su extracción, qué poblaciones son las más afectadas, cuánta agua dulce demanda el proceso y si su explotación debe quedar solo en manos privadas.
El litio (conocido como "oro blanco") es un recurso que se encuentra en los salares altoandinos de la región de Atacama y, en la actualidad, muchas de las tecnologías cotidianas dependen de él. Bruno Fornillo y Melisa Argento, doctores en Ciencias Sociales e investigadores del CONICET, escribieron a cuatro manos Todo sobre el litio (publicado por el sello Siglo XXI).
En este libro proponen abordar la multidimensionalidad del problema y, ante la idea de extracción, se preguntan: ¿cómo?, ¿cuánto?, ¿para qué?, ¿para quién? Los autores hacen hincapié, ya en el primer capítulo, en el litio "como fenómeno cultural". Argumentan que "la ideología del litio, en apariencia menor, es absolutamente central, a la par de la dimensión económica o geopolítica, mucho más investigada".
El trabajo también aborda, entre otros temas, los procesos de resistencia ecoterritoriales frente a la minería del litio, dando cuenta del modo en que se entrelazan con las movilizaciones sociales que luchan contra el saqueo de los recursos naturales y los bienes comunes.