Las vacaciones de invierno enmarcan una nueva edición del superclásico cinematográfico entre DC y Marvel. En representación de la primera está Superman, estrenada un par de semanas atrás y con la que la compañía intenta reiniciar su universo de superhéroes luego de varios años de traspiés recorriendo caminos sin salida. “Reinicio” también es un término clave para la casa de los Avengers, pues allí todavía no hay rumbo claro luego de la partida de Iron Man y compañía. En ese sentido, y como bien reconocen sus responsables durante la conferencia de prensa internacional de la que participó Página/12, Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos se presenta como el nuevo comienzo de algo que promete ser enorme, como es norma en el cine súper.

Se trata de unos primeros pasos con los que Marvel intenta volver a las fuentes, ciñéndose más a la lógica original de las viñetas que al vale todo narrativo de los idas y vueltas entre universos paralelos, los portales dimensionales y las guerras intergalácticas en diversos escenarios. Independiente de los resultados comerciales de la apuesta, lo cierto es que estos cuatro fantásticos -Reed Richards/Sr. Fantástico (Pedro Pascal), Sue Storm/Mujer Invisible (Vanessa Kirby), Johnny Storm/La Antorcha Humana (Joseph Quinn) y Ben Grimm/La Mole (Ebon Moss-Bachrach, el Richie de la serie The Bear)- ya tienen presencia asegurada en Avengers: Doomsday y formarán parte de la Fase 6 del llamado Universo Cinematográfico de Marvel.

Los cuatro fantásticos fueron creados por Stan Lee y Jack Kirby a principios de la década de 1960, y tuvieron tres películas en los últimos veinte años: una en 2005, la continuación en 2007 y un reboot en 2015, todas ellas cuando los personajes estaban bajo el paraguas del estudio Fox. El elegido para timonear los destinos de esta nueva versión es Matt Shakman, quien ya había demostrado capacidad de insuflarle una mirada personal a proyectos de gran escala con la serie Wandavision. Si allí replicaba los usos y costumbres de las sitcom televisivas de la década del ‘60, aquí vuelve al ideario de esa época construyendo un universo retro futurista que define como una “combinación entre Jack Kirby y el Stanley Kubrick de 2001: Odisea del espacio”. “Estos personajes son figuras públicas clave de su época y de los que habríamos oído hablar si hubieran estado en la línea temporal habitual de Marvel. Tuvimos que situarlos en un universo diferente, lo que nos permitió construir este mundo muy particular de los años '60”, afirmó el realizador.

El hijo de Sr. Fantástico y la Mujer Invisible es muy especial.


El planeta donde trascurre la acción se llama la Tierra-828 y luce muy parecida a la Nueva York de aquella época. En una casa digna de una sitcom de antaño -Hechizada asoma como referencia ineludible- es donde la empoderada Sue le cuenta al científico Reed que finalmente ha quedado embarazada. Durante mucho tiempo habían estado buscando ese hijo que llegó justo cuando ya habían abandonado la idea de ampliar la familia. El problema es que ese bebé es tan, pero tan especial que el mismísimo dios del espacio, Galactus (Ralph Ineson), y su guerrera Shalla-Bal / Silver Surfer (Julia Garner) querrán quedarse con él, pues preludian que su rol en el futuro será enorme (¿alguien dijo Terminator?). Apropiarse de la criatura no es la única intención espuria de un Galactus, que también quiere destruir la Tierra y exterminar a todo aquel que se atraviese a su camino. Porque Marvel podrá reiniciar mil veces su lógica narrativa, pero los villanos seguirán sin tener objetivos pequeños.

“Es muy extraño intentar comprenderlo. Siendo un vampiro de 14 mil millones de años, no es el tipo de preparación de personaje que he tenido que hacer antes”, bromeó sobre su personaje Moss-Bachrach, cuyo objetivo fue “pensar lejos de cualquier tipo de humanidad e intentar imaginar cómo sería esa fuerza cósmica con una inteligencia que supera la comprensión humana”. “Y la manera que encontré para lograrlo fue imaginar el poder destructivo de alguien como Galactus, así que vi muchos videos de YouTube de tornados, huracanes y tsunamis para imaginar ese tipo de poder. Fue una forma completamente diferente de abordar un personaje”, explicó.

Pero el auténtico centro narrativo, más allá de un villano con intenciones megalómanas, es la relación entre Sue y Reed. Ella es una mujer completísima: salva el mundo y tiene la fiereza de una líder natural, pero también apuesta a la familia. Podría pensarse en esa acumulación como la consecuencia del arquetipo femenino contemporáneo, aunque Vanessa Kirby, la encargada de darle vida, marca que “esas cuestiones están presentes en los cómics a lo largo de estas décadas”. “Siempre me pareció revolucionario tener a esta madre en el centro de la familia. Una madre que también forma parte integral de un equipo. Cuando empezamos a hablar de Sue con Matt, ya sentía una gran pasión por ella. Me emocionaba mucho la idea de interpretar a esta superheroína embarazada, a esta madre trabajadora. Incluso durante el rodaje fue surrealista porque tenía la panza del embarazo. Matt defendió firmemente que fuera tan compleja, tan feroz, tan cariñosa, tan cálida y todas esas cosas que implican la feminidad”, dijo.

Su pareja, Reed, también tiene sus complejidades aun cuando Shakman considere que “ha cambiado mucho a lo largo de las décadas en los cómics”: “A veces es un científico encerrado en el laboratorio que a los cinco minutos sale a destruir el mundo o a salvarlo. A veces es un esposo y padre devoto. A veces lidera un equipo y se enfrenta a lo más aterrador. Nuestro Reed tenía que ser todo eso que era en los cómics: alguien que no tuviera miedo de entrar en la lucha, que fuera brillante, y un padre y esposo cariñoso. Tenía, en fin, que ser increíblemente humano, pero también increíblemente fantástico”.

"Algo que me resultó interesante fue que alguien tan inteligente tuviera tanta inocencia en sus relaciones humanas”, dijo Pascal sobre Reed. “Esto se ve cuando dice algo incorrecto, interpreta mal una situación o encuentra finalmente la manera de expresar lo que lo agobia. Creo que se siente un poco complejo por el hecho de que la gente no lo capta tan rápido como su mente. Fue divertido crear un comportamiento idiosincrásico en torno a eso. Pero, en el fondo, para mí Reed es un codependiente increíble porque no sabe cómo funcionar sin sus compañeros y se pierde en su propia mente. Su identidad está completamente relacionada con su familia, con su posición en ella, con protegerlos y ser protegido por ellos”.