Hay figuras que se deslizan por las orillas de la historia, aunque hayan hecho de su vida un gesto radical. Maruja Mallo -pintora surrealista española y parte de la Generación del ‘27- es una de ellas. Exiliada por la Guerra Civil, vivió más de 25 años en Buenos Aires, donde también dejó huella. En Marúnica – Reportaje a una pintora española, un unipersonal escrito e interpretado por Cecilia Hopkins, su figura vuelve al presente. Bajo la dirección de Ana Alvarado, el montaje rescata desde el cuerpo, la voz y lo visual a una mujer que pensó, pintó y resistió.

Mallo, además, hizo collage, cerámica, murales, diseñó telas, objetos, mobiliario. Dictó conferencias, viajó sola, y sobre todo, encontró formas de sostener su arte sin renunciar a su independencia, en una época que no ofrecía muchas opciones para las mujeres.

Aunque mantuvo vínculos estrechos con Dalí, Lorca, Buñuel y Alberti, su reconocimiento dentro de la Generación del ’27 llegó tarde. Marúnica busca devolverle esa centralidad, ya no desde el museo, sino desde el escenario. Además de protagonizar la obra, Hopkins es periodista cultural y parte del equipo de Página/12. Su recorrido como actriz e investigadora en antropología teatral le da a su interpretación una textura particular: mezcla rigor, gestualidad y poesía.

Hopkins encarna a la Mallo joven, luminosa y en trance creativo, pero también a la Mallo ya más grande, exiliada, rebelde. Las proyecciones, objetos y climas lumínicos diseñados por Romina Larroca potencian la dimensión visual y simbólica de la puesta, que a su vez dialoga con el vestuario, a cargo de Roxana Ciordia, y las luces, trabajadas junto a Horacio Novelle. “El resto de la poética del espacio es mío -dice Alvarado-, y el texto completo y las decisiones principales de actuación son de Cecilia”.

-¿Cómo llega a vos la obra? ¿Ya conocías a Maruja Mallo?

-Cecilia me comunicó el año pasado que quería hacer una obra sobre este personaje. Nos conocemos del mundo del teatro desde hace muchos años. Vi varias veces sus trabajos unipersonales y me interesa mucho como actriz. Así que dije: “Bueno, bienvenido, tengo ganas de dirigirla”. En 2022 había visto en Madrid la muestra Las Sinsombrero, sobre un grupo de mujeres artistas e intelectuales de la Generación del ’27, desplazadas de la historia oficial que reconoció a Lorca, Dalí y otros. Esa muestra reivindicativa me impactó mucho. Me llamó la atención toda esa generación de mujeres y la verdad es que, de las pintoras, Maruja era la mejor. Entonces, la aparición de Cecilia en 2024 con su interés en Maruja Mallo me encontró con eso. Además, desde hace años trabajo la potencia escénica de las historias de mujeres. Y Maruja era una figura talentosa, empoderada, original, que estuvo muchos años en la Argentina. Era un personaje muy interesante para mí.

-¿Qué te resultó interesante de Maruja Mallo como figura para llevar a escena? No es una figura muy conocida en la Argentina.

-Ella vino exiliada y vivió 25 años en la Argentina, como tantos artistas que tuvieron que irse durante el franquismo o la Guerra Civil Española. Acá tuvo repercusión: vendió obras, se vinculó con Victoria Ocampo, le hicieron notas en Sur, tuvo relación con artistas de acá. Lo que pasa es que la historia recupera más algunas cosas que otras. Este año, en el Reina Sofía, se le dedica una retrospectiva importante, en el marco de una reivindicación de su figura.” Hay un movimiento que rescata a estas personalidades que tal vez tenían una calidad equivalente a la de Dalí, pero eran mujeres. En la Argentina hay obra suya: en el Museo Quinquela Martín hay dos que se exhiben periódicamente y el Malba también tiene alguna. Es como lo que pasó con Leonora Carrington: un día alguien la pone en el centro y aparece. Pero bueno, vivimos en un contexto -o vivíamos, porque por suerte ahora está mucho mejor- en que esas cosas eran así.

-¿Y a vos, en particular, por qué te interesa contar historias de mujeres como la de Maruja Mallo?

-Bueno, en parte porque soy mujer, pero también porque me interesan mucho las artes visuales. Y el unipersonal permite mostrar a una persona que en distintos momentos de su vida tiene características muy particulares. Vemos lo que es la personalidad de un artista y lo evanescente: cómo el prestigio se esfuma si no es recuperado teóricamente. La vida del artista tiene mucho de eso: un reconocimiento que se va esfumando. Pero básicamente es una mujer muy independiente, muy creativa, que vivió una vida muy particular, atravesada por una guerra, el exilio argentino... Es súper atractiva, muy original, como dice el personaje: muy alternativa. Además, Cecilia tiene una formación en encarnar mujeres con su técnica actoral que yo ya había visto y sabía que iba a ser relevante.

-¿El proceso de reconstrucción de su historia es fiel a la vida real de Maruja Mallo?

-Lo que se dice en la obra forma parte de su biografía, tomada de reportajes, textos y testimonios. Todo lo que ella verbaliza sobre su vida es real. Ahora, por supuesto, esto es teatro. Hay momentos en que creamos situaciones, Cecilia baila, las obras se descomponen en formas y ella se mueve en relación con ellas. También hay momentos ficcionales sin correlato directo, en los que el personaje le habla al público como si estuviera viva hoy. Cecilia encarna tanto a la Maruja joven como a la mayor. En otro momento manipula un títere, metáfora de ella misma y de la etapa que vivió en España. Hay muchas capas ficcionales, pero siempre dentro del campo artístico. Lo que dice y vivió es real.

-¿Y la elección de la puesta? ¿A qué apunta la inclusión de títeres, por ejemplo? 

-Las obras de Maruja tenían que estar, porque el público no necesariamente las conoce. Como ella habla de sí misma y de su arte, lo acompañamos con imágenes de sus obras, para que se entienda lo que pintaba, sus distintos períodos. El títere aparece como una tercera forma de mostrarla. Y también porque los títeres, y la escritura para títeres, eran muy representativos en la Generación del ’27. De hecho, García Lorca recorría los pueblos con un carromato de títeres. Así que también hay un guiño a ese mundo.

Marúnica – Reportaje a una pintora española puede verse los viernes a las 20.30 en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.