La gravedad institucional que tiene la intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de Brasil – y que provocó la peor crisis bilateral de la historia – es de final imprevisible. Encaja en el conflicto geopolítico y comercial con los BRICS y la agresiva política arancelaria del gobierno de Donald Trump. Comenzó con China, siguió con Canadá y México, continuó con la reciente capitulación de la Unión Europea y ahora esta tormenta de injerencias se cierne sobre la principal potencia regional de Latinoamérica.