Milei prometió “amurallar el déficit cero y la política monetaria”. Cuando los liberales empiezan a anunciar en cadena nacional que van a blindar cosas, hay que llevarse las manos a los bolsillos. El Tesoro no podrá financiar el gasto con emisión, prefiere pagarle tasas del 70 por ciento a los bancos, y presentará un proyecto para penalizar a los que incurran en déficit, violando la independencia de poderes.
El libertario anti Estado cree que el Estado es él. “Cada peso nuevo que quieran gastar tiene que tener un nombre y un apellido, tienen que decir de dónde sale y a quién se lo sacan”. La oposición podrá matar dos pájaros de un tiro. Por caso, financiar jubilaciones con un impuesto a las grandes fortunas; o dar más presupuesto al Conicet con retenciones a las mineras. Todo en plena campaña.
El riesgo Kuka es la alta probabilidad que ve el mercado de que Milei no reelija. No por los K, que este gobierno se jacta de ser el carcelero de la líder de la oposición, sino por el descalabro financiero. “No volverán estos merda a hacer lío?”, dijo Caputo, el que hizo “merda” las tasas. La política monetaria la decide el JPMorgan que marca los ritmos del carry.
Trump se tiene que pelear con Powell para bajar medio punto la tasa. Milei hace lo que quiere con el BCRA, donde no pudo terminar una pasantía. Hubiera sido mejor si lo cerraba. Se dio el gusto de que le publiquen un artículo donde el profesor ciruela se pone a contar el “Origen y naturaleza del dinero”, y lo firma como presidente. En realidad, como líder de un partido, pues termina con sus conocidas arengas religiosas, escribiendo Dios de forma extraña a la fe del país del Papa Francisco. A veces finge demencia y dice que es a título personal, como si eso fuera posible, o suficiente para exculparlo de la estafa $Libra, o bullyar a un niño autista. Es Dr. Jeckyll y Mr Hyde, pero no sabemos en cuál de los dos roles es más dañino.
El problema lo tiene el equipo económico cuando tiene que cumplir sus delirios mesiánicos “Ni un peso más”. El Tesoro trató de colocar los 15 billones de pesos que le vencían, pero solo le renovaron por el 60 por ciento, a pesar de las tasas del 70 por ciento, y que el BCRA ofrecía una ventanilla de pases activos. La trampa de liquidez de Keynes es para tasas bajas, pero con este gobierno tan afecto a las bandas, podría pensarse una tasa tan alta que hasta el santo desconfía: se prefiere seguir líquido por riesgo de devaluación o reperfilamiento.
Saliendo del BCRA, un secretario del Ministerio de Economía dijo: “Si aquella vez hubo que mandar una ambulancia a Casa Rosada, con esto directamente se muere!”. El resto del equipo económico estalló de risa. Una hiper sería el karma para este Ícaro.
Furiase, llamado “econoburro” por Milei, avisó que suben otra vez los encajes. Esta pulsión a tomar de forma compulsiva el dinero de los bancos, o sea, de los ahorristas, es preocupante. Milei fantasea con el encaje del 100 por ciento de la banca Simons. Que haga el trabajo sucio, cuando vuelva el peronismo solo tendrá que nacionalizar los depósitos.