El canciller de Rusia, Sergei Lavrov, apareció este viernes en Anchorage, Alaska, vistiendo una camiseta con las siglas en mayúscula CCCP, acrónimo ruso de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La sigla aparecía en las indumentarias deportivas en los Juegos Olímpicos y en mundiales. 

Lavrov forma parte de la delegación que precede al presidente de Rusia, Vladimir Putin, para la inédita cumbre que se celebra con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para tratar principalmente sobre la guerra en Ucrania y otros asuntos bilaterales.

El canciller ruso, un peso pesado de la diplomacia durante varias décadas, no hizo declaraciones al llegar, pero la camiseta blanca de estilo vintage que asomaba bajo un chaleco azul fue inmediatamente interpretada como un mensaje de nostalgia de la era soviética, en la línea de lo que Putin ha declarado en numerosas ocasiones.

Esa silenciosa reivindicación soviética trae a la memoria un tiempo en que Estados Unidos y Rusia dominaban el mundo casi sin rivales en la Guerra Fría, que duró desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta el desmantelamiento de la Unión Soviética, en los años noventa y la consiguiente pérdida de influencia de Rusia en la geopolítica mundial.

Precisamente Alaska, donde hoy tiene lugar la cumbre, era parte de la Rusia imperial, pero fue vendida a Estados Unidos en 1867 por una cantidad de 7,2 millones de dólares. Su valor actual reside principalmente en su posición geográfica, que permite a Washington una presencia militar vital en el extremo norte del mundo.