El Tribunal Oral Federal N°1 de Salta condenó al comerciante Lucas Manuel Bonilla, de Salvador Mazza, a 9 años de prisión por el delito de transporte de estupefacientes agravado. El tribunal consideró que un peritaje de voz y otros elementos acreditaron que era quien daba órdenes por teléfono a otros hombres que fueron detenidos en mayo del año pasado con un cargamento de 136 kilos de cocaína mezclada con azúcar. 

La sentencia, dictada el 28 de julio pasado, fue el resultado de una investigación de la Sede Fiscal de Tartagal, a cargo de la fiscal Lucía Orsetti, que pudo probar la intervención del comerciante en el tráfico, a pesar del cuidado que tenía para no ser localizado, como el uso de teléfonos celulares de terceros para comunicarse con los otros integrantes de la banda. 

El tribunal, integrado por Gabriela Catalano, Marcelo Juárez Almaraz y Marta Snopek, tuvo por acreditado que el conductor del camión que transporte la droga, que ya fue condenado a 4 años de prisión en febrero pasado, recibía mensajes de Bonilla, a quien tenía agendado como “Frío”. El peritaje de voz, que arrojó un 80% de coincidencia, “fue determinante como elemento probatorio eficaz para tener por acreditada la verdadera identidad de ‘Frío’ que es Lucas Manuel Bonilla”, sostuvo el tribunal.

Por este transporte ya fueron condenadas también otras personas, en procesos de juicio abreviado. 

El caso se inició el 12 de mayo de 2024, luego de que una patrulla de Gendarmería Nacional acudiera a la ruta nacional 34, entre Embarcación y Pichanal, en respuesta a la denuncia de una automovilista sobre un camionero que estaba realizando maniobras riesgosas. Los gendarmes dieron con el camionero, identificado como Walter Passarino, a la altura del paraje La Quena. El conductor dijo que estaba esperando una carga para luego dirigirse a Salvador Mazza.

Mientras revisaban la documentación del camión y del acoplado, los gendarmes supieron que el chofer tenía antecedentes por hurto calificado y defraudación en la provincia de Santa Fe. Luego advirtieron un fuerte olor a pintura en el sector de la baranda del chasis, junto a la cabina, donde también vieron un chapón que no se correspondía con la fabricación original.

Al mover esa chapa encontraron 422 paquetes, que equivalían a 431 kilos, que en ese momento se pensó que eran de cocaína, pero luego se determinó que, en realidad, se trataba de 136 kilos de estupefaciente y que el resto era azúcar. La fiscalía indicó que la droga tenía una pureza escasa a la habitual, del 3 al 46 %, por lo que en el juicio se barajó la hipótesis de que se debiera a una maniobra de engaño, en el marco de una disputa entre organizaciones narcocriminales.

La investigación que siguió a la detención del camionero llevó a la detención de Bonilla, de su primo Alán Sánchez y de Dante Villa. La fiscalía reunió evidencias que vincularon a los acusados entre sí y con el cargamento de droga. La relación de Villa y Sánchez con Passarino aparecía en las comunicaciones telefónicas.

La fiscal Orsetti refirió que Villa y Sánchez estuvieron a cargo de tareas de logística y control. El primero trasladó al transportista hasta el camión cargado con la droga y le dio un teléfono celular para que se reportara, mientras que Sánchez, por su relación de parentesco con Bonilla, viajaba con éste y lo asistía en su tarea de coordinador y de jefe de la banda.

Passarino, Villa y Sánchez acordaron sus penas a través de procesos de juicio abreviados, en los que fueron condenados. En febrero Passarino y Sánchez recibieron 4 años de prisión y 3 años y 8 meses de prisión, respectivamente. En marzo Villa recibió 4 años de prisión.

Bonilla prefirió ir a juicio. En ese marco, la fiscalía consideró acreditado que Bonilla contrató a Passarino como transportista de la droga, basándose en el análisis de comunicaciones y de un encuentro que mantuvieron en Salvador Mazza, en el que Sánchez cumplió la función de chofer y encargado de la seguridad de la reunión.

La fiscalía constató que el día del hecho Bonilla y Sánchez viajaban en una camioneta Toyota, que fue controlada durante la mañana en la Sección "Senda Hachada" de Gendarmería y que luego fue vista en Embarcación, cerca del camión que salió con la droga rumbo a la ruta 34.

La relación de Bonilla con Villa, Sánchez y otros implicados que aún no fueron detenidos fue probada por la fiscalía mediante el testimonio de gendarmes del control Senda Hachada, quienes sostuvieron haber visto al comerciante ir y venir por ese puesto junto a Villa, Sánchez y otras personas, que -se especula- podrían haber sido eslabones superiores dentro de la organización criminal.

En la sentencia el tribunal también tuvo en cuenta el secuestro en el domicilio de Bonilla de más de 19 millones de pesos, una camioneta Toyota y dos motos de alta cilindrada. Esos bienes fueron decomisados en favor del Estado Nacional, al igual que el camión con acoplado que conducía Passarino y un auto Fiat Tipo que estaba en poder de Villa.