5 - LA VIDA DE CHUCK
(The Life of Chuck/Estados Unidos, 2024)
Dirección: Mike Flanagan
Guion: Mike Flanagan, sobre un cuento corto de Stephen King
Duración: 110 minutos
Elenco: Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Mia Sara, Carl Lumbly, Benjamin Pajak, Jacob Tremblay y Mark Hamill
Estreno en salas

Podrán cambiar  las formas de producción y de consumo audiovisual, pero la costumbre de que cada tanto se estrene una película destinada a ensalzar lo hermosa que es la vida se mantiene inalterable. La más reciente es La vida de Chuck, con la que el realizador Mike Flanagan deja de lado el cine de terror que abrazó hasta ahora para entregarse a uno que busca solazarse con la platea a través de un cuento de hadas un tanto retorcido, integrado por tres historias cuyo punto en común es la presencia del hombre del título. Un hombre que en la primera está a punto de morir y en la última tiene diez años. Entre medio, un rapto de libertad ilustrado en un baile callejero, quizás el único momento en que esta adaptación de un cuento breve de Stephen King, escrito en 2020, logra romper las cadenas que la unen a un murallón hecho de enseñanzas, sermones y misticismo secular.

El origen literario se hace bien visible en una voz en off que acompaña las principales situaciones, como si los guionistas no hubieran logrado resolver de qué manera establecer un marco más adecuado para volcar toda la información. A King también debe atribuírsele la vuelta de tuerca fantástica –en el sentido más literal y menos valorativo del término– que corona el tercer y último segmento. Antes hay otros dos, el primero de los cuales transcurre en una temporalidad muy parecida al presente, aunque con los desastres climáticos totalmente desbordados. En la serena resignación con que todos vivencian la desaparición de parte de California y el apagón definitivo de internet está el punto más inquietante de una película que, en su tramo inicial, funciona como una cruza entre Black Mirror y ¡Qué bello es vivir!, el clásico navideño de Frank Capra.

Al profesor a cargo de una clase de literatura (Chiwetel Ejiofor) –que lee un fragmento de un libro de Walt Whitman que oficia como hilo conductor de los tres relatos– le sorprende poco y nada escuchar de boca de sus alumnos las malas nuevas. En medio de una ciudad muy cerca de la anomia, se cruza una y otra vez con carteles que le agradecen al tal Chuck sus 39 años de servicio. Ni él, ni su ex esposa, con quien se lleva mejor estando separado, ni sus vecinos saben de qué se trata. Sí lo sabe el narrador omnisciente, el dios pagano de este particular universo que continuará desplegándose en el segundo episodio, que transcurre un tiempo antes y encuentra a Chuck (Tom Hiddleston) como un empleado bancario que se detiene ante una artista callejera para un baile improvisado al ritmo de la batería y junto a una ocasional transeúnte. No hay motivo aparente para el lapsus, aunque lo más probable es que se deba a que la melodía lo retrotrajo hasta sus tiempos de adolescente, cuando formaba parte de una banda con amigos.

La tercera y última historia continúa viajando hacia atrás en la vida de Chuck para descubrir diversos hechos dolorosos relacionados con pérdidas muy cercanas durante la infancia. El chico queda a cargo de su abuela y su abuelo, quien tiene uno de los cuartos de la casa cerrado con candado. Lo que hay detrás de la puerta marca la coronación sobrenatural de una película que aspira a la trascendencia. No parece probable que lo logre.