Un preso fue condenado a 5 años y medio de prisión por el delito de comercialización de estupefacientes. Brandon Aramburu -el preso en cuestión- se las ingenió -con cierta vista gorda- para montar una "pyme" de distribución de drogas dentro de la cárcel de Piñero, bajo la órbita del Servicio Penitenciario. Brandon había organizado un sistema de ingreso de droga a través de mujeres embarazadas que entraban al penal como visitas y no pasaban por el escáner corporal. Luego, la sustancia era fraccionada en el pabellón. El análisis de los movimientos bancarios de la novia del principal investigado demostró que en un año y seis meses, recibió transferencias por más de 14 millones de pesos por los servicios prestados.