Entre los diferentes tipos de cáncer hay uno que se destaca por originarse en las células plasmáticas, es decir, en un tipo de glóbulos blancos que tradicionalmente defienden a las personas de las infecciones. Se trata del mieloma múltiple, de protagonismo creciente en Argentina, con una media de diagnóstico de tres casos al día y aproximadamente los 1300 al año. Este viernes se conmemora el Día Mundial de la enfermedad, y la fecha es aprovechada por los profesionales de la salud para visibilizar su presencia y concientizar sobre la relevancia de su detección temprana.

El mieloma múltiple es un cáncer hematológico que emerge en las células plasmáticas. Al mutiplicarse fuera de control, sin embargo, lejos de cumplir con su función de defensa, las células cancerosas culminan por desplazar a las sanas de la médula ósea. Como por lo general los pacientes no exhiben síntomas, uno de los principales problemas que presenta la afección es su identificación. 

Consultado por Página 12, Daniel Alonso, investigador del Conicet y referente del Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTra) de la Universidad Nacional de Quilmes, señala: “Este cáncer se origina de las células plasmáticas, que son las productoras de anticuerpos y derivan de los linfocitos B. De hecho, un marcador de la enfermedad es un anticuerpo característico, que se produce en exceso desde estas células anómalas y puede detectarse en sangre y orina. A veces se diagnostica tarde, porque da síntomas inespecíficos, como dolores en huesos, falta de apetito, fiebre”. Y agrega un dato curioso: “Precisamente, hoy leía que el 4 de septiembre es el aniversario de fundación de Les Luthiers. Su fundador, Gerardo Masana, murió muy joven, a principios de los años 70, de un mieloma múltiple”.

Indicios y cifras

Más allá de esta característica que se focaliza en la dificultad de identificarlo, según la literatura médica, se pueden recopilar indicios que anticiparían un mieloma. El dolor óseo persistente en espalda y costillas; la anemia, la fatiga y el cansancio constante; las náuseas y la somnolencia; y otros como la insuficiencia renal constituyen algunos de los aspectos que permiten sospechar la presencia del cuadro.

No obstante, como se trata de síntomas que también son comunes a otras enfermedades, siempre es recomendable tener los chequeos al día y consultar al profesional de confianza. Más aún en el caso de los adultos mayores, pues, a mayor edad, más chances de tener esta clase de cáncer. La prevalencia más marcada se advierte en la franja etaria que va entre los 50 y los 70 años.

Para poder afirmar la presencia del mieloma, los médicos solicitan exámenes de sangre y orina, radiografías, tomografías y resonancias. También pueden requerir punciones de médula ósea, con el fin de identificar la actividad anómala de células cancerosas.

En el planeta, según la Organización Mundial de la Salud, cada año se reportan 190 mil casos de mieloma. No forma parte de los tipos más frecuentes, ya que el ranking está liderado por el cáncer de mama, el de pulmón, luego el de colon y recto, y después el de próstata. En total, se estima que el cáncer se lleva la vida de 10 millones de personas cada año. Un tercio de las víctimas se caracteriza por un consumo exacerbado de tabaco o alcohol, un elevado índice de masa corporal y la falta de actividad física.

Más esperanzas

Una vez que el mieloma fue confirmado, existen tratamientos que, si bien no ofrecen una cura, sí pueden controlar la enfermedad hasta llevarla a ser casi indetectable por un tiempo considerable. La buena noticia es que, si se tienen en cuenta las dos últimas décadas, la sobrevida de pacientes se incrementó en nada menos que un 140 por ciento. Esto es: si antes un cáncer como este se asemejaba a una sentencia de muerte, hoy la realidad es otra.

A la fecha, gracias a innovaciones médicas vinculadas a la oncología molecular, la inmunoterapia activa y diferentes líneas de acción tradicionales (desde quimioterapia a trasplante de médula ósea), los individuos con mieloma pueden alcanzar una sobrevida media de 72 meses, es decir, el equivalente a 6 años.

En la actualidad, se impone el paradigma de la medicina de precisión, que para el cáncer tiene una premisa clara: este no se manifiesta de igual manera en todas las personas. De hecho, la enfermedad adquiere características particulares de acuerdo a quien se trate, sus rasgos genéticos, los cuidados que tuvo a lo largo de su vida y sus conductas generales con respecto a un amplio abanico de actividades. Bajo esta premisa, desde el campo de la salud, se busca una estrategia diferenciada que se adapte a las necesidades de cada paciente.