Tiempo de cosecha amarga ineludible. Porque desde el 10 de diciembre de 2023, los autopercibidos libertarios (que en realidad son los nietos de la dictadura, los hijos del menemismo y los hermanos menores del macrismo), sembraron odio, represión, industricidio, desprecio, hambre, pobreza, deuda, desocupación, negacionismo, homofobia, racismo y misoginia.
Tiempo de derrota sin revancha, porque parece que no fue un gran plan dejar sin remedios a los pacientes oncológicos, vaciar de alimentos los comedores populares, pegarle a los jubilados, estafar con una criptomoneda y afanarle a los discapacitados.
¿Podían esperar otro resultado, los que por primera vez pisaron el conurbano, para decirle al pueblo en campaña y sin intermediarios, "negros de mierda"? ¿Podían esperar otra cosa los que dijeron que la justicia social era una estafa?
Creyeron que la realidad, no era la única verdad y cocinaron su suicidio político, gritando desde aquella infame ficción del 13.000% de inflación, hasta el relato perverso con el que aseguran haber sacado a 12 millones de la pobreza.
No podía terminar de otra manera una locura que comenzó exigiendo que más de tres tenían que pedir permiso para juntarse en una esquina. No podía terminar de otra manera aquel grito libertario el día de la asunción que clamaba "Po-li-cía, Po-li-cía".
Ayer perdieron en las urnas, la motosierra, el protocolo anti-piquetes, el DNU 70/23, la Ley Omnibus, la Ley Bases, el Pacto de Mayo y la Patria financiera. Perdió el presidente que eligió como enemigo público número uno, a un pibe autista de 12 años.
Perdieron las desregulaciones ridículas y las importaciones suicidas. Perdieron la mesa de dinero del Toto, la crueldad de Bullrich, el cinismo de Pettovello, la violencia discursiva de Adorni, el verso de Francos y el afano a cuatro manos de los Menem.
Perdió un gobierno diseñado exclusivamente para el capital y el mercado. Perdieron Kueider, el pastor que convirtió los pesos en dólares y los hermanitos de la Suizo-Argentina.
Perdieron De Loredo, el comisario conspirador y candidato, Tronco, la Avenida del Medio, los premios internacionales de plástico, Roberto Piazza, Fátima y Yuyito.
Perdieron los que se reunieron con Astiz y los que soñaron con intervenir la provincia de Buenos Aires.
Perdieron Libra y el 3% de Karina. Perdieron Agustín Laje, Oria, la Pepona y "La Derecha diario". Perdieron el FMI, la Sociedad Rural, la Fundación Mediterránea, UIA, CAME y ADEPA.
Perdió el INDEC de Lavagna. Perdieron el Pacto de Acasusso, Macri, Ritondo, Santilli y Valenzuela. Perdieron Lilia, Benegas Lynch y la tarotista que no pudo ver la derrota.
Perdieron Trump, Netanyahu, las cárceles de Bukele, Meloni, Bolsonaro, Vox, Milton Friedman y Thatcher. Perdieron todos los enemigos de América Latina. Perdieron los terraplanistas y los antivacunas.
Perdieron la soberbia de Pareja, los héroes del veto a jubilados, los que van a escuchar ópera a Olivos y los que se saben de memoria los diálogos de "Homo Argentum". Perdieron las redes sociales, las patotas tuiteras, el "pedo buzo", "comprá campeón" y "cárcel o bala".
Perdió el empate técnico, el "último clavo en el cajón", el "Kirchnerismo Nunca más" y la proscripción de Cristina. Perdieron las privatizaciones, la ilusión de un mundo laboral sin derechos y el regreso de las AFJP.
Y perdieron todos los gobernadores que, hasta hace un ratito, fueron cómplices del desastre presente, acompañando en el Parlamento la construcción de un país irrespirable.
Ganó la unidad del peronismo. Ganaron los discapacitados, los expulsados del sistema, los que laburan por sueldos de miseria y la gran pelea de los jubilados. Ganaron la obra pública y la industria nacional.
Ganaron los "cabecitas" de Evita, los "nadies" de Galeano y los "pecadores" de Diego. Ganaron las Madres, las Abuelos, los HIJOS y los nietos que faltan.
Ganaron el Garrahan, el Bonaparte, el CONICET, el INTA y el INTI. Ganó la Universidad pública. Ganaron los que "cagan en latas y pisan el barro". Ganaron Francisco y sus curas pobres y villeros. Ganó Milagro. Ganaron el INCAA, Lali, los jingles de Gelatina, las escuchas de Rial y el Eternauta.
Otra vez las "patas en la fuente" derrotaron a "viva el cáncer"; el aguinaldo al monotributo, el pueblo a la "gente" y la verdad al asesinato de Nisman.
PD: Si alguien no sabe lo que es el antiperonismo, puede hacer un curso acelerado analizando los números de Bahía Blanca. Hace un mes, cuando apareció una encuesta mostrando números muy parecidos a los de ayer, un amigazo bahiense me dijo: "Tuvimos el viento, padecimos el agua y si estos porcentajes son verdaderos, ahora nos merecemos el fuego".
* La columna de Gustavo Campana fue emitida en La Mañana de Víctor Hugo, por la 750, este lunes 8 de septiembre.