El programa de formación y diseño de políticas públicas Clima Sur --organizado por Jóvenes por el Clima y Asuntos del Sur-- llenó ayer el Salón Montevideo de la Legislatura Porteña para presentar tres proyectos que resuelvan tres problemas ambientales claves de la Ciudad: la calidad del aire, la presencia de espacios verdes y las olas de calor.

Bruno Sirote, organizador de Jóvenes por el Clima, explicó: "este proyecto nace de una necesidad de acercar a la sociedad civil --sobre todo a los jóvenes-- a la toma de decisión y a los espacios de elaboración de políticas públicas". El proyecto se desarrolló durante los últimos tres meses en CABA y reunió a siete bloques de legisladores con treinta jóvenes entre 18 y 25 años, que asistieron a seis clases teóricas y tres prácticas. 

Los jóvenes pensaron las propuestas con expertos técnicos de ONGs y think tanks, y con asesores de diputados. También mantuvieron reuniones periódicas con algunos legisladores. Después de instancias internas de elección de los proyectos a presentar en la Legislatura, los creadores de las propuestas las presentarán y se las entregarán a los legisladores.

"En un contexto donde sabemos que la política ambiental y la agenda climática está fuertemente vapuleada, pudimos impulsar este proyecto y fue recibido con brazos abiertos por muchísimos bloques dentro de la legislatura y muchísimos diputados", agradeció Sirote. Para concluir: "el futuro es así, con participación pública y con más jóvenes en la mesa de toma de decisión, generando capacidad para poder construir las generaciones futuras, que son quienes tomarán las decisiones".

"Asegurar un futuro"

León Esquenazi, estudiante de Relaciones Internacionales y coordinador de Jóvenes por el Clima, detalló que los proyectos presentados "son sólo una excusa para involucrarnos, discutir, hacer política y estudiar". El primer proyecto fue expuesto por Facundo Sandoval --uno de los jóvenes del programa-- y se enfocó en la necesidad de espacios verdes. "Según el gobierno de la ciudad, más de 43% de los vecinos viven a más de 500 metros de un espacio verde. Esto no sólo restringe los espacios de cohesión social comunitarios, sino que también tiene un efecto nocivo sobre la salud tanto mental como física de las personas. También se acentúan problemáticas climáticas y ambientales de las ciudades como las inundaciones y las islas de calor. La normativa actual no es clara", sostuvo. Los proyectos presentados son simples, concretos y "posibles de implementar", evalando las características geográficas y proponiendo un uso eficiente de los recursos materiales y económicos.

Estos proyectos de ley buscan "asegurar un futuro más justo y adaptable: mejoras en el bienestar, la salud, la reducción de la desigualdad territorial, un mejor ambiente para la infancia y la tercera edad, un impacto directo sobre la capacidad de resiliencia en nuestra ciudad", caracterizó Sandoval.

La legisladora porteña Claudia Neira (Unión por la Patria) destacó el programa y los tres proyectos presentados. "Esta ciudad y la política en general necesitan mucho de estas instancias donde se pone de manifiesto el interés común y las causas que nos deberían importar a todos y a todas, y se plantea un horizonte de formación también para la gestión, porque es algo que se necesita", reflexionó. A su vez, celebró el encuentro interbloques y sostuvo: "necesitamos una política que debata ideas, que tenga causas, que tenga valores y que tenga la formación necesaria para llevarnos adelante. Sin formación y sin construcción en serio es muy difícil que después, las mejores ideas se puedan llevar adelante".

Neira recordó que en la última sesión lograron aprobar una declaración de preocupación por la calidad del aire en El Pueblito --una zona industrial de Pompeya-- y compartió: "no necesitamos que no exista el desarrollo económico, o que las empresas no generen actividad económica, sino que estas se comprometan a construir un camino para poder revertir esa situación. Ahí tiene que estar el Estado". Así, el proyecto presentado por Karina Walker cobra relevancia: modificar la ley 1116 de la ciudad para establecer un criterio mínimo para el monitoreo y la instalación de nuevos sensores de bajo costo que permitan tomar decisiones fundamentadas y políticas públicas que se adapten a las necesidades poblacionales.

"La contaminación del aire es el segundo factor de riesgo de muerte neonatal y es un riesgo silencioso, pero crítico. Provoca más de 8 millones de muertes a nivel global, superando incluso a las muertes por tabaquismo. La exposición a partículas contaminantes aumenta los casos de asma, bronquitis crónica, neumonía, infartos y accidentes cerebrovasculares", profundizó Walker. El proyecto incorpora el concepto de "espacios particularmente vulnerables", aquellos --como el que mencionó Neira-- expuestos a grandes fuentes de emisiones. También pone foco específico en los centros de primera infancia, primarias, hospitales y geriátricos.

"La lucha es ahora"

Sofía Scirica expuso el proyecto para adaptar la ciudad a las olas de salud porque "el riesgo de muerte por causas naturales se incrementa en un 14% durante días de calor y hasta un 44% en adultos mayores". Así, la política ambiental que proponen se enmarca en una de salud pública: "proponemos una ley de refugios climáticos que permita abordar la salud de forma integral", explicó. El proyecto busca aprovechar la infraestructura existente --pública y privada-- para crear nuevos refugios: "espacios naturales urbanos abiertos o cerrados que pueden atender a no menos de cinco personas frente al calor, brindando posibilidad de reposo, hidratación y refresco en los momentos críticos de urgencias".

Hernán Reyes (Juntos por el Cambio) subrayó la importancia de discutir el ambiente en un tiempo donde "no está de moda": "la discusión ambiental está muy lejos de ser una contradicción con el desarrollo económico, y muy lejos también de ser una agenda de segundo orden frente a la necesidad emergente de las poblaciones vulnerables. La lucha por el ambiente es una lucha del presente, es una lucha del futuro y fundamentalmente, es una lucha de orden humanitario".

Estos fueron los tres trabajos presentados, pero también se elaboraron otros: por ejemplo, Diego de la Cruz participó en uno sobre riesgos climáticos y sobre la ocupación de tierras olvidadas en el sur de Buenos Aires. Y Sebastián Oliva ideó un sistema de alerta temprana ante las olas de calor en la ciudad , articulando con diferentes sectores públicos para una respuesta rápida. "Este tipo de oportunidades ayudan a articular la visión teórica académica con una injerencia real en territorio con diputados, otras personas y herramientas que te permiten, además de conocer, poder implementar los proyectos en campos reales", puntualizó de la Cruz.

El proyecto también tuvo un grupo en Córdoba para resolver los problemas ambientales fundamentales de esa ciudad. Con la misma forma de trabajo, se elaboraron proyectos de biodiversidad y de gestión de residuos.

Informe: Natalia Rótolo.