Estamos viviendo el genocidio brutal del pueblo palestino. El estado sionista de Israel, junto a EE.UU., gobiernos europeos y algunos como el argentino, no dudan en hacerse parte de una guerra mundial contra los pueblos que defienden su soberanía y dignidad.
¿Por qué lo definimos como genocidio? Este término implica que en el ataque a un grupo determinado de población, está la intención de destruirlo. La Asociación Internacional de Académicos del Genocidio (IAGS), aprobó una resolución que declara que las acciones de Israel en Gaza, que ya cobraron más de 80.000 vidas, corresponden a la definición legal de este crimen, identificando además de los miles de muertos, las masacres, la creación de condiciones que afectan a la supervivencia de las personas, como no dejar entrar ayuda humanitaria, el corte en el suministro de agua, de gas, de medicamentos, de atención de salud, de abastecimiento de comida, el ataque a niñas, a madres, para impedir la continuidad de su reproducción. Frente a esto se va extendiendo el horror, pero crece la resistencia y solidaridad. Una de las acciones internacionalistas más intensas en estos días, es la partida de la Flotilla de la Libertad, que busca romper el bloqueo a Gaza, con la llegada de más de 250 personas de 45 países, viajando con toneladas de alimentos y medicinas.
La respuesta del Estado Sionista está siendo el ataque político, comunicacional y físico a la flotilla, utilizando incluso drones. Ya se produjeron dos ataques, uno en el barco Family, en el que viajan los organizadores como Greta Thuberg, y otro ataque al barco Alma. A pesar de estas agresiones, la flotilla sigue navegando con gran valentía. Dialogamos con distintas mujeres que son parte de esta iniciativa humanitaria.
Un bloqueo criminal
Celeste Fierro, diputada por el FIT Unidad, integrante del Movimiento Socialista de los Trabajadores, dice a Las12: “Por supuesto que preocupa que nos ataquen con drones a barcos de la flotilla. Las declaraciones de uno de los ministros del genocida Netanyahu planteaban que iban a tratar a todos los miembros de la flotilla como “terroristas”. El incendio en uno de los barcos, que por suerte no ha tenido ningún tipo de heridos, muestra que ya el sionismo no puede tapar el sol con las manos. Lo que está llevando adelante es un genocidio y los pueblos del mundo se levantan para denunciarlo. Por eso la importancia de esta flotilla, su carácter histórico, por la cantidad de embarcaciones que están navegando rumbo a Gaza para lograr romper ese bloqueo criminal, que está matando a un pueblo de hambre. Por eso es tan importante seguir esta acción, como así también multiplicar las acciones en cada uno de los territorios, porque sabemos lo que significa la opresión, la explotación, y sabemos muy bien lo que significa un genocidio. No podemos permitir que sigan asesinando a niñas y niños. Todo lo que esté en nuestras manos lo tenemos que hacer. A pesar de que nos quieran meter miedo, a pesar de que todo esto preocupa a nuestras familias, tenemos que multiplicar las acciones, alzar la voz, y seguir defendiendo la causa del pueblo palestino, denunciando a los estados cómplices. Muy distinto sería si estuvieran navegando por el Mediterráneo los barcos de las distintas fuerzas navales de los estados, para que frenen este genocidio, para que bloqueen a Israel, pero sin embargo financian, acompañan, no repudian… son cómplices. Hay que exigir la ruptura de relaciones políticas, comerciales y diplomáticas con el estado genocida de Israel. Vamos a seguir nuestro camino, convencidos de que tenemos que abrir con urgencia ese corredor humanitario, hacer todo para poner fin a este genocidio, y que de una buena vez por todas tengamos una Palestina libre”.
La ecuatoriana Alex, migrante en Alemania, cuenta: “Yo vengo del Ecuador, vivo ya ocho años en Berlín, soy parte del movimiento antirracista, anticolonial que estamos acuerpando la lucha de nuestros hermanos palestines. En Berlín son la comunidad refugiada más grande, y esto nos ha llevado a acompañar a la flotilla del Global Sumut. Sumut significa resiliencia, fortaleza, firmeza. Con esos valores y con esa fuerza vamos por esta misión, que no está siendo fácil. Tenemos altercados, nuestro bote es pequeño, pero lo que más nos motiva es que esto llegue realmente al fortalecimiento del movimiento anticolonial, sobre todo en este momento donde el imperialismo de occidente está atacando a nuestros territorios. No solamente el proyecto sionista tiene que ver con Palestina, tiene que ver también con nuestra Abya Yala. Los intereses sionistas amenazan al Cono Sur, sabemos de los planes de “seguridad” que están siendo firmados por los gobiernos de ultraderecha en Ecuador, en Argentina, en El Salvador. Entendemos esto como un movimiento transnacional, global, y si nuestras ancestras nos lo permiten, podremos llegar a aguas de territorio de la Palestina ocupada. Si no llegamos, intentaremos por cualquier otro medio continuar con esta lucha. Nos da mucha alegría ver delegades migrantes. La delegación que viene de Alemania no es solamente de alemanes, sino que estamos también como cuerpos migrantes. Les mandamos un abrazo muy grande, y les invitamos a seguir organizándose de manera autónoma, autoconvocadas, así sea para hacer una olla comunitaria, juntarnos y hablar sobre lo que sucede en Palestina, el genocidio, los genocidios en Sudán y el Congo. Esa conciencia global necesitamos aterrizarla en nuestras localidades para hacer una lucha más fuerte y sobre todo conectarnos. Ése es el sentido. Yo estoy conectada emocionalmente, afectivamente. Mi cuerpo sigue en Abya Yala, pertenezco allí, y voy con esa fuerza”.
Ondear la bandera feminista
Desde México se sumó Arlin Medrano, de veinticinco años, activista y perodista, estudiante de Ciencias Políticas en la UNAM. Ella nos dice: “Vengo en este bote porque hablar en las noticias como conductora de televisión y como comunicadora no me es suficiente. Es importante dar un paso adelante ante la deshumanización que vivimos en este momento histórico. Me uno junto a cientos de humanos y humanas del mundo, para romper el asedio humanitario impuesto por la ocupación israelita. Estoy contenta que vengan mujeres y vengan latinoamericanas, que hemos hecho posible que se pueda unir nuestro sur global latinoamericano en resistencia al genocidio. Pues, no olvidemos que el primer genocidio impartido en la historia fue hacia nuestros pueblos originarios de América. Estoy contenta porque ondea la bandera feminista, y como mujer activista y feminista sobreviviente, me siento honrada de ir en nombre de las mujeres del mundo, a acompañar a las niñas y mujeres en Palestina, a las que han muerto a causa del genocidio y las que resisten ante el mismo. Creo que el feminismo no puede existir si no es interseccional, y entiende que entre él atraviesa el racismo, el machismo, el clasismo y por supuesto, entender que somos pueblos unidos, que nos hemos dado cuenta que una de las mayores trampas del sistema es fragmentarnos y dinamitarnos, hacernos creer que las fronteras justifican la indiferencia, mientras el sistema se une en la opresión”. En relación al ataque a la flotilla expresó Arlin: “No es la primera vez que intentan infundirnos miedo. Pero no lo tenemos. Quizás el miedo debería cambiar de bando.”
Nicole León, ecuatoriana, es actriz marinera y activista: “Mi arte se enfoca en denunciar la cultura de la violación y las opresiones capitalistas a través del arte. En este barco rumbo a Gaza, es muy linda la energía femenina. Estamos varias mujeres del sur global, de Ecuador, Perú, México, Brasil, Argentina. Las mujeres siempre en el cambio, y en el campo de batalla. Ahora, con nuestra misión de llegar a Gaza a romper el bloqueo ilegal, llevar ayuda humanitaria y crear un corredor humanitario, realizamos una acción internacionalista para defender la soberanía de los pueblos. Decimos: afuera el saqueo, el capitalismo, el colonialismo. Esta es una lucha de clases feminista y decolonial”.
Además de las compañeras originarias de Abya Yala, hay otras que llegan desde diversos pueblos. Reyes Rigo, acupuntora, vive en Palma de Mallorca: “Me sumo a esta misión por justicia, por dignidad. Lo hago porque el silencio es complicidad, y alzar esta voz colectiva es un acto de humanidad. Esta flotilla civil está haciendo lo que los gobiernos y las instituciones tendrían que estar haciendo ya hace tiempo. Estos barcos son los barcos de conciencia que desafían el silencio, el apartheid, el capitalismo opresor, el imperialismo y el encubrimiento global del genocidio palestino. Lo hago también porque la solidaridad entre los pueblos es una fuerza histórica. Ya hace casi un siglo, miles de brigadistas internacionales vinieron a España a defender la libertad, los derechos humanos y la justicia. Hoy somos nosotras quienes seguimos ese legado, llevando adelante un compromiso de resistencia y dignidad. ¡Viva Palestina Libre!”
Junto a la convicción, el internacionalismo, la valentía, hay decisiones personales que hacen más compleja la participación de las mujeres. Nos dice en ese sentido Celeste Fierro: “Cuando surgió esta posibilidad con la invitación a ser parte de la flotilla, lo discutimos colectivamente y tenía un peso muy importante lo personal. Ver todos los días cómo asesinan a las personas que están haciendo fila para para tener un plato de comida, a las niñas y niños, tuvo un peso muy grande, porque al tener una niña de nueve años, pensar que si esto avanza y triunfa el sionismo, el mundo va a ser un lugar cada vez más horrible, la verdad es que ni mi hija ni las niñas y niños de todo el mundo creo que se merezcan eso. Es una experiencia muy importante que tiene que fortalecer la pelea en nuestros territorios. El otro objetivo que tenemos es que se rompa el bloqueo mediático que intenta hacer ver a Israel como víctima cuando realmente es el victimario, es el que está llevando adelante un genocidio. Tenemos que seguir peleando por una Palestina libre del río al mar y exigiendo a todos los gobiernos que dejen de ser cómplices. Esto no sucedería si los distintos estados no miraran para otro lado o acompañaran y financiaran al estado genocida como hace el presidente en nuestro país. Por eso también decimos que no es en nuestro nombre, porque somos un pueblo que ha vivido genocidios, los repudiamos, y nos organizamos para que esto se termine”.
Esta vez la marea, verde, multicolor, feminista, se ha lanzado al mar. Y en ella se reaniman los sueños internacionalistas que navegan hacia un horizonte: romper el bloqueo a Gaza, Palestina libre. Vamos con la Flotilla hacia la auténtica libertad.