El eco de las palabras de Javier Milei retumbó más fuerte que las presencias en la sala. El presidente argentino volvió a subir al atril de Naciones Unidas con la misma impronta que lo caracteriza: denuncias contra el “globalismo”, loas a Donald Trump y un repaso de consignas que repite en cada escenario internacional. Esta vez, sin embargo, la postal fue elocuente; apenas un puñado de diplomáticos se quedó a escucharlo.