La bolivarense Andrea Sarnari fue reelecta al frente de la Federación Agraria Argentina (FAA), en el marco de su tradicional asamblea anual, realizada en Rosario. Es la primera mujer en conducir la organización nacida tras el grito de Alcorta de 1912, y a la vez la primera bonaerense en más de medio siglo.
Sarnari fue elegida con el 80 por ciento de los votos y seguirá acompañada en los próximos dos años por José Luis Volando y Claudio Angeleri, como vicepresidentes 1° y 2°. También resultaron electos Elvio Guía y Orlando Marino como síndicos titular y suplente, respectivamente. En el congreso también fueron elegidos directores titulares y suplentes.
Si bien la fecha de renovación de autoridades está fijada con antelación por el estatuto, coincidió con el anuncio oficial de la reposición de las retenciones por parte del ministro Luis Caputo, que convirtió la baja del lunes en la más breve de la historia y en un negocio redondo para unas pocas cerealeras.
La FAA representa un amplio abanico de realidades, que van del pequeño productor de la Pampa Húmeda que cuenta con cincuenta o cien hectáreas propias, el que produce en superficies arrendadas, el que tiene unas pocas hectáreas de viñedos en Cuyo o el productor hortícola intensivo.
A la vez, tiene un curioso estatuto. El mandato presidencial es de un año, renovable. Para ser electo en ese cargo hay que integrar el directorio y el mandato de los directores es de tres años con dos reelecciones posibles, de manera que un mismo presidente podría encadenar hasta nueve años consecutivos.
--Sos la primera mujer en ocupar el cargo... ¿y la primera bonaerense en cuántos años?
--Hace como sesenta o setenta años que la Federación no tenía un presidente bonaerense. Casi todos fueron cordobeses o santafesinos. Se fue dando así, no hubo un motivo particular, porque la representación de las tres provincias es bastante pareja. Hasta hubo una rareza que fue un presidente mendocino, de fuera de la pampa húmeda.
--¿No te sorprendió la marcha y contramarcha del gobierno?
--Para nada. De hecho, el lunes, apenas se conoció la baja en las retenciones, dijimos públicamente que esa medida no era para nosotros, que no nos íbamos a ver beneficiados y que las medidas transitorias apuntan contra la sustentabilidad y la rentabilidad del sector, porque necesitamos reglas claras. También suponíamos que, de las dos condiciones que ponía la medida, el cupo de siete mil millones de dólares o la fecha límite del 31 de octubre, se iba a cumplir antes la primera, aunque no en tan solo cuarenta y ocho horas. No es una medida pensada como política agropecuaria, sino en el marco de la necesidad de dólares del gobierno.
--¿Los productores comparten este mismo análisis?
--Te doy un ejemplo. Ayer charlaba con un pequeño productor de Casilda. Me contaba que vende media cosecha cuando la levanta y con eso paga los insumos, la semilla, el gasoil, el arriendo. Lo que le queda, lo va vendiendo de a veinte quintales por mes para vivir, para ir al supermercado, como todo el mundo. Ese no está especulando con los precios ni las cotizaciones. Por eso el malestar.
--Hay productores grandes que vienen sembrando menos porque el carry trade ofrecía más garantías que la soja...
--No es el caso de nuestros productores, que por definición están pensando en la chacra, como mejorarla, como desarrollarla. Recién ahora, algunos empiezan a operar con futuros, a mirar un poco más las opciones financieras existentes. Por eso la situación entre nuestras bases es de mucho malestar y nosotros lo venimos expresando claramente.
--¿El resto de la mesa de enlace comparte ese mismo malestar?
--Tampoco hace falta que estemos de acuerdo en todo. Cada uno de nosotros representa un sector distinto y tiene muy claros sus intereses. La verdad que es un ámbito que nos permite amplificar determinados planteos o posiciones. Nosotros llevamos ahí la voz de los pequeños productores.
--¿No ves una ruptura en el horizonte?
--No, en absoluto.
--¿Medida de fuerza?
--Es que las medidas de fuerza no las decide la mesa de enlace. Las deciden los productores y le dan ese mandato a sus conducciones. Nosotros tenemos que seguir de cerca el ánimo y la voluntad de los productores. Y ahí hay una explicación.
--¿A qué te referís?
--El ánimo del productor no es el de 2008 sino todo lo contrario. Cuando hay crisis, cuesta mucho más movilizarse, reclamar. Les pasa a los productores agropecuarios, pero también al resto de la sociedad. En aquel momento había muy buenos precios internacionales, el productor tenía plata en el bolsillo y todo era más fácil. Hoy la prioridad es la supervivencia y construir organización en este contexto es mucho más complejo.
--¿La declaración del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, fue leída como una provocación?
--Insisto, cuando el productor está en "modo supervivencia" no analiza la geopolítica. Las preocupaciones son inmediatas, concretas, tienen que ver con el día a día.
--Pero el 7 de septiembre, buena parte del voto chacarero bonaerense migró hacia el peronismo.
--Lo atribuyo básicamente a la desilusión que causó el gobierno nacional en nuestro sector. Cada fracaso genera un nuevo movimiento pendular y así estamos, de la esperanza al fracaso, cuando necesitamos la dinámica contraria: políticas de largo plazo, reglas claras.
Comunicado y rechazo
“Las medidas implementadas no nos beneficiaron en nada a los pequeños y medianos productores; por el contrario, parece un mecanismo implementado a medida de algunos pocos amigos, que en horas se beneficiaron con el fruto del esfuerzo de miles de productores genuinos. El descontento es generalizado porque se anunció una política cortoplacista, dirigida a algunos pocos y con foco en la recaudación”, sostiene el texto difundido por la organización.
También consideraron que “se trató de una brutal transferencia en horas, de los productores a los concentrados; es decir que fue en detrimento de todos los que trabajamos, nos arriesgamos y sostenemos el interior productivo”.
“Si se deja solo al mercado, quedarán muy pocos actores grandes; mientras que miles de chacareros, que somos los que damos vida a los pueblos, nos quedamos afuera del sistema y con eso va desapareciendo nuestro modo de vida y el de nuestras familias”, alertan.