Entender el proceso socio-económico que está transitando China, que tiene enorme impacto sobre el resto del mundo, es un desafío por varias razones. Conspiran contra esa tarea los intereses por parte de los países hegemónicos de Occidente en difundir noticias y conceptos falsos, por un lado, pero también el propio estilo comunicacional chino es difícil de decodificar desde estos pagos. Hay prejuicios ideológicos respecto de lo desconocido, pero sobre todas las cosas, hay un profundo desconocimiento acerca de lo que ocurre en la potencia asiática.

Este cronista participó en representación de Página/12 de un viaje exploratorio a China en el cual se recorrieron las ciudades de Xi’an, Kunming y Beijing. La visita incluyó conversaciones con investigadores especializados, directivos de empresas y funcionarios de gobierno y la asistencia a foros de discusión y ferias de intercambio cultural. Se recorrieron centros de investigación y desarrollo de algunas de las compañías líderes chinas, fábricas petroquímicas y de alimentos, centros de mejoramiento ambiental, líneas de subterráneo, centros comerciales, parques y otros sitios de recreación cotidiana, lugares turísticos representativos de la milenaria cultura china, proyectos de desarrolladores inmobiliarios de avanzada y estadios deportivos.

El presente artículo se centra en el proceso de transformación de la economía china. Tecnología y cultura milenaria, futuro y tradición en la ciudad de Xi'an.

El futuro llegó

“Cuando desde Occidente nos ponemos a imaginar el futuro, surge una idea tipo Black Mirror. Es decir, un futuro en donde la tecnología de algún modo tomó las riendas y somete al ser humano, ya sea por sí sola o por orden de los nuevos magnates tecnológicos o representantes del llamado feudalismo tecnológico. En China, hay una mirada distinta que se asocia a poner la tecnología al servicio del ser humano”, reflexiona Sebastián Schulz, Sociólogo, Especialista en Estudios Chinos por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y candidato a Doctor en Ciencias Sociales.

En China, la sensación de estar viviendo en un futuro es notable. El parque automotor es modernísimo y tiene un alto grado de electrificación y de autos híbridos, junto a los buses y las motos eléctricas. Esto hace que una esquina muy transitada de Xi’an, que por su flujo de vehículos y gente podría equipararse al cruce de la Avenida de Mayo y 9 de Julio, sea absolutamente silenciosa, a punto tal de que este cronista se sorprendió al estar casi susurrando para conversar con un colega.

Si bien el país cuenta con varias empresas de autos eléctricos que son líderes mundiales, la firma BYD es la nave insignia de la tecnología china en el sector: el año pasado vendió 4.270.000 de autos cero kilómetro. El 58% fueron híbridos enchufables, y el 41% restante, eléctricos. Se trata de unidades que van de la gama alta hasta el super lujo. Para los estándares de un coche promedio que se ve circulando en la Argentina, son naves espaciales, dicho mal y pronto. Se viralizó en redes cómo los autos de BYD pasan las pruebas de suspensión de manera increíblemente eficiente, muy por encima de las mejores marcas europeas y norteamericanas.

La historia de BYD es frenética: se fundó en 1994 en la ciudad de Shenzhen como una empresa de baterías recargables y luego de un crecimiento imparable actualmente se posiciona en el puesto 91 del ranking mundial de empresas Fortune 500 con cuatro áreas de negocios: autos, energías renovables, ferrocarriles y microchips.

Desde 2022, BYD ya no produce vehículos con motor de combustión interna. Cuenta con 960 mil empleados en todo el mundo, de los cuales 120 mil se dedican a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. Una de sus principales filiales en China se ubica en Xi’an y fue visitada por Página/12 un domingo soleado por la mañana.

La bienvenida al showroom principal de BYD en Xi'an es una pared ovalada decorada con sus más de 26.000 patentes aprobadas, en representación del acento innovador de la firma. En esa carrera, se destaca la seguridad y capacidad de recarga de las baterías de almacenamiento de los autos de BYD y el chip semiconductor, la "CPU" de los vehículos. Este año, BYD presentó una nueva tecnología de recarga que permite que en 5 minutos de enchufe el auto acumule una autonomía de 400 kilómetros.

China dejó de ser, hace mucho, un país cuya industria es competitiva gracias a los bajos salarios. Por el contrario, el grado de robotización y automatización de los procesos es altísimo, lo cual limita al mínimo el grado de operarios en las plantas y en cambio aumenta la necesidad de ingenieros y técnicos en el monitoreo de los procesos y el desarrollo de software.

Cultura y tecnología

Xi’an es la capital de la provincia de Shaanxi, ubicada en el centro de China. Allí viven alrededor de 12 millones de personas que cuentan con el acceso a una infraestructura urbana del primer mundo. Es una ciudad muy turística, porque está a 40 minutos de los mundialmente famosos "guerreros de terracota", una colección de estatuas que representan las figuras del ejército del emperador Qin Shi Huang.

Las estatuas de los guerreros datan del período que va desde el 221 al 206 a. C., pero fueron descubiertas de casualidad en los años '70 por un agricultor de la zona. Se ubican en fosas de entre cuatro y ocho metros de profundidad. Es un complejo funerario inmenso que fue abierto sólo parcialmente, ya que se estima que hay una enorme porción que quedó debajo de las actuales urbanizaciones de la zona.

El complejo recibe por día a miles de turistas, mayormente locales, que se esfuerzan para ver en puntas de pie a los guerreros. Si bien los visitantes extranjeros son cada vez más, China sigue siendo un destino infrecuente, sobre todo para los turistas occidentales. Desde América latina, el vuelo anda por las 30 horas de mínima, es costoso y estar allá a nivel más operativo requiere estar canchero con las aplicaciones del teléfono más usadas para la vida cotidiana allá, como WeChat y Alipay.

Sin tarjeta SIM que permita tener datos móviles, es muy difícil moverse, dado que muchos negocios ya no aceptan efectivo e incluso a veces tampoco tarjeta de crédito, al tiempo que las aplicaciones del paquete de Google no funcionan allá. De hecho, para chequear el mail o Whatsapp se requiere la instalación de una VPN que modifique el IP de origen. Asimismo, otra dificultad que enfrenta el turista es que la penetración del inglés es todavía muy baja, incluso en sectores en contacto diario con viajantes.

Así y todo, turistear es sumamente ameno en China. Los precios son más que razonables, el ambiente es cálido para los extranjeros y la seguridad para caminar por la calle a cualquier hora es total. Para muestra basta un botón: "Visité Madrid y Barcelona, me parecieron ciudades muy lindas, pero los chinos nos sentimos demasiado inseguros, hay muchos robos", dice una chica china de la delegación.

Otra gran atracción turística de Xi'an es la "Gran Pagoda del Ganso Salvaje", construida durante la dinastía Tang en el año 648 y convertida al poco tiempo en el centro de traducción más importante de textos budistas. El templo se ilumina por la noche y la peatonal con la cual linda concentra una enorme cantidad de gente que pasea, come y se divierte sacándose fotos con los juegos de luces y sombras que proponen decenas de fotógrafos, equipados pero seguramente no profesionales, en los muros de de la Pagoda. Hay también mujeres de todas las edades, desde niñas hasta señoras muy mayores, con vestidos y maquillaje típico, que tienen la tradición del disfraz cada tanto.

Una línea por año

Xi'an está experimentando una febril modernización urbana: su primera línea de subterráneo se inauguró en 2011 y luego de quince años, ya cuenta con 14 líneas super modernas que suman 403 kilómetros de longitud, de las cuales tres funcionan de manera totalmente automatizada, es decir, sin la operación humana. Los sistemas informáticos manejan la velocidad, el frenado, la apertura y cierre de puertas, la temperatura de los coches y hasta cuentan con protocolos de seguridad frente a una emergencia, como puede ser el desmayo de una persona dentro de un vagón.

El caso del subte de Xi'an es representativo del desarrollo industrial de China. Para la construcción de la primera línea de la red, China recurrió a consorcios internacionales para adquirir trenes, sistemas de señalización y de control. Esas licitaciones quedaron en manos de firmas extranjeras como Siemens, Alstom y Bombardier. Las empresas chinas, en cambio, se concentraron en la venta de material rodante, aunque con tecnología importada en los sistemas de tracción, control y frenos.

Paulatinamente, la tecnología extranjera fue reemplazada por desarrollos locales, a punto tal de que a partir de 2020 las nuevas líneas muestran independencia tecnológica, con trenes y sistemas de última generación diseñados y fabricados en China.

Y una vez internalizada la tecnología y desarrollada localmente, el siguiente paso es la exportación: China está financiando y construyendo la primera línea de subte de Bogotá, Colombia, con conducción automatizada. El software de control central proviene de proveedores chinos, al igual que los rieles, sistemas de tracción, señalización y control de trenes.