Violeta y Gerardo tendrán que enfrentar la venta de su casa; no es que no tendrán dónde ir, pero quieren permanecer en su lugar, su barrio. Sin embargo, la familia les elige otro destino. La premisa se articula con un dúo actoral de experiencia: Evangelina Bruno y Tito Gómez; con Miguel Franchi en dramaturgia y dirección. Comando Geronte se estrena este sábado a las 21 en Teatro del Rayo (Salta 2991), y seguirá allí durante los próximos sábados del mes. “Esta obra tiene un poco que ver con confrontar la realidad, no exactamente en la coyuntura pero sí desde una cuestión propia; es decir, es una historia de gente grande. En los ensayos, la asistente técnica, Soledad Hernández, es la más jovencita; ella nos baja un poquito el promedio de edad”, comenta entre risas Miguel Franchi a Rosario/12.
-¿Qué cuestiones internas te movilizaron a escribir esta obra?
-Yo tengo la edad de los personajes, y encima pasa lo que está pasando con los jubilados, con la crueldad del gobierno, siendo yo también jubilado y con la mínima. En la necesidad de responderte la pregunta, me ubico ahí; es imperceptible esa cosa que uno tiene de permeable a lo que está pasando en la sociedad y en uno mismo, la que me ha puesto en este lugar. En este momento lo estoy diciendo, y por primera vez, porque vos me lo preguntás. Estoy parado acá, en esta Argentina, en esta sociedad y en esta edad. Si me apurás, también me gustaría hacer una obra con jóvenes, con la problemática de gente muy joven, a quienes les echamos la culpa de todo a cada rato; y no solamente una obra, donde hay un matrimonio que está a punto de perder su casa. En verdad, no se las van a rematar ni nada parecido, sino que es la misma familia la que los induce, les propone, los obliga, a vender su casa grande, por una oferta que le hace una constructora. Ellos no se van a la calle, van a tener un departamento, pero no se quieren ir; y los ven muy apurados a los hijos, demasiado sedientos. Así se genera este conflicto, de generación contra generación.
-Más allá de la amistad compartida con el elenco, ¿cómo ha sido y es el trabajo estrictamente teatral?
-Cuando nos reunimos, pensando en hacer algo juntos, enseguida planteé que yo podía escribir, a partir de lo que fuera surgiendo en el ida y vuelta entre textos e ideas; algo va quedando después, cuando pasa por el cuerpo de los actores y por sus emociones. Pero sin Soledad Hernández, quien hace la asistencia de dirección, no lo podría hacer; con ella somos un equipo de dirección. Por otro lado, entre todos tenemos muchas cosas en común, y también un mismo abordaje desde la actuación. Tito tiene mucha experiencia en cine y frente a la cámara, y Evangelina, Soledad y yo, hemos compartido mismas instancias en nuestra formación, en cuanto al método de las acciones físicas; es decir, los cuatro hablamos un lenguaje en común. Y desde ahí lo hicimos. Desde ese ida y vuelta. En estos días me preguntaba cuál habrá sido la primera escena que traje escrita, y no me acuerdo. Pero a partir de ahí, se dio todo en un ida y vuelta, en donde los parlamentos se convertían en acción verbal; algunos iban quedando tal como lo decía el actor, otros como los escribí yo, pero la mayoría son una mezcla de ambas cosas. Yo no sé si me considero director, porque creo que a un director, si le ofrecés un texto y determinados actores, a los que el tipo no conoce, lo puede hacer porque es su laburo. Yo, en cambio, puedo laburar solamente cuando hay afecto, ideología, y cosas en común. Si no, no sé si podría. En estas condiciones, éste es el rol que hago y me asumo como tal. Y así fue como se fue dando, se fue creando. Hace un tiempo que el texto quedó definitivo, y lo ensayamos como si fuese una obra escrita hace 100 años; somos minuciosos a la hora de respetar lo que nosotros mismos escribimos.
-De la sinopsis se desprende cierta recurrencia al humor, ¿es así?
-¿Viste cómo es el grotesco, cuando uno dice de qué me estoy riendo y casi se pone a llorar? Ojalá eso se nos esté dando, porque tenemos esos pincelazos. En ese sentido, hemos puesto a jugar también las luces, la música, para los momentos en donde necesitamos un respiro. Yo tengo mucha curiosidad por ver cómo nos va. Hay escenas tiernas y de humor, y después otras, profundas y más fuertes.
En el diálogo con Miguel Franchi, cuya trayectoria reúne cuarenta años y numerosas puestas en escena, largometrajes y series, resalta una cuestión: “Hace como dos o tres años que voy al teatro y no veo obras rosarinas que no me hayan gustado; algunas, de hecho, me han gustado mucho, pero mucho. Pero en esa cartelera también tenemos que estar nosotros, porque tenemos también algo para entregar, algo distinto, propio, y que es este tipo de actuación que tienen Tito y Evangelina. Tenemos que estar, nada más para que exista ese gran arco. Algo que sabrá encontrar el público habitual del teatro. Tampoco es una gran novedad, al contrario, sino que tiene que ver con afirmar algo que hizo, a lo mejor, la generación de nuestros profesores, la mía, y un poco más acá también. Las cosas van cambiando, con nuevas técnicas y nuevos abordajes, pero nosotros venimos a decir ‘Presente’; humildemente, nada más”.
Comando Geronte es una producción de Eternos Debutantes, cuenta con dramaturgia y dirección de Miguel Franchi, actuaciones de Evangelina Bruno y Tito Gómez, asistencia de dirección de Soledad Hernández, vestuario de Laura Perales, música de Julio Franchi, escenografía de Lucas Comparetto, e iluminación de Débora Castillo.