Ayer fue otro miércoles de violencia hacia los jubilados, pero esta semana con un protagonismo especial de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, que se sumó a las fuerzas federales y reprimió a los manifestantes y a los trabajadores de prensa, hubo al menos cuatro personas heridas por golpes y empujones y cinco detenidos. Un informe de los organismos veedores indicó que los efectivos que responden a Jorge Macri hicieron uso de la fuerza de "forma ilegítima, desmedida y sin justificación".
Mientras en la Cámara de Diputados se debatía la reforma al régimen de Decretos de Necesidad y Urgencia para limitar las facultades del presidente Javier Milei, afuera volvió el uso del protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y las fuerzas locales a cargo del excomisario Horacio Giménez. "Se llevaron a tres compañeros presos y nos gasearon como se les dio la gana", le dijo a este diario Virginia, una de las jubiladas golpeadas.
Un día después de que la Justicia procesara al gendarme Héctor Guerrero y al prefecto Sebastián Martínez por lesiones graves contra el reportero gráfico Pablo Grillo y el manifestante Jonathan Navarro, la represión volvió en los alrededores del Congreso cuando los jubilados intentaban hacer un semaforazo. "Yo no podía respirar, realmente tengo que agradecer al servicio de emergencia que nos vino a acompañar", agregó Violeta.
Alrededor de las 16 horas, se produjeron las detenciones de tres personas: el jubilado Víctor Amarilla, que ya había sido detenido el miércoles pasado, y los fotógrafos Fabrizio Fisher y Cristian Balderrama. Luego, alrededor de las 18 horas, mientras la marcha desconcentraba, se produjeron las detenciones de dos personas más: Osvaldo Mansilla y Matías Roldan, que fue aprehendido y derivado por el SAME a un hospital.
Un video del medio Resumen Latinoamericano muestra cómo la policía porteña detiene a Fisher mientras estaba trabajando. Uno de ellos lo toma por atrás y lo arrastra, rapidamente el resto cierra filas con los escudos y el fotógrafo queda rodeado de efectivos. Se registró un "uso de la fuerza ejercido por la Policía de la Ciudad en forma ilegítima, desmedida y sin justificación contra los manifestantes, entre ellas personas pertenecientes a grupos vulnerados como son las adultas mayores", indicó la defensoría del Pueblo de CABA en un informe.
Para Rubén Bogado, del grupo Movimiento Activo de Trabajadores y Jubiladxs (M.A.TyJ), que se trató de una "trampa" porque, a diferencia de las semanas previas, estaba permitida la circulación entre Rivadavía y Callao, y luego aparecieron los efectivos. "Cuando la marcha empezó a disolverse y empezamos a desmovilizar fue cuando entró la motorizada de la federal y la policía de la ciudad. Cuando ya quedaban pequeños grupos, ahí empezaron a chupar a la gente. Se ve que lo tenían ya visualizados y ahí empezaron a agarrarlos para seguir mostrándole al resto lo capaces que son de golpear a los viejos", dijo Bogado. Y agregó: "Fue totalmente distinto, una trampa bien calculada por ellos, por la Bullrich. Aunque la Bullrich no tiene esa capacidad intelectual para poder hacer ese tipo de cosas, sino algún asesor que le dijo, mirá dale abrirle la puerta y cazamos algunos".
Matías Busso, abogado de Asociación contra la Violencia Institucional (ACVI), le confirmó a la web de Página/12 que las primeras tres detenciones fueron convalidadas y que las imputaciones en su contra son por atentado y resistencia a la autoridad y daños. "Hoy hubo palos, no hubo gases. En la primera parte de la represión avanzaron y golpearon y pisaron, pisotearon a una señora de más de 80 años. Realmente fue una situación bastante desesperante. Parecía que la mataban porque la empezaron a pisar y no querían frenar ninguno. Eso también fue un hecho bastante grave", denunció.
Desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) denunciaron "otra vez la represión como respuesta a la tradicional marcha de los miércoles". Y, además, agregaron que En la previa de la concentración, la Policía Federal aprehendió sin razón y luego liberó a un manifestante.
Jubilados y trabajadores de prensa reprimidos, escenas que se repiten cada miércoles en la Argentina de Milei.