“Todo fue por justicia”, dice Pablo Laurta, tiene casco, chaleco antibalas, está esposado y camina hacia la camioneta rodeado de policías. La periodista le pregunta dos veces: “¿Que dijiste?” y el hombre responde de nuevo: “Todo fue por justicia”. Pablo Laurta se mete dentro de la camioneta policial para ser trasladado a la fiscalía de Concordia, es el fundador de una organización a favor de “los derechos humanos de los hombres” que se llama Varones Unidos, es un seguidor manifiesto de Agustín Laje y Nicolás Márquez. El primero es quien en un contexto represivo dijo “cada bala bien puesta en cada zurdo fue para nosotros un momento de regocijo", es también director de la Fundación Faro, que forma cuadros para la denominada por los libertarios “batalla cultural”; el otro, además de ser el biógrafo del presidente Javier Milei declaró que las personas homosexuales son “insanas” y que la homofobia no existe. Lo dijo poco tiempo antes de que el presidente argentino afirmara en Davos que los homosexuales son pedófilos y que hay que eliminar el virus de la ideología woke, un cáncer social a extirpar.

Pablo Laurta es también el principal acusado de la muerte de Luna Giardina -su ex pareja- y Mariel Zamudio -su ex suegra- , y del desmembramiento de Martín Sebastián Palacio, un chofer al que contrató para trasladarse. Cuando comenzaron a circular en redes imágenes que evidenciaban que Pablo Laurta había organizado un evento en el Palacio Parlamentario uruguayo con Laje y Marquez, los dos libertarios salieron a expresar su repudio al hecho y negaron su vinculación con el acusado a pesar de que las fotos los mostraban compartiendo un almuerzo y un viaje en auto. Lo hicieron a través de sus redes sociales, las mismas que usan para agitar a las milicias libertarias con discursos de odio hacia las feministas y las disidencias sexuales con un respaldo que cada vez se acerca más al marco institucional. 

¿Se trata de un caso aislado? ¿Por qué los discursos contra la supuesta ideología de género y el agite de la batalla cultural fomentan un tipo de masculinidad misógina alineada con la ultraderecha?

Menos mal que no se conocían: Laje y Márquez con el presunto femicida Laurta. 
 

 

Cronología del caso y avances en el proceso judicial

Luna Giardina había denunciado en 2023 a Pablo Laurta por agresiones. Se conocieron en 2019 por redes sociales, la joven vivía en Córdoba y él en Uruguay. De esa relación nació P. que hoy tiene cinco años. Al principio Laurta viajaba a ver a su hijo, en la pandemia la relación se redujo a la virtualidad y luego Luna comenzó a viajar con P. a Uruguay donde ella da cuenta de sufrir controles, hostigamiento y agresiones físicas de parte de Laurta.

La periodista cordobesa Virginia Digón, quien tuvo acceso a la causa, pudo saber que el 18 de octubre del 2023 Luna denunció a Laurta por un episodio de agresión que vivió en uno de los viajes a Uruguay. La jueza a cargo de la causa por ese entonces era Mariana Herce, quien dispuso una restricción de acercamiento de 200 metros, prohibición de contacto, un botón antipánico para Luna y tratamiento obligatorio para Laurta, que nunca cumplió. Además impuso a Laurta el pago de una cuota alimentaria que jamás pagó. Dichas medidas fueron prorrogadas en varias ocasiones.

Durante dos años se solicitó a Migraciones que cuando Laurta regresara a Argentina se le colocara una tobillera dual, sin embargo, esa medida no se pudo efectivizar ya que el acusado no se presentó ante los tribunales y cambió de domicilio y de abogados en cuatro oportunidades. Durante ese tiempo, Laurta jamás solicitó a la Justicia un régimen de comunicación o visitas con su hijo. Este viernes el acusado llegará a Córdoba y será trasladado a un penal ubicado a 200 kilómetros de la capital, en el noroeste de la provincia.

Hoy el niño está en resguardo provisorio con una familia del jardín al que concurría y la Secretaría de Niños, Niñas, Adolescentes y Familias de la Provincia de Córdoba se encuentra evaluando a qué familiares podrían entregarle la guarda. Laurta está imputado en Córdoba por el doble femicidio de Luna y Mariel, con el agravante por violencia de género y en Entre Ríos por el homicidio del remisero que lo trasladó a Córdoba.

Nicolás Márquez, el "intelectual" libertario.
 

 

Falsas denuncias

"Si sos hombre y estás en pareja, podés tener una diferencia. Tu pareja puede ir a la comisaría, ponerte una denuncia que puede ser cierta o no, y con eso consigue que te saquen de tu casa y pases un tiempo indeterminado en un calabozo. Estás expuesto a perder sin haber hecho nada ilegal”, dijo Laurta en el programa Desayunos Informales hace siete años. Desde Varones Unidos se ocupó de defender a las "víctimas" de “falsas denuncias”, e incluso en el sitio (que él mismo gestionaba) tenía su propia sección donde aseguraba que las denuncias contra él eran falsas. Esta idea no es casual y tiene un sustento en nuestro país con el proyecto de ley que presentó la senadora radical de la provincia de Santa Fe, Carolina Losada, acompañada por el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, en el que proponen aumentar las penas por “falsas denuncias”. Este proyecto no soluciona esa problemática: refuerza prejuicios, desalienta la denuncia y genera más miedo en quienes se animan a hablar.

Las denuncias falsas son muy poco frecuentes: según ONU Mujeres (2024), representan menos del 1% a nivel global. En España, solo el 0,0084% de los casos de violencia de género. En Argentina, no hay estadísticas oficiales, pero los estudios disponibles muestran que menos del 3% de todas las denuncias penales serían falsas, en su mayoría por delitos económicos.

En cambio, lo que abunda es el silencio: una de cada dos mujeres sufrió violencia por parte de su pareja, una de cada cuatro mujeres que sufre violencia de pareja denuncia, apenas el 18% de las víctimas de femicidio había hecho una denuncia previa y menos del 5% contaba con medidas de protección vigentes.

Mariana Palmero, integrante de Ni Una Menos Córdoba, pudo conversar con vecinos y vecinas del barrio de Luna que le manifestaron haber presenciado situaciones de violencia de parte de Laurta contra Luna. “A partir de la denuncia del 2023 que realizó Luna por lesiones y agresiones la justicia impuso restricciones, medidas preventivas y un botón antipánico.”

A través del testimonio de un vecino, Mariana supo que en enero de 2024, Laurta fue detenido en Córdoba después de pasar tres días escondido en el techo de la casa de Luna. El vecino contó que permaneció junto al tanque de agua y espiaba a Luna, a su madre y a su hijo. Según contó: “orinaba, defecaba y dormía”. Cuando fue arrestado, la Policía encontró botellas de agua, un buzo, un toallón, una trincheta y un encendedor. Por ese hecho, fue imputado por violación de domicilio, amenazas y desobediencia a la autoridad y estuvo 28 días preso.

Las autoridades del jardín al que concurre el niño conocían la situación de violencia por la que había pasado su mamá. La Justicia tiene tiempos muy distintos a los de quienes denuncian y en esa espera están en peligro: el accionar lento de la Justicia en estos casos puede resultar mortal. Por otro lado, Mariana señala: “Hoy no hay por fuera del sistema judicial algún otro ámbito que esté acompañando a las víctimas. Y si bien desde el estado provincial se mantienen programas, no se llega a cubrir el total de la demanda. Si bien había políticas insuficientes, no hay otras entidades que estén acompañando para que puedan superar esa situación o para verificar qué está pasando con esa persona que ingresó al país, pasó por distintas provincias y se movió con total impunidad.”

Laurta cuando fue detenido en un hotel de Gualeguaychú. 
 

 

Masculinidad ¿positiva?

“Masculinidad positiva es lo que ellos utilizan para definir qué es su ser varón”, dice el antropólogo social, Pablo Camacho, que explica a propósito del caso que este tipo de masculinidad argumenta que ha tenido que dejar su lugar en la casa y que entonces las mujeres se adueñaron del hogar y “empezaron a liberarse”. “Plantean que este varón debe regresar y tener el control del hogar y someter a su mujer y a sus hijos. En eso se basa la masculinidad positiva, en recuperar un poder que ha perdido”. Su tesis de grado se tituló “¿Nada que decir, nada que preguntar? Reflexiones ético metodológicas sobre las relaciones de campo en el trabajo con un grupo de reacción ante la agenda de derechos”, la tesis se centra en la organización digital Varones Unidos en donde describe que en estos grupos está muy marcada la posición antifeminista.

Este doble femicidio no es un hecho aislado, sino una muestra estremecedora de cómo la violencia machista se nutre y se legitima en los discursos de odio articulados por la ultraderecha y figuras influyentes como Laje y Márquez, y que además logran cobrar legitimidad desde el Estado. La impunidad con la que Laurta pudo operar, evadiendo la justicia a pesar de las denuncias previas y las medidas de restricción incumplidas, subraya la urgente necesidad de que el sistema judicial actúe con celeridad y perspectiva de género.

Mientras se insiste en impulsar un vago debate de las "denuncias falsas" para acallar a las víctimas, lo que realmente abunda es el silencio, la desprotección y la consecuencia mortal de la inacción. Poner un freno a esta violencia requiere desmantelar la masculinidad misógina que se promueve, asegurar la protección efectiva de quienes denuncian y exigir responsabilidad a quienes, desde plataformas públicas, agitan la "batalla cultural" que culmina en hechos de violencia extrema.