El Fondo Monetario Internacional volvió a marcar el rumbo de la política económica argentina. En un contexto de extrema vulnerabilidad y negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos por los nuevos instrumentos de asistencia, el organismo celebró el respaldo norteamericano, pero exigió al mismo tiempo nuevas reformas estructurales. El mensaje fue claro: el apoyo externo “complementará el programa