Luego tres días de estar cerrado por el robo de joyas que lo puso en la vidriera de los escándalos internacionales, el Museo del Louvre reabrió sus puertas al público con refuerzos de vigilancia y promesas de modernización de los sistemas de seguridad.

Desde ya que la apertura no es completa. La Galería de Apolo, escenario del multimillonario robo de joyas, permanecerá cerrada "un cierto tiempo", según se informó. Así y todo, las puertas abrieron en su horario habitual de las 9, mientras cientos de personas aguardaban haciendo fila en el acceso de la pirámide.

Las autoridades del museo ratificaron que se reforzarán los sistemas de seguridad que durante estos días fueron duramente cuestionados. Pero la presión por el escándalo es tal que el presidente francés, Emmanuel Macrón, pidió que se acelere ese proceso.

"El presidente es consciente de la emoción, la incomprensión e indignación que (el robo) generó en una parte de los franceses y los retos que conlleva, y pidió que presentemos medidas para acelerar su despliegue", informó la portavoz del gobierno, Maude Bregeon.

En tanto, los investigadores indicaron que las ocho joyas de la corona francesa robadas el domingo pasado están valoradas en 88 millones de euros, unos 102 millones de dólares. “Es una cifra extremadamente elevada, sin precedentes y que no puede equipararse a una pérdida histórica”, declaró el martes la fiscal de París, Laure Beccuau.

Por su parte, la directora del museo, Laurence des Cars, se refirió al hecho durante una conferencia de prensa como un  “terrible fracaso”. Dijo que ofreció renunciar, pero su renuncia fue rechazada. Declaró además que la corona incrustada con diamantes y esmeraldas, caída al suelo mientras los ladrones huían con joyas imperiales, podría ser restaurada.

La corona, del siglo XIX y perteneciente a la emperatriz Eugenia —esposa de Napoleón III— está adornada con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, según el sitio internet del museo. "Las evaluaciones iniciales sugieren que una delicada restauración es posible", afirmó Laurence des Cars, directora del Louvre.

Des Cars explicó que la pieza probablemente no se dañó por la caída, sino cuando los ladrones intentaron sacarla a la fuerza por una abertura demasiado estrecha de su vitrina. "Fue aplastada al ser extraída de la vitrina", detalló.

Tras un estudio realizado en 2014, el museo encargó nuevas vitrinas de "alta joyería ultrarresistentes" para albergar las joyas de la corona en la Galería Apolo, recordó des Cars.

"El vidrio no se rompió; se agrietó, y los ladrones lograron pasar las manos, pero el vidrio resistió", explicó. Los ladrones escaparon con otras ocho piezas, entre ellas un collar de esmeraldas y diamantes que Napoleón I regaló a su esposa, la emperatriz María Luisa.

La directora del Louvre, por otro lado, admitió que el sistema de videovigilancia exterior del establecimiento es "muy insuficiente", tres días después del espectacular robo de ocho joyas, un incidente que reavivó la cuestión sobre la seguridad en los museos en ese país.

Laurence des Cars compareció ante una comisión del Senado para intentar explicar cómo fue posible este robo, en apenas ocho minutos y por una valor de más de 100 millones de dólares, en el museo más visitado del mundo.

Des Cars, en sus primeras declaraciones públicas desde el domingo, aseguró que las alarmas del museo funcionaron durante el incidente, pero admitió que las cámaras de vigilancia en el exterior, "están obsoletas".

"El parque [de cámaras exteriores] es muy insuficiente, no cubre claramente todas las fachadas del Louvre", dijo. "Desgraciadamente, en el lado de la galería de Apolo, la única cámara instalada está orientada hacia el oeste" y, por lo tanto, no cubría el balcón afectado por el hurto.

La responsable, que en 2021 se convirtió en la primera mujer en dirigir la pinacoteca, también pidió que se instalara "una comisaría de policía" dentro del establecimiento y sugirió otras medidas "a corto plazo" como "la seguridad de las inmediaciones del Louvre, especialmente en la calzada".

El presidente francés, Emmanuel Macron, por su parte, ordenó "acelerar" el refuerzo de la seguridad en el establecimiento, mientras la policía sigue buscando al grupo de cuatro delincuentes que perpetró el robo.

Los hechos ocurrieron el domingo justo después de la apertura del museo, cuando un comando de cuatro individuos estacionó un montacargas bajo uno de los balcones, dos de ellos subieron a él y con una sierra radial entraron en la sala a través de una ventana.

Los ladrones robaron nueve joyas, entre ellas una diadema de perlas de la emperatriz Eugenia y un conjunto de collar y pendientes de zafiros de la reina María Amelia. En su huida, una de las piezas, una corona, fue abandonada.

El ministro del Interior de se país, Laurent Nuñez, precisó que "más de un centenar de investigadores" están trabajando en el caso. Los detalles del espectacular robo van trascendiendo con el avance de las pesquisas.

Los delincuentes obtuvieron el vehículo montacargas a través de "un seudoalquiler para una supuesta mudanza", según la fiscal de París, Laure Beccuau.

La fiscal también precisó que el servicio de conservación del Louvre estimó los daños en 88 millones de euros (102 millones de dólares), una suma "extremadamente espectacular" pero que "no es en absoluto paralela ni comparable a los daños históricos", lamentó. Los ladrones "no ganarán" ese monto "si tienen la pésima idea de fundir esas joyas", advirtió.

El fabricante del montacargas utilizado para el robo del museo del Louvre aprovechó la conmoción causada para promover su aparato en las redes sociales, abogando por "un poco de humor" respecto a un acto "condenable".

Con sede en Werne (noroeste de Alemania), cerca de Dortmund, la empresa alemana Böcker publicó en sus redes una foto de su montacargas desplegado hasta el primer piso del museo, por donde entraron los ladrones.

"Böcker Agilo puede transportar hasta 400 kilos de tesoros, a una velocidad de 42 metros por minuto, gracias a un motor tan silencioso como un murmullo", dice la publicidad. El jefe de esta empresa, Alexander Böcker, indicó que "vendió ese montacargas hace unos años a un cliente francés que alquila ese tipo de aparatos en París y su región".

A ese cliente, que desea estar anónimo, dijo Böcker, los ladrones del Louvre le robaron el aparato la semana pasada. "Retiraron el logo del cliente y cambiaron la placa de matrícula",agregó. Tras conocer el robo a través de los medios el domingo, Alexander Böcker, de 42 años, y su mujer se dieron cuenta rápidamente que era su montacargas.

"Cuando vimos que nadie resultó herido durante el atraco, tomamos eso con un poco de humor" y comenzaron "a reflexionar como podían utilizar" el hecho, agregó.

Ella tuvo la idea del slogan: "cuando hay que hacerlo rápido". "Por supuesto que este acto es absolutamente condenable", dijo el patrón de la empresa, nieto del fundador. 

En el momento de la reapertura, muchos turistas esperaban ansiosos poder acceder al museo, y desde las 9 de la mañana, hora habitual de apertura. "Teníamos muchas ganas de que estuviera abierto. Habíamos reservado para hoy, no habríamos tenido oportunidad de volver", dijo sonriente Fanny, que vino con su hija desde Montpellier, en el sur.

La galería de Apolo, sin embargo, permaneció cerrada, con tres paneles grises bloqueando la vista y el personal del Louvre pidiendo a los visitantes que siguieran circulando.

El robo del Louvre es el último de una serie de hurtos perpetrados en museos franceses. Menos de 24 horas después del espectacular robo en París, trabajadores de un museo de Langres, en el norte de Francia, constataron el lunes la sustracción de monedas de oro y plata, parte de su "tesoro" hallado en 2011 y compuesto de unas 1.900 piezas acuñadas entre 1790 y 1840, indicó la alcaldía.

El mes pasado, delincuentes irrumpieron en el Museo de Historia Natural de la capital francesa, llevándose muestras de oro valoradas en 700.000 dólares. Ese mismo mes, ladrones robaron dos platos y un jarrón de un museo en la ciudad central de Limoges, con pérdidas estimadas en 7,6 millones de dólares.