“Quiero transformarme en primavera en esta tempestad”, canta Marcelo Filippo en “Una explosión”, una canción clave de Sordos en la discoteca (2025), su nuevo disco junto al grupo Piedra, Papel y Tijera. Pese al caos del mundo y a la agitada actualidad política del país, el cantante y compositor eligió imprimirle un tono optimista a las diez canciones del disco, que transitan por los fértiles caminos del rock argentino. "’¿Sobre qué deberíamos cantar ahora?’. Me apareció la imagen de la canción de protesta. Pero sentía que a su vez la bronca no nos iba a llevar a ningún lado”, fundamenta Filippo. “Entonces, se me ocurrió que quizás algo que nos diferenciaba mucho (del gobierno) era el amor. Pero el amor como motor. Porque estos chabones no aman a nadie, no tienen hijos, no tienen parejas, están solos. En cambio, el motor es ese amor hacia el otro que está al lado, que puede ser tu hermano, tu hijo o tu papá”, dice antes de presentar el disco este viernes 24 de octubre a las 21 en Rondeman Abasto (Lavalle 3177).

Apenas asumió la ultraderecha al gobierno y desplegó su "batalla cultural", en diciembre de 2023, Filippo necesitó canalizar la angustia a través de la música. Pero las primeras canciones que surgieron no fueron pesimistas o dramáticas, sino luminosas y algo esperanzadas. O en todo caso, estas canciones reflejan un mensaje que se contrapone al paradigma individualista y a las lógicas del mercado (“todo es una transacción” y “lo que no genera dinero no sirve”) y reivindican los vínculos humanos y el placer por la creación misma. Las primeras canciones que surgieron fueron “Una señal”, “Una explosión” y “Los ecos”.

“Creo que aparece bastante la palabra libertad en las canciones porque era algo que me daba vueltas en la cabeza: cómo se estaba desvirtuando esa palabra”, precisa el músico. “Una palabra que siempre significó valores progresistas y de izquierda se estaba llevando solamente al lugar de la libertad económica. Pero en realidad es sálvese quien pueda”, continúa. “En ‘Los ecos’ digo: ‘otra vez creímos que la libertad era una pregunta con respuesta’. En 1983, con la llegada de la democracia, pensábamos (que lo malo) se acababa, pero es todo más complejo. ‘Una explosión’ es un canto a la humanidad, como un optimismo rebelde…”.

-Hay una mirada humanista en este disco, ¿no?

-Me parece que no hay que perder eso de vista, por más que parezca naif. También es importante el sentido comunitario y colectivo. Por ejemplo, hay una canción que se llama "Cantar canciones" y tiene que ver con cantar con amigos para sentirnos mejor. Es una oda a la comunión del canto. Como una respuesta de época también se me ocurrió hacer algo medio socialista: invitar a diferentes personas a cantar. En esta canción participan Manu Quieto, Mariana Mazú, Edu Schmidt, pero también está mi vecina. Y todos se sumaron a esa idea de estar igualados en una misma canción. El canto tribal simplemente para cantar juntos.

El disco transita por diferentes paisajes sonoros. Hay caños –trompetas, clarinetes, saxos-, cuerdas, teclados y guitarras. Por momentos, tiene un pulso bailable y casi de pista, como ocurre en la canción “Como antes”. “A mí me gusta mucho el soul setentoso y fue darme el gusto de hacer algo así”, dice Filippo. “En la pandemia a mi hijo medio que lo obligamos a arreglar su pieza. En ese momento era un preadolescente", cuenta sobre esta canción. ”Había cosas que quería sacar, cosas de niños. Entonces, empezamos a sacar y había stickers pegados de Monsters, Inc. Los empecé a arrancar, pero no salían. Y tuve esa sensación de estar arrancando al niño ése que era, pero que se iba. Empecé a sufrir esa ausencia, porque había disfrutado mucho de su niñez. Quedé angustiado de que se terminaba su etapa de niño. Entonces, me fui al estudio a derrumbarme y empecé a escribir esa canción. Uno a veces quiere contener el paso del tiempo pero no se puede”.

Si bien las canciones fueron escritas por Filippo, el abordaje sonoro fue colectivo. En este caso, con sus compañeros del trío Piedra, Papel y Tijera: el bajista Luis Volcoff y el tecladista Pablo Viotti. Los tres hicieron arreglos y producción. “Tenía ganas de hacer un disco más arriba. El anterior lo hice solo en casa y es más de cantautor”, distingue. “Pero cuando estás con otros músicos se genera otra energía. Compuse las canciones y las llevé a la sala para enriquecerlas. La gente con la que te topás siempre te lleva para otro lado y me gusta aprovechar esos enviones”, dice. “El disco es fruto de todas las músicas que uno escucha y más en una ciudad como Buenos Aires. Intenté que sea un disco actual pero también en base a mi mirada”. En vivo, además de Viotti y Volcoff, lo acompañarán el guitarrista Rafael Varela, el baterista Lautaro Cottet y Pamela Sleiman en clarinete y saxo.

-¿Por qué pensaste en Fernando Cabrera para "Lo que queda será"?

-La canción tiene algo de Cabrera. Luis lo conoce y consiguió que estuviera. Fue glorioso estar con él. Disfruté mucho de ese día. Conocía su obra, pero no lo conocía personalmente. Conocí muchas de sus canciones porque las cantaban amigos. Es un compositor notable para todos los cantautores. Cabrera tiene un estilo muy particular, me encanta cómo construye la canción.

-¿Tu lugar de procedencia y pertenencia es el rock?

-Sí, totalmente. Tuve épocas más folklóricas pero se nota que tengo la base en el rock. Y sobre todo en el rock nacional. Yo soy de los que aprendí a hacer canciones con Charly, Spinetta y Fito. Ése es mi norte. Pasaron muchas cosas en el medio pero siempre siento que está esa esencia de las armonías, que los discos sean distintos. En "Los ecos", por ejemplo, hay referencias a Spinetta ("Si la lluvia borra la maldad/ y el futuro oculta las respuestas") y a Litto Nebbia ("Es que el amor no viene con receta/ ni sabe qué puerta hay que tocar").

-¿Por qué Sordos en la discoteca?

-A mí me gustaba la idea de estar en un lugar y no entender bien qué pasa, como si estuvieras sordo. Estar en una discoteca y que todo el mundo esté bailando, pero vos no estás escuchando la música. Hay algo de esa idea que me gustó, de no entender lo que está pasando o estar fuera de lugar. El título es ambiguo. Algunos me dijeron que era una especie de crítica a cómo se consume la música en la actualidad. Como letrista me interesa que los mensajes se decodifiquen de diferentes maneras y que te abra nuevas preguntas. El oyente es activo.