An Early Frost (1985), dirigida por John Erman

Transmitido en noviembre de 1985 en la televisión estadounidense de aire, este telefilm entraría de lleno en la categoría “enfermedad de la semana” de no ser por varias características de excepción. Se trata del primer largometraje de la historia en tocar el tema del VIH/SIDA de manera frontal y central: su protagonista es un joven y exitoso abogado interpretado por Aidan Quinn que debe salir obligatoriamente del closet ante su familia luego de enterarse de que ha sido infectado con “esa enfermedad”, como se la llama en varios momentos. Los guionistas debieron pasar varias pruebas de censura antes de que se encendiera la luz verde: resulta notable la ausencia del más mínimo contacto físico entre el protagonista y su pareja. El reparto es poco menos que de lujo: John Glover interpreta con fiereza a un “mariposón” arquetípico en los estadios terminales de la enfermedad al tiempo que Gena Rowlands y Ben Gazzara vuelven a brillar juntos como los no tan comprensivos padres de familia. Vista a la distancia, An Early Frost puede apreciarse como un acto de coraje en un momento de la historia donde al prejuicio y la incomprensión se le sumaba la falta casi absoluta de información.


Silence=Death (1990), dirigida por Rosa von Praunheim

“El mundo tiene sida”, afirma Allen Ginsberg cerca del final de Silence=Death, primera parte de una trilogía de films sobre el tema dirigida por el prolífico cineasta experimental alemán Rosa von Praunheim. El título, tomado del famoso poster coronado por un triángulo rosa —que el colecto Act Up sigue utilizando como logotipo institucional—, describe a la perfección esta película orgullosamente under que registra las respuestas de los artistas neoyorquinos a la epidemia, que estaba alcanzando su punto máximo de diseminación. La primera secuencia, en el estilo polémico que hizo famoso al realizador, registra una performance del actor Emilio Cubeiro: luego de un discurso pesimista sobre los tiempos que corren, un disparo en su propio ano termina en suicidio y sangrienta toma de posición política. El recorrido abarca entrevistas, la descripción de obras de arte gráfico y pictórico, la manufactura de uno de los famosos quilts (edredones) conmemorativos e imágenes de una de las protestas callejeras de Act Up. La segunda parte de la trilogía, Positive, incluye entrevistas al periodista Phil Zwickler y al dramaturgo Larry Kramer y en ella alguien afirma que “el sida es nuestro Pearl Harbor, pero ganaremos la guerra”.


Y la banda siguió tocando (And the Band Played On, 1993), dirigida por Roger Spottiswoode

Basada en el libro homónimo de Randy Shilts, esta superproducción de la cadena televisiva HBO tuvo un lanzamiento en salas de cine de todo el mundo y significó, junto con Filadelfia, el ingreso definitivo a las pantallas de una temática considerada tabú durante demasiado tiempo. En la tradición del film basado en hechos reales y con una narración coral que abarca casi veinte años de historia, el guion de Arnold Schulman y el propio Shilts (el gran cronista de aquellos años aciagos, quien falleció un año después del estreno de la película) reconstruye el descubrimiento de los primeros casos de infección, los esfuerzos de un puñado de científicos por descubrir el virus y conseguir fondos estatales para la investigación (incluidas las disputas de poder y prestigio entre laboratorios) y la nueva ola discriminatoria disparada por el así llamado “cáncer gay”. El reparto de talentosos actores y actrices incluye a Matthew Modine, Alan Alda, Ian McKellen, Nathalie Baye, Anjelica Huston, Richard Gere y Phil Collins en el rol de un poderoso dueño de “baños públicos”. Una década más tarde HBO intentaría repetir la fórmula, aunque con resultados no tan interesantes, con la ambiciosa miniserie Angels in America, basada en la galardonada obra de Tony Kushner.


Filadelfia (1993), dirigida por Jonathan Demme

Hollywood dio finalmente el gran paso con este drama basado libremente en un caso real que terminaría sentando jurisprudencia. Filadelfia toca no sólo el tema del sida sino también -incluso en una mayor medida- la prevalencia de la homofobia en grandes estratos de la sociedad estadounidense. Tom Hanks interpreta al abogado de un prestigioso bufete que es despedido luego de que la firma descubre su diagnóstico como portador del virus del VIH. Denzel Washington es el encargado de llevar su caso a juicio, luego de un primer contacto que resulta poco menos que desesperanzador: homofóbico y aterrado por la posibilidad de un contagio, el rechazo inicial es rotundo. El guion de Ron Nyswaner sufre de lo que podría llamarse exceso de crítica social biempensante, pero las potentes performances de los actores principales y el olfato de Demme para evitar la declamación por medios cinematográficos transformaron a Filadelfia en una de las películas más nominadas a los premios Oscar de ese año, imponiéndose, con el paso del tiempo, como un auténtico clásico del cine de denuncia de los años 90.


Yesterday (2004), dirigida por Darrell Roodt

Nominada a un Oscar como mejor película de habla no inglesa (el idioma que se escucha es estricto zulú), este largometraje del sudafricano Darrell Roodt se aleja de los centros urbanos y las “poblaciones de riesgo” para retratar la vida de una mujer en una conservadora aldea del interior de Sudáfrica, luego de descubrir que es portadora del virus. Esposa y madre en el sentido más tradicional de ambos términos, a la reticencia inicial del marido a reconocer su propia infección se le suman los enormes prejuicios de las mujeres del poblado. Roodt se apoya en un registro realista y, por momentos, contemplativo de los acontecimientos, pero aporta a su vez algunas pinceladas de fábula en el derrotero de la heroína, que debe no sólo continuar con el esforzado trabajo rural y la crianza de su hija sino también batallar contra el deterioro de su propio cuerpo. Un año antes del estreno de Yesterday, el documental State of Denial, de la documentalista Elaine Epstein, ofrecía una dura mirada general acerca de la epidemia del sida en Sudáfrica, el país con mayor cantidad de infectados en el mundo.


Les temoins (2007), dirigida por André Téchiné

Nunca estrenado en nuestro país, la traducción del título de este film del veterano realizador francés resulta más que pertinente: sus protagonistas son los testigos del comienzo de la epidemia en Francia. El triángulo sentimental conformado por una pareja muy liberal (Emmanuelle Béart y Sami Bouajila) y un joven gay que acaba de llegar a París es sacudido por completo cuando el muchacho es diagnosticado como VIH positivo. Típico en el cine de Téchiné, no se trata tanto de una historia sobre el sida como un retrato sobre la fragilidad de las relaciones humanas, con el trasfondo del fin del sexo no seguro como forma de vida. La promiscuidad sexual es también uno de los ejes de Noches salvajes, el film autobiográfico de 1992 de Cyril Collard (y el único largometraje de su breve carrera), estrenado apenas seis meses antes de su muerte, consecuencia de las complicaciones relacionadas con el sida. El relato transcurre en 1986 y el protagonista, un joven aspirante a cineasta, continúa manteniendo relaciones con hombres y mujeres a pesar de saberse infectado con el virus. Pulsión de vida ante la sombra ominosa de la muerte en un film tan polémico como exuberante.


How to Survive a Plague (2012), dirigida por David France

Al menos dentro de los márgenes del documental cinematográfico, How to Survive a Plague se impone como la crónica definitiva del grupo activista ACT UP y su desprendimiento más famoso, TAG. A lo largo de casi dos horas, las imágenes y sonidos del film de David France ordenan cientos y cientos de fragmentos de material registrado entre 1987 y fines de los años 90, desde las pequeñas sesiones de debate en un subsuelo neoyorquino hasta las primeras derrotas y victorias en el terreno de la lucha política. El protagonismo grupal le cede por momentos el protagónico a figuras como Robert Rafsky –quien poco antes de morir, en 1993, increpó a Bill Clinton durante la campaña presidencial– o Gregg Gonsalves, uno de los responsables de impulsar los protocolos de testeo de nuevas drogas. El escritor y activista Larry Kramer es otro de los personajes recurrentes de este largometraje que no cede a la tentación de dejar afuera las durísimas luchas internas que tuvieron lugar en el seno de ACT UP poco antes de su escisión. El final, con los sobrevivientes de la plaga recordando a todos aquellos que quedaron en el camino, resulta genuinamente emotivo, punto final de un film que es, a la vez, racconto, homenaje y retrato del enorme poder de la lucha colectiva.


Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados (2013), dirigida por  Jean-Marc Vallée

En el documental How to Survive a Plague, una breve escena registra el día a día de un típico “centro de compras” para enfermos de sida a fines de los años 80: la falta de medicamentos aprobados en el mercado estadounidense terminó generando un mercado negro de drogas importadas y un ingente grupo de compradores, a su vez particular forma de activismo centrada en la desobediencia civil a las reglas de la poderosa agencia estatal FDA, la Administración de Medicamentos y Alimentos. El club creado por Ron Woodroof en Dallas fue uno de ellos y su historia real es el origen del guion de Dallas Buyers Club, la película de Jean-Marc Vallée protagonizada por Matthew McConaughey. La condición heterosexual del protagonista es puesta de relieve en la primera escena: un trío con dos mujeres en el marco de un universo prototípicamente macho, el de los rodeos. Luego de darle la espalda a la realidad (“Yo no soy ningún Rock Chupapijas Hudson”, grita ante la evidencia de su nueva condición), el arco dramático transforma al ultra straight Woodroof en un emblema queer y a su floreciente negocio en un modo de supervivencia y lucha.


The Normal Heart (2014), dirigida por Ryan Murphy

Este reciente telefilm de HBO dirigido por Ryan Murphy traslada a la pantalla la seminal (y en gran parte autobiográfica) obra de teatro de Larry Kramer, estrenada originalmente en Nueva York en 1985, en pleno inicio de la crisis del sida. Las primeras imágenes recrean un universo casi idílico, posconquista de los derechos civiles: unas breves vacaciones en una paradisíaca playa gay donde el sexo es absolutamente libre y abierto. En ese marco, las repetidas toses de un muchacho anticipan lo que sobrevendrá: el final de la fiesta y el inicio de la peste. Con un reparto encabezado por Mark Ruffalo y Julia Roberts como la doctora sobreviviente de la polio que no teme tocar a sus pacientes, la historia de The Normal Heart, cuyo guion fue escrito por el propio Kramer, recrea los primeros pasos de un posible activismo en un momento en el cual el sentimiento generalizado era el miedo. La vida del siempre polémico Kramer –muchas veces acusado de traidor por sus ideas políticamente incorrectas– puede verse en detalle en el documental Larry Kramer in Love and Anger, producido al mismo tiempo que la adaptación de su pieza teatral.


El puto inolvidable (2016), dirigida por Lucas Santa Ana

Que una estación de subte lleve hoy el nombre de Carlos Jáuregui es un signo del cambio de los tiempos. El primer presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) e impulsor de la versión local de la Marcha del Orgullo es el protagonista de este documental que recorre gran parte de su vida y obra. “Si el hecho de ser homosexual afecta a quienes lo son es a causa de la falta de derechos, de la discriminación y la marginación a la que somos expuestos injustamente”, escribió alguna vez Jáuregui, yése fue uno de los motores centrales de su intenso activismo, que continuó desarrollando hasta su muerte en 1996, otra víctima del sida. Los fragmentos de sus visitas a programas televisivos en los años 80 demuestran hasta qué punto la visión de una parte de la sociedad ha cambiado… hasta que algunos hechos muy recientes confirman lamentablemente lo contrario. El puto inolvidable puede componer un posible doble programa con la biopic Milk, el film de Gus Van Sant en el cual Sean Penn interpreta al activista gay Harvey Milk, el primer hombre abiertamente homosexual en acceder a un puesto político en los Estados Unidos, en 1978.