Un grupo de obreros rurales traídos desde Santiago del Estero para llevar adelante el desflore del maíz en campos bonaerenses denunciaron estar siendo sometidos a condiciones insalubres de trabajo. Las semilleras Satus Ager y Advanta son las empresas cuestionadas por no montar comedores en las estancias y obligar a los trabajadores a almorzar entre los maizales.   

El desflorado del maíz consiste en quitarle la flor a la planta para evitar que se contamine. Es una actividad que se realiza antes de la cosecha, entre octubre y marzo, y requiere gran cantidad de mano de obra. El objetivo final es la producción  de semillas híbridas, que se destinan, mayoritariamente, a la exportación. 

El desflore comienza en octubre en el norte de Santiago del Estero, Catamarca y Salta y se extiende hasta noviembre. Desde mediados de diciembre y fines de marzo la tarea se traslada a algunas zonas de la provincia de Buenos Aires como Pergamino, Rojas, Salto, Junín, Venado Tuerto y San Nicolás. También abarca el sur de Santa Fe y Córdoba, principalmente en Villa María. 

Los trabajadores suelen realizar las tareas de desflore de 7 a 13 horas y por la tarde de 14 a 17 durante un período que se extiende de 20 a 40 días. El problema es que en muchas estancias en las que trabajan a la hora del almuerzo ni siquiera les permiten salir del maizal. “En el campo que Advanta tiene en la localidad bonaerense de Salto los trabajadores me contaron que desde hace diez días los tienen almorzando fiambre abajo del sol, en el mismo lugar donde trabajan”, aseguró a PáginaI12, Juan Moukarzel, referente de los peones santiagueños. Los trabajadores que están allí desde mediados de diciembre provienen del departamento de Salavina, ubicado en el sur de Santiago del Estero.

Una situación similar viven los peones que están trabajando en la estancia “La Angélica” en la localidad de Rojas, donde son empleados por Satus Ager, firma creada en 1996 que se dedica a la exportación de semillas de soja, maíz, trigo, sorgo y girasol.  Allí la alimentación también es a cielo abierto en los campos húmedos y los trabajadores denuncian que el agua potable de la que disponen es escasa. En este caso, la mayoría proviene del departamento santiagueño de Loreto.

Satus Ager ya fue denunciada en enero de 2011 por explotar trabajadores en el establecimiento Doña Clementina, de la localidad bonaerense de Arrecifes. “Muchos operarios se estaban aseando a la intemperie entre troncos caídos ayudados por baldes plásticos que, aunque no tenían ninguna inscripción, presuntamente eran envases de agroquímicos. Dormían en condiciones de hacinamiento total”, detalló entonces el informe realizado por inspectores de los ministerios de Trabajo de Nación y provincia de Buenos Aires. 

A raíz de esas situaciones, en abril de 2011 la Comisión Nacional de Trabajo Agrario dictó la resolución 11/2011 donde estableció condiciones generales de trabajo para peones agrarios temporarios y en julio la resolución 46/11 que regula a quienes trabajan en la actividad semillera. Allí se establece que las empresas deben cumplir con requisitos mínimos sanitarios y de alojamiento para sus trabajadores, incluyendo espacios cubiertos con destino a comedor donde el piso no sea de tierra y haya asientos suficientes para el conjunto de los trabajadores.

Los peones denuncian que no se cumplen con esas condiciones porque las regulaciones se han ido relajando. Antes incluso las autoridades de Nación y provincia de Buenos Aires coordinaban con el Ministerio de Trabajo de Santiago del Estero y con las empresas para tratar de tener el dato preciso de cuántos peones iban a llegar, en qué fechas y a qué campos para poder supervisar las condiciones de trabajo, pero esa tarea logística ya no se lleva adelante y los trabajadores relatan que muchas empresas han vuelto a cometer los mismos abusos por las que ya habían sido denunciadas.