El presidente del Conicet, doctor Alejandro Ceccatto, no podrá sostenerse mucho más tiempo en su cargo. Tengo claro que la función de un periodista no incluye pedir la renuncia de un funcionario público pero también es cierto que es difícil ver al capitán del barco en el que vamos, responsable del mayor organismo de ciencia del país, distorsionar los hechos en forma descarada poniendo cara de “yo no fui”, “yo no estaba de acuerdo”, “¿dónde dice eso?”... Supongo que esta vez, después de su desgraciada aparición pública en el programa Desafío 20.16 del último lunes en C5N, junto a Claudio Martínez y Marcelo Zlotogwiazda, no lo va a llamar el presidente Macri para felicitarlo por haberme “destruido” en una charla que mantuvimos en el programa Científicos Industria Argentina, por la TV Pública, en mayo de este año.

En aquel momento, un pacto de caballeros establecía que éramos dos personas interesadas en discutir políticas públicas desde dos posiciones diferentes. El doctor Ceccatto tuvo la oportunidad de decir todo lo que quiso y si bien no estaba acordado explícitamente, yo me ocupé personalmente con Claudio (Martínez) de que no hubiera ningún corte ni edición de lo que habláramos. Sin embargo, mientras el presidente del Conicet el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva hacen un esfuerzo descomunal para evitar llamar las cosas por su nombre, y tratan de tapar el sol con la mano, ante los recientes recortes presupuestarios en ciencia y en particular en la institución que preside, Ceccatto terminó cruzando una línea que no tiene retorno. Y se autocondenó. Más allá de mi opinión, ciertamente no favorable a su permanencia en el cargo, quiero exhibir algunos hechos. Un funcionario tiene derecho a expresar sus propias ideas, eso está claro. Lo que no tiene derecho es a distorsionar los hechos. Si el partido terminó 2-0, uno podrá decir que no le gusta cómo juega el equipo, pero lo que no puede hacer es decir que el resultado fue 1-1. Me explico un poco más.

 

1) Ceccato simuló desconocer los datos sobre la gestión del Conicet que eran públicos y estaban documentados en planes nacionales que se elaboraron en el período anterior, en el cual tenía el cargo de viceministro, siendo desenmascarado en público en el programa de Marcelo y Claudio.

2) Atribuyó al propio Directorio del Conicet, que hoy preside, una maniobra política para hacer ingresar “excepcionalmente”, en 2015, un número mayor y excesivo de científicos a la carrera de investigador, cuando estaba documentado que esa era la política oficial sostenida continuamente desde 2004 y avalada por él mismo como autoridad ministerial.

3) Atribuyó a la gestión anterior (Presidencia y Directorio) el haber ingresado investigadores sin contar con el presupuesto, cuando los cargos estaban asignados por presupuesto aprobado por el Congreso Nacional y lo que hacía el Directorio era seleccionar los ingresantes y designarlos cuando las partidas estuvieran vigentes. Y, además, ocultó que la falta de fondos fue consecuencia de una justa jerarquización demandada durante todo el año 2015 por el anterior y actual ministro.

4) Justificó el recorte diciendo que no se transfiere conocimiento apelando a que hay solo 300 de los 9.000 investigadores del Conicet que reportan a la comisión de Tecnología, ignorando (quizás a propósito) que muchos de los desarrollos con impacto económico/social fueron desarrollados por investigadores que reportan a otras comisiones del Conicet como es el caso del papel galectina en la terapia del cáncer (proyecto que lidera el multipremiado Gabriel Rabinovich), la soja tolerante a la salinidad/stress hídrico (proyecto que lidera Raquel Chan), productos para la salud humana y animal.. y la lista podría seguir. Le hubiera alcanzado al doctor Ceccatto saber que solamente en el año 2014 hubo más de 1600 investigadores que realizaron la transferencia que él niega.

 

El Dr. Ceccatto está jugando el patético papel del capitán del barco que invita a que los que viajan en él no quieran más su conducción (y ciertamente, no soy yo uno de ellos), y que por eso, le pidan la renuncia. En efecto, le están pidiendo que se vaya, y se lo piden los científicos de mayor prestigio que tiene el país. Quizás creyó que podía continuar con la estrategia que le sirvió para “destruirme en mayo de este año”. Si le queda algo de dignidad, sería muy bienvenido que de un paso al costado.. y renuncie.