Desde Lima 

“He deseado mucho este encuentro, quise empezar por aquí mi visita al Perú”, comenzó Francisco su discurso a más de tres mil representantes de pueblos indígenas, llegados desde distintas partes de la Amazonia peruana y de países como Brasil y Bolivia, reunidos en el coliseo de la ciudad de Puerto Maldonado, en la región amazónica de Madre de Dios. Francisco les dijo que él estaba allí para “escucharlos y unirnos a sus desafíos y con ustedes reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, de la tierra y de las culturas”. Su mensaje ante los pueblos originarios amazónicos tuvo un claro tono ambientalista y de reivindicación de los derechos y la cultura de estos pueblos, y de dura crítica al consumismo y “a los grandes intereses económicos” que desarrollan una política extractivista que afecta seriamente el medioambiente y la vida de los pueblos indígenas. 

“No podemos disponer de los bienes comunes al ritmo de la avidez y del consumo, es necesario que existan límites”, demandó Francisco. En primera fila lo escuchaba el presidente Pedro Pablo Kuczynski, cercano a esos grandes intereses económicos que el Papa criticó y cuyo gobierno va en dirección opuesta a ese alegato ambientalista y en defensa de los derechos indígenas que hizo el Pontífice. 

“Probablemente los pueblos amazónicos originarios nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora. La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes, por una parte, el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre el petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales, por otra parte, ciertas políticas que promueven la conservación de la naturaleza sin tenerlos en cuenta a ustedes”, dijo Francisco ante el auditorio de pueblos amazónicos. 

El Papa habló de la necesidad de impulsar con fuerza políticas interculturales de educación y salud, y pidió a las autoridades la creación de espacios institucionales de reconocimiento de los pueblos indígenas y “un diálogo intercultural, especialmente a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten sus espacios”. “Si para algunos –continuó Francisco– ustedes son considerados un obstáculo o un estorbo, en verdad ustedes son un grito a la conciencia de un estilo de vida que no logra dimensionar los costos del mismo, son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado: cuidar la casa de todos”. 

Antes de que el Sumo Pontífice hablara, una representante de los pueblos originarios, Jesica Patiachi, le había pedido que los defendiera: “Sufrimos por la explotación de nuestros recursos naturales. Sufrimos mucho y morimos cuando los foráneos perforan la tierra, cuando envenenan y malogren nuestros ríos convertidos en aguas negras de la muerte. Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestros territorios. Estamos vivos y seguimos resistiendo. Le pedimos que nos defienda”.

Al término de su mensaje, Francisco recibió una serie de regalos de representantes indígenas. Luego habló ante la población de Puerto Maldonado en la explanada de una institución educativa, se reunió con un grupo de niños de un hogar de acogida de la Iglesia y almorzó con nueve representantes de comunidades amazónicas. En sus mensajes, además de los temas ecológicos y de derechos de las poblaciones indígenas, también condenó la violencia contra las mujeres, un serio problema en el país. 

Madre de Dios, considerada entre las veinticinco zonas del mundo con mayor biodiversidad, es una región duramente golpeada por el deterioro ambiental, donde hay una importante actividad de la minería y la tala ilegales, alrededor de las cuales se mueven otras actividades ilícitas, como la trata de mujeres, especialmente de adolescentes obligadas a prostituirse, la explotación laboral infantil en los lavaderos de oro contaminados con mercurio. Todo esto ante la inacción de las autoridades. Francisco exigió actuar para acabar con esos males.

Al término del mensaje del Papa, Julio Cusurichi, presidente de la Federación Nativa de Madre de Dios y Afluentes, le entregó personalmente a Francisco una carta con las principales demandas de las comunidades indígenas. 

“Nuestras demandan tienen que ver con el derecho al territorio para que no se nos despoje de ellos y se nos den títulos de propiedad sobre nuestras tierras ancestrales, con un modelo de desarrollo propio de los pueblos indígenas, que todas las actividades de las industrias extractivas y las iniciativas del gobierno que atenten contra los pueblos indígenas paren y que se respete la consulta previa a nuestros pueblos, la descontaminación de nuestros territorios, que se reconozca nuestro aporte al mundo en la defensa del medioambiente”, le dijo Cusurichi a PáginaI12.  

Luego del mensaje del Papa, el dirigente indígena Edwin Vásquez, coordinador general de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonia, le declaró a este diario que se iban satisfechos con lo que habían escuchado: “El mensaje del Santo Padre ha sido muy sustancioso a favor de los derechos de los pueblos indígenas, de sus territorios. El Papa ha instado al gobierno a que respete nuestros derechos. Vamos a emplazar al gobierno a que cumpla con nuestras demandas, que tienen que ver con lo que ha dicho el Papa. Si el gobierno no nos escucha, entonces nos vamos a hacer escuchar con una movilización grande de los pueblos indígenas de la Amazonia”. 

“El mensaje del Papa va en una dirección y lo que está pasando en países como el Perú va en otra dirección. En los últimos años en materia ambiental en el Perú hemos ido retrocediendo. Ojalá que haya un nivel de respuesta concreta a lo que ha dicho el Papa. Eso ya es tarea de nosotros y tiene que ver con políticas públicas, con el compromiso del Estado, con la voluntad política de los gobernantes. Todos los años perdemos 150 mil hectáreas de bosques primarios en la Amazonía y no estamos haciendo nada por revertir eso. En los últimos ocho años, en el Perú han sido asesinados 180 activistas ambientalistas, la mayoría de ellos de poblaciones indígenas”, le declaró a PáginaI12 José de Echave, director de la ONG CooperAcción.

El año 2009, durante el gobierno de Alan García, las comunidades nativas de la Amazonia se levantaron en contra de un paquete legal que facilitaba el traspaso de sus tierras ancestrales a empresas extractivas. La protesta terminó con 33 muertos, entre pobladores y policías. Al finalizar su mensaje de ayer, el Papa se acercó a Santiago Manuin, líder indígena que fue herido en esos sucesos y que hoy está en silla de ruedas, y le dio la bendición. Un acto de alto contenido simbólico.  

Ayer en la tarde, en Puerto Maldonado, a donde viajaron una veintena de obispos peruanos y de otros países amazónicos para la visita del Papa, se realizó la primera reunión preparatorio para el Sínodo Panamazónico que Francisco ha convocado para el próximo año.    

Por la tarde, Francisco regresó a Lima para hablar brevemente en Palacio de Gobierno ante el presidente Kuczynski y dirigentes políticos y representantes de la sociedad civil. Kuczynski, que está políticamente aislado y enfrenta una grave crisis política y social desde que indultó al ex dictador Alberto Fujimori, que había sido condenado en 2009 por crímenes de lesa humanidad y corrupción, le pidió a Francisco que lo ayude para impulsar un diálogo nacional. El Papa no respondió. Lo que hizo fue insistir en la importancia de defender el medioambiente y respetar la diversidad cultural y a las comunidades indígenas. Un mensaje que no debe haber caído muy bien en un gobierno que marcha en sentido opuesto.