El Gobierno nacional decidió fraccionar en varias leyes el paquete de la reforma laboral, pero ni siquiera así consigue calmar al frente sindical. Marcos Peña había adelantado ayer esa idea, una señal de que en la Casa Rosada no están dispuestos a pasar por un trance como el de la reforma previsional. Con todo, el cambio no genera consensos, aunque hay diferencias: Hugo Yasky se mostró más confrontativo, mientras que Héctor Daer, de la CGT, fue más contemplativo.

"Tienen una obsesión, que es que los problemas de la Argentina se resuelven con la baja del costo laboral”, señaló Yasky, titular de la CTA de la Argentina respecto de “un gobierno de ricos para ricos, que piensan con lógica de empresarios”. En ese sentido, estimó que la reforma “la aplica el FMI a los países que son deudores crónicos” y que al macrismo le interesa “la especulación financiera” en desmedro de “la suerte del mercado interno”.

Para Yasky, el cambio de enfoque de la reforma laboral “muestra que retroceden en chancletas” porque saben que “hoy tendrían una conflictividad muy grande” y por eso “buscan vericuetos y atajos”. En su opinión, “tuvieron un costo político enorme” con la reforma previsional y estimó que “fracasaron” respecto de “cuando copiaron la reforma brasileña”.

También dijo que “todo responde a la lógica de que los trabajadores paguen los platos rotos del endeudamiento” y que hay “sectores sindicalizados que aspiran a tener un mínimo de distribución de la riqueza”, por ello anticipó “resistencia a esa reforma que propone un viaje al pasado, a la Argentina pre-peronista, a la Década Infame”. No dudó en afirmar que “el sector popular está mayoritariamente en contra”.

Respecto a la confrontación con el Gobierno, Yasky manifestó en FM La Patriada que “hay que trazar una línea divisoria” en el sindicalismo y opinó que de un lado están algunos sectores de la CGT, Pablo Moyano, las dos CTA, movimientos sociales y la Corriente Sindical de Trabajadores, y del otro lado “los que quieren la luna de miel con el Gobierno”. Consideró que estos últimos son “un grupo minoritario” anclado en “la mesa chica de la CGT”, que han sido “complacientes” y “le hicieron mucho daño al movimiento obrero”. Finalmente, llamó a la unidad del peronismo, pero advirtió, respecto del encuentro de Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto: “Si nos vamos a inocular la ideología del macrismo para hacer un peronismo de mercado, no hay que perder tiempo”.

Por su parte, Héctor Daer, miembro del triunvirato que conduce la CGT, describió como “una buena iniciativa” el cambio de la estrategia gubernamental para la reforma. Recordó que “veníamos avanzando con matices que se fueron puliendo” como el blanqueo laboral y la formación profesional. Saludó el cambio porque “permite desagregar más los contenidos”.

Daer opinó por Radio Continental que “queremos que al Gobierno le vaya bien y se baje la inflación para que los trabajadores mejoren sus ingresos”. Puso énfasis en la inflación y en que en el primer trimestre del año se podrá ver “cómo madura” para saber si la meta del 15 por ciento podrá cumplirse o no.

De allí que reivindicara la inclusión de la cláusula gatillo para que se active si el costo de vida es superior al previsto y consideró que esa herramienta ofrece “garantías” y planteó dos escenarios: “Si la meta de inflación no se cumple, que el incumplimiento no lo paguen los trabajadores; y si se cumple, la cláusula gatillo queda abstracta”.

Con todo, matizó sobre la posibilidad de discutir aumentos superiores al 15 por ciento, en oposición a los deseos del macrismo. “Negociar un porcentaje mayor nos llevaría a discusiones más fuertes, habría que debatir eso con el Gobierno”

También relativizó el documento de varios líderes sindicales que se redactó en Mar del Plata el jueves, al decir que el texto “no lo hizo la CGT” que es “un órgano institucional”. Afirmó que “no es que la CGT se pinte la cara” respecto de subir el volumen en los reclamos, sino que “hay un marco de realidad que es objetivo”, porque “a la reforma previsional se suman los aumentos en las tarifas, y la idea es preservar los intereses de los trabajadores”.

Cerró con su opinión sobre el caso del ministro Jorge Triaca y manifestó que “no voy a decir si se tiene que ir o no” pero que “tiene que dar explicaciones”. Estimó que “es un tema que tiene que resolver el Gobierno” y que “aunque no nos hace gracia que existan trabajadores en negro”, desde la CGT “nosotros no sacamos ni ponemos ministros”.