La presidenta de la organización Basta de Demoler (BDD), María Carmen Arias Usandivaras, denunció que las obras de remodelación que se están llevando a cabo en la Plaza de Mayo –el escenario político más emblemático de la Argentina y amplificador de las manifestaciones y protestas sociales– “se están haciendo sin cumplir con la ley de la Ciudad”. La reforma para ampliar las superficies de tránsito peatonal, los espacios verdes y recuperar el aspecto original, en particular el color blanco del embaldosado, tal como la rediseñó en 1894 el arquitecto y paisajista francés Carlos Thays, forman parte del plan del Gobierno porteño para poner en valor el Eje Cívico, el corredor que conecta la Plaza de Mayo con el Congreso. La titular de BDD dijo a PáginaI12 que “el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, establece que en el área APH1, distritos de protección histórica, no se puede tocar nada sin una ley de la Legislatura”, y advirtió que van a “presentar un amparo cuando concluya la feria judicial”.

Arias Usandivaras advirtió que aunque el Gobierno porteño cumplió con la ley nacional al consultar a la Comisión Nacional de Museo, “nada de lo que están haciendo se puede hacer sin una ley de la Legislatura. No se trata de si nos gusta o no el proyecto, sino de que se cumpla con el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad”. “Están sacando los cordones de granito y no pueden poner cualquier otra cosa, los deben volver a colocar. Pretendían instalar los mismos bancos que están en todas las plazas para darle homogeneidad, cuando justamente es lo que no tiene que tener. No es lo mismo la Plaza de Mayo que la del Congreso o la Plaza San Martín. Sí se consiguió que no pongan las luces abajo, como si fuera Disneylandia, y que mantengan la luminaria original. No es una cuestión de gusto sino de cumplir la ley”, remarcó.

La remodelación de la plaza –declarada en 1942, por decreto, Lugar Histórico Nacional– incluye la ampliación de “las superficies de reunión y encuentro, las que se conectan por medio del eje central”, y el aumento de la superficie de “las veredas y senderos peatonales”, tomando dos carriles vehiculares “de cada lado de la Avenida Hipólito Yrigoyen y Avenida Rivadavia”, aumentando la superficie total de la plaza pero manteniendo las proporciones de superficie verde con respecto a la superficie seca, de acuerdo a lo informado por el Gobierno porteño.

En números: sumará 730 metros cuadrados de espacios verdes y 450 metros cuadrados en el entorno a la Casa Rosada. De esta manera la Plaza de Mayo contará con 7600 Metros cuadrados de espacios verdes totales y la Casa Rosada con 450 metros cuadrados.

Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, a cargo de la remodelación, contaron a este diario que para realizar las obras que estarán terminadas para el final del primer cuatrimestre del año, se “presentó un proyecto a la Comisión Nacional de Museos, de Lugares y de Bienes Históricos que analizó las transformaciones que sufrió la Plaza a lo largo de su historia y recuperó el proyecto original de la plaza, con el color blanco original de los caminos (la repavimentación con el marrón actual se hizo en 1977), y las áreas con tres círculos, dos menores y el mayor en el centro, que atraviesan el corredor central tal como lo diseñó Thays”.

La reforma implica además, según publicó el Ministerio, “la colocación de iluminación desde el piso para dar forma y destacar los senderos. Nueva plantación con doble alineación de árboles sobre las veredas”. También “se ampliará la vereda sobre Hipólito Yrigoyen continuando la línea nueva con un cantero elevado”. En el interior, “los canteros generarán zonas estancas con bancos y un ritmo a lo largo del recorrido acentuado por la iluminación del solado”. Y la restauración y puesta a punto de las fuentes existentes.

Quienes se asomen a la Plaza de Mayo, verán un doble vallado amarillo que forma un corredor peatonal que acompaña el perímetro de la plaza por donde pueden circular los peatones. En el interior de la plaza, el vallado negro encierra dos rectángulos, uno en cada extremo del terreno, separados por el circulo ubicado en el medio de la plaza, cuyo centro es la Pirámide de Mayo y su circunferencia el símbolo perenne de la lucha que dibujan cada jueves, desde hace 40 años, las Madres de Plaza de Mayo, en reclamo de sus hijos desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar (ver aparte).

En esa área circular, lo que ya se puede apreciar es la restauración integral de la Pirámide de Mayo –el primer monumento nacional, construido en 1811 para conmemorar el primer aniversario de la Revolución de Mayo– a la que se le reintegraron las cuatro estatuas que estaban en la Plazoleta San Francisco (La Navegación, La Industria, La Geografía y La Astronomía) que formaban parte del monumento hasta 1912.

Fuera de ese espacio aún intacto, la intervención urbanística avanza con operarios con picos y palas, martillos neumáticos y máquinas excavadoras que trabajan para levantar el embaldosado sobre el rectángulo vallado más próximo al Cabildo. En el otro extremo, hacia la Casa Rosada, los obreros van concluyendo la colocación de las nuevas baldosas blancas, que reemplazan a las marrones actuales. Al costado, a la altura de la avenida Hipólito Yrigoyen y Balcarce, un pequeño obrador reduce a dos los cuatro carriles viales, lo que produce algunas demoras de tránsito en hora pico.

Además del espacio de las Madres de Plaza de Mayo, en el que posiblemente se empiece a trabajar ésta semana, el otro sector sobre el que las obras no avanzaron es el que ocupan desde hace diez años los ex soldados que acampan en demanda de que el Estado los reconozca como Veteranos de la Guerra de Malvinas. Por la tienda montada sobre el sector que da a la avenida Yrigoyen, y la réplica que construyeron del cementerio de Darwin, aún es posible transitar. El vocero ministerial sostuvo que se “estaba negociando con los ex soldados para avanzar con las obras”.

El presidente de la Asociación Civil Campamento TOAS (Teatro de Operaciones del Atlántico Sur), Tulio Fraboschi, quien representa a 390 soldados que fueron movilizados a las bases del sur, dijo que hubo “diálogo con la gente de Ambiente y van a dejar para el final el cuadrante donde estamos. Nos sugirieron correr las banderas y reacomodar todo. Pero para cuando la obra llegue a este lugar, suponemos que en febrero, esperamos que la cuestión de fondo esté resuelta. Es una deuda de honor”, remarcó, y opinó que “la plaza está muy bien, pero qué sentido tiene si seguís dejando tirados acá a los que defendieron la soberanía”, y advirtió que si no se los tenía en cuenta “el acampe no se mueve. Lo siento por la plaza”, se lamentó.

Guadalupe Lombardo
Un helipuerto y la torre de control en las obras detrás de la Casa Rosada.