En un terreno dominado por hombres, como es la ciencia-ficción, Ursula K. Le Guin se convirtió en un clásico del género en los años 60, para luego hacer historia en el fantasy con la serie de libros de Terramar. Su hijo confirmó que murió ayer en Portland, a los 88 años.

La K con que se la conoció universalmente es la inicial de su apellido paterno. Nacida Ursula Kroeber en Berkeley, California, en 1929, fue hija de Alfred Kroeber, uno de los mayores antropólogos de su época. Su madre, Theodora, fue escritora y acompañó al padre en sus investigaciones sobre la tribu yahi en California.

La joven Ursula estudió lenguas romances en Harvard y viajó a Francia en 1953, tras obtener la beca Fullbright. Allí conoció a su esposo, Charles Le Guin.  De vuelta en Estados Unidos, se radicó en Portland, donde enseñó francés y comenzó a escribir ciencia ficción. Era la Edad de Oro del género, con la obra de Ray Bradbyry, Isaac Asimov, Theodore Sturgeon y Philip K. Dick. El fenómeno se replicaba al otro lado del Atlántico en la Nueva Ola inglesa, con autores como J. G. Ballard y Brian Aldiss. La publicación de la novela El mundo de Rocannon la posicionó en 1966.

En esos años tomaba forma la serie de novelas sobre Ekumen, una federación intergaláctica ya presentada a los lectores en El mundo de Rocannon, en las que al relato futurista agregaba nociones de sociología y antropología, como El nombre del mundo es Bosque. Y una de las obras maestras indiscutidas de la ciencia-ficción: La mano izquierda de la oscuridad. La novela le valió el Premio Hugo, máxima distinción en inglés para la ciencia-ficción y generó debates sobre los cruces entre sci-fi y feminismo.

“El protagonista, Genry Ai, el diplomático humano que visita el planeta, enviado del Ecumen, los mundos asociados, es muy naif en su observación de los habitantes de Invierno y su desconcertante sexualidad. Escribí el libro desde el punto de vista de un hombre, prisionero de su virilidad”, contó sobre el libro en una entrevista de 2012 en El País de Madrid.

Sin embargo, sería el cambio de registro de la ciencia-ficción al fantasy (término inglés para diferenciar obras ambientadas en un mundo ficticio del relato fantástico) el que la granjearía nuevos lectores al construir un clásico: Terramar. La saga de novelas llegó a ser comparada con el ciclo de El Señor de los Anillos de Tolkien. Las cinco novelas de la serie fueron Un mago de Terramar (1968), Las tumbas de Atuan (1971), La costa más lejana (1972), Tehanu (1990) y En el otro viento (2001). A lo que hay que sumar dos volúmenes de cuentos ambientados en Terramar.

La autora estuvo muy vinculada a dos mujeres de letras argentinas. Diana Bellessi, la poeta santafecina, tradujo en 1991 Días de seda, un libro de poemas de Le Guin. Cinco años más tarde publicaron juntas el libro The Twins, the Dream: Gemelas del sueño. Allí se reunieron piezas de cada una traducidas por la otra. Además, tradujo Kalpa imperial, de Angélica Gorodischer, en 2003. La novela, publicada originalmente en 1984, permitió el encuentro de Le Guin con una escritora de ciencia-ficción en castellano. Además, tradujo a la poeta chilena Gabriela Mistral y acometió la tarea nada sencilla de llevar al inglés el principal texto del taoísmo: el Tao Te Ching de Lao Tzu.

También tomó partido como mujer. En la entrevista de El País aseguró que “me he identificado como feminista muchos años. En la actualidad, la palabra se interpreta en tantas maneras conflictivas, muchas de ellas ignorantes u hostiles, que raramente la uso. Si una feminista es alguien que piensa que el género es en gran medida una construcción social, y que nada justifica el dominio social de un género sobre otro, entonces soy feminista”.