Millones de personas observaron el eclipse total de la llamada Superluna azul, la segunda Luna llena del mes y en su posición más cercana a la Tierra, fenómeno que se vio principalmente en Norteamérica, Asia, Oceanía y el este de Rusia.

Si bien en Europa occidental, Sudamérica y África el eclipse se observó muy poco, fue transmitido por la NASA y pudo seguirse paso a paso a través de la web desde las 18.30 locales.

La Luna se tiñó de color rojizo sin necesidad de usar anteojos especiales, como en el caso de los eclipses solares.

El fenómeno, en el que se combina un eclipse lunar, una Superluna, una Luna de sangre y una Luna azul, no se daba desde hace 150 años, ya que la última vez que tuvo lugar fue en 1866, y la próxima vez que ocurra será recién el 31 de enero de 2037.

La Superluna se produce cuando el momento de máximo acercamiento es, además, el momento en el que hay Luna llena, la que se considera a la vez “Luna azul” cuando se dan dos Lunas llenas en un mismo mes. 

Como ya hubo una Luna llena entre el 1 y 2 de enero, esta segunda es, además, una “Luna azul”.

Asimismo, se produjo un tercer fenómeno, menos común que la Superluna y la Luna azul: la Tierra, el Sol y la Luna se alinean, dando lugar a un eclipse lunar total. La Luna llena coincide con el momento en que entra en la sombra de la Tierra produciéndose así un eclipse.

A su vez, durante el transcurso del eclipse, la atmósfera de la Tierra filtra la luz azul y verde de los rayos solares, pero deja en cambio pasar la roja. Así se pudo ver la “luna de sangre”, que se tiñó con el reflejo del brillo rojizo que le llegaba procedente de la atmósfera.

Según datos de la NASA, en 2018 se producirán dos eclipses totales de Luna, el 31 de enero y el 27 de julio.