Casi una década ha pasado desde que RuPaul Charles, supermodel of the world y reina drag más famosa del mundo, comenzase un reality show que devino movimiento, dando estatus mainstream a un arte que, hasta entonces, era propio de la contracultura underground de la escena LGBTQIA+. Evaluando el carisma, la originalidad, el coraje y el talento de cientos de concursantes, mama Ru no solo ha coronado a más de una decena de reinas: sentó también las bases de una plataforma que ha dado famita de culto a ¡cantidad! de drag queens, que hoy revolucionan discotecas y teatros de todas las latitudes con sus bailes, sus lip-syncs, sus sets cómicos, sus diversos estilos en maquillaje y pilcha, invitando a la diversión irreverente y desprejuiciada. “Todos nacemos desnudos y el resto es drag”, extiende a menudo la number one, y su mano derecha y mejor amiga, parte vital del jurado del susodicho tv show, asiente enfáticamente. Sí, sí, Michelle Visage, damas y señores: compañera del podcast What’s the Tee?, antaño estrella pop, conductora de radio, autora del libro The Diva Rules y legenda por mérito propio. Que desde su Estados Unidos natal, charla con Las12 para repasar el fenómeno global en el que se ha convertido RuPaul’s Drag Race, adelantando además cómo será Werq The World: exitosísimo show drag que conduce y que llegará por primera vez a Argentina el 15 y 16 de febrero en el teatro Vorterix (Federico Lacroze 3455), donde personajes como Detox, Kennedy Davenport, Kim Chi, Laganja, Peppermint, Valentina y Violet Chachki, algunas de las drags más sickening de temporadas pasadas, harán las delicias de enfervorizadxs fans. “Fui puesta en la Tierra para ser una aliada LGBTQIA+: eso es lo que soy y eso es lo que hago”, decreta la adorada Visage, madre de dos (“Lola, la menor, y Lillie, que es no binaria y bisexual, una almita creativa que hace cosplay y escribe fanfiction”), mujer cis que -de décadas a la fecha- milita activamente por los derechos de la comunidad, además de advocar por la desestigmatización de los problemas de salud mental, especialmente entre adolescentes. 

Has dicho que RuPaul’s Drag Race es mucho más que un show de tevé: es un movimiento, un santuario para tantísimas personas ¿Creés que, en miras de las tóxicas políticas de la administración Trump, corre riesgo de volver a las huestes del underground?   

Iremos adonde tengamos que ir para dar pelea con más fuerza que nunca y hacer más ruido que antes, pero no nos van a silenciar. Si algo ha permitido el programa es que una audiencia muchísimo más grande conozca lo que es el drag, un arte gay que previo al show solo podías encontrar en bares locales y que ahora está al alcance de cualquiera que tenga una pantalla. Estas chicas tienen historias que necesitan ser contadas, y darles visibilidad permite que jóvenes queer que están lidiando con su identidad sepan que no están solos. 

Constantemente recomendás a las queens que sean conscientes de sus raíces, que conozcan su historia, que lean acerca de Stonewall, de activistas como Sylvia Rivera y de Marsha P. Johnson... ¿Dirías que es hoy más importante que nunca, en especial para las generaciones más jóvenes?

Asbolutamente. Son muchos los que hoy pueden salir del útero materno cagando purpurina y unicornios, pero no tienen idea de cuánto hubo que luchar, y cuán difícil ha sido esa lucha. Hay que estar informado y no olvidarse nunca. No se puede avanzar sin saber de dónde venís, dónde has estado.

Fuiste parte de los transgresores ballrooms del Harlem de los 80s, eternizados luego por el documental Paris is Burning. Cuenta la leyenda que podías vencer a cualquier contrincante con tus pasitos voguing... 

El voguing era mi gran pasión, ¡no te quepa la menor duda! Fue un momento muy, muy especial en mi vida y, para serte sincera, lo sabía entonces: solo tenía 17, pero era completamente consciente de que esa sería una etapa que me marcaría a fuego ¡Tantas anécdotas!, ¡tanta gente especial y talentosa! 

¿Qué responderías a las personas que tildan al drag de misógino, que consideran que se mofa de o exagera una idea estereotipada de feminidad? 

El arte drag celebra todo lo que es femenino; a veces, hiperfemenino, sí. Muchas queens arrancan precisamente por amor a las mujeres que las han inspirado, y es el modo que encuentran de rendirles homenaje. Solo puedo hablar mi verdad, la de nadie más, pero diré que habiendo estado involucrada con la escena drag/queer/gay desde mis 17 años, yo –que me considero una feminista– jamás he sido testigo del más mínimo gesto misógino.

Algunas personas parecen confundidas porque cada vez más mujeres trans y cisgénero hacen drag ¿Cómo les explicarías la relación entre drag e identidad de género? 

A veces siento que demasiadas personas tratan de convertir al drag en algo que no es... El drag siempre se ha tratado de mandar a la mierda a la sociedad heteronormativa y al patriarcado. Si una mujer cis quiere hacerlo, ¿por qué alguien tendría un problema con ello? Si una mujer trans lo elige, ¿por qué no podría? La identidad de género como la conocíamos hace 10, incluso 5 años, ha volado por la ventana, ya no existe; y cambia día a día. 

Si bien has continuado cantando desde que se desintegraran tus bandas Seduction y S.O.U.L. S.Y.S.T.E.M. en los 90s, colaborando –por ejemplo– en discos como Born Naked o Realness de RuPaul, ¿considerarías un regreso “oficial” a la música?

Es una tema que me conflictúa bastante, porque lamentablemente la industria musical no está abierta a la idea de que una vieja estrella pop de 49 años vuelva al juego de la canción...

El fenómeno global ha dado un celebrado giro con Drag Race Thailand, que traslada el formato a la escena drag de Tailandia ¿Más países en mira? ¿Alguna chance de verte como jueza invitada?  

¡Ojalá, baby! Después de todo, me defiendo en varios idiomas... Necesito darle a la jerga más duro.

Detox

Detox: la reina plástica

“Siendo niño, tomé clases de ballet como antesala para cumplir mi sueño de convertirme en patinador artístico. Había conseguido una beca en una escuela de baile estupenda, pero mi viejo me obligó a renunciar porque era demasiado gay, y él no quería un hijo homosexual. Lo que es la vida, ¿no? Hoy bailo en bares, discotecas y teatros de todo el mundo”, se sonríe la fabulosa Detox, una de las concursantes más populares que ha dejado ese semillero de talento llamado RuPaul’s Drag Race. Coronada por el público, cuenta que entró al mundillo drag para aunar diversos intereses artísticos: actuación, maquillaje, baile, incluso canto, pero especialmente motivada por la idea de volverse “un personaje distinto cada noche”. Pero ¿es Detox un personaje? “No, no lo es; ella es una extensión de mí. No se me quita ni la locura ni la exuberancia cuando vuela el maquillaje”, dice, y lanza una de sus características carcajadas.  

Amiguísima del diseñador Marc Jacobs, habitual modelo de Marco Marco, devino la exuberante Detox uno de los grandes ícono fashion de RuPaul’s Drag Race, y sobre su adicción a la ropa canta en su más reciente single, She’s gotta habit, donde la también intérprete dispensa favorito tras favorito: Lagerfeld, McCartney, Armani, Prada, Comme des Garçons, Yves Saint Laurent y, claro, Vivienne Westwood. De la madrina del punk-rock, una de sus debilidades, celebra “que su última colección sea tan gender fluid, borrando las líneas de lo masculino y lo femenino, algo bello de ver y a lo que respondo especialmente, porque representa mi día a día”. Y aunque no anticipa qué conjuntitos lucirá en Werq The World, sí adelanta que Evitox –su interpretación de Eva Perón, donde hace lip-sync sobre tracks de la ópera rock de Andrew Lloyd Webber– podría tener un momento en escena... “Vivo por las mujeres fuertes, poderosas; de niño podía pasar horas leyendo sobre Eva en la biblioteca de la escuela. Su figura, su legado, el mito en el que se convirtió, es algo que me obsesiona”, reconoce la completísima artista. Tan completa, de hecho, que pronto lanzará Comin’ At’cha!, un EP “over the top que estará disponible en mayo, y que es un guiño a la nostalgia del hip hop noventero, una cruza Lil’ Kim y Beastie Boys muy moderna, y muy, muy gay”.  

En pantalla grande, Detox actuó en Cherry Pop (2017), del debutante Assaad Yacoub, disponible en Netflix. En pantalla chica, en cortos experimentales como RuUnion, extrañísima obra de su compañera de la edición All Stars 2, Katya Zamolodchikova, donde –magia drag mediante– interpreta a una desmejorada ancianita. Del reality que la hizo popular, por cierto, solo lamenta que no aproveche su plataforma global para dar más visibilidad a otras expresiones del drag: “Tenés bio-queens, mujeres trans, hombres trans, drag kings haciendo performances... Aunque el programa mucho ha hecho por la comunidad LGBTQIA, siento que es una deuda pendiente mostrar más apreciación por otras formas de este arte”.

Peppermint

Peppermint: la estrella de Broadway

“Creo que cualquier persona que lleva abiertamente una vida que se opone al statu quo debería considerarse una activista”, asegura Peppermint, participante de la temporada 9 de RuPaul’s Drag Race, en la que mama Ru declaró a la calvita Sasha Velour reina regente. Y en la que ella, Peppermint, hizo historia como primera mujer transgénero en llegar a la final del popular show de tevé gracias a sus enérgicas y memorables performances. Apenas uno de sus tantos logros, como deja entrever flamante noticia: que pronto estelarizará Head Over Heels, musical producido por Gwyneth Paltow, ni más ni menos que en Broadway. “Solo puedo adelantar que la obra es una versión actualizada de Arcadia, del escritor isabelino Sir Philip Syned, y que contará con canciones de la banda femenina The Go-Go’s”, cuenta la muchacha a Las12. Consumada música, por otra parte, con varios discos en su haber: Black Pepper y Hardcore Glamour, entre otros. “No hay muchos protagónicos para actrices trans, así que siento una gran felicidad y una gran responsabilidad”, anota quien prepara además un disco para la venidera primavera. “Será un longplay de hip-hop y rap, con letras que exploran las problemáticas de las mujeres trans de color”, detalla la artista, a quien medios especializados como Billboard han dedicado sonadas loas, amén de canciones como “Civil War”. Allí, entrega Peppermint emotivas líneas del tipo I’m an army of one / marching alone / fighting for my life... 

“El arte drag me dio libertad para explorar mi feminidad, me dio las llaves para asumir mi género y mi sexualidad, permitiéndome –colmo de bienes– llevar adelante mi pasión como performer”, dice, convencidísima de que el drag “no solo es una expresión artística que ayuda a que nos manifestemos: también es una valiosa herramienta para generar cambios en la sociedad. Ofreciendo diversión y alegría, es más fácil hacer comprender al otro que somos más parecidos de lo que imagina”. Por lo demás, estrenará en 2018 esta neoyorkina por adopción un documental que la tiene de protagonista: Project Peppermint, del director Oriel Pe’er, “una cinta que comenzamos a grabar antes de que yo entrara a Drag Race, y que cuenta mi historia como performer y mi transición a mujer”. Transición que en ocasiones le ha valido ingratos comentarios de algunas drag sisters: “Claro que es molesto cuando tus propias hermanas ponen en tela de juicio tu womanhood, cuestionando que no tomás hormonas, que no te operaste, que no llevás el pelo largo… Yo me veo al espejo y veo una mujer, siempre ha sido así. Algunos miembros de la comunidad pueden ser misóginos, pero es mi meta demostrarles que las mujeres podemos tanto como los varones, incluso en el arte drag”.