Después de un cierre parcial de las oficinas del gobierno por falta de fondos que el oficialismo de Donald Trump no logró evitar ayer, ambas cámaras del Congreso lograron poner fin al debate y aprobar en la madrugada un acuerdo presupuestario marco por 400.000 millones de dólares hasta 2019 y una ley concreta con fondos para las próximas seis semanas. 

Mientras la mayoría de los estadounidenses dormían, el Capitolio y la Casa Blanca eran un hervidero, en donde los protocolos de un cierre de gobierno por falta de fondos se mezclaban con frenéticas negociaciones entre el oficialismo republicano y la oposición demócrata para intentar que la suspensión de 800.000 empleados federales durara lo menos posible, preferentemente antes de que despertaran. 

Las máximas autoridades de Estados Unidos no habían conseguido evitar el cierre del gobierno a la medianoche del jueves, pero sí lograron votar y aprobar una nueva partida presupuestaria en las dos cámaras del Congreso y luego conseguir una promulgación exprés del presidente antes del amanecer. 

La Cámara de Representantes dio media sanción al paquete presupuestario por 240 a 186 votos -apenas nueve demócratas votaron a favor- y, casi de inmediato, fue aprobado en el Senado por 71 votos a 28. En esta última votación, la bancada opositora se quebró casi por la mitad. 

La continuidad presupuestaria del gobierno de Trump está constantemente al filo del abismo desde que el mandatario y la mayoría republicana en ambas cámaras no consiguieron aprobar la ley de presupuesto 2018 a finales de septiembre pasado, cuando venció el anterior, discutido y votado durante el último año de Barack Obama. 

Desde octubre, el oficialismo republicano aprobó, siempre a contrarreloj, cuatro leyes presupuestarias parciales, algunas duraron meses, otras apenas semanas. 

Ayer a la madrugada Trump promulgó la quinta partida de fondos parciales con fecha hasta el próximo 23 de marzo, pero esta vez también firmó un acuerdo presupuestario marco que garantizará la estabilidad financiera del gobierno federal por dos años, hasta septiembre de 2019. 

Para agilizar la discusión ayer a la madrugada y evitar que el cierre del gobierno se prolongara durante las horas laborables, el oficialismo sólo sumó a la partida de fondos parciales el acuerdo marco y dejó la negociación de la letra fina para las próximas seis semanas. 

El acuerdo marco establece un presupuesto de 400.000 millones para un año y medio –ya que medio año ya fue financiado por leyes parciales–, lo que supone un gran aumento del gasto no sólo para cuestiones de defensa y seguridad nacional, como había pedido Trump, sino también para temas de salud, educación, investigación y respuestas a desastres naturales, como reclamaba la oposición demócrata. 

Pese a que aún se deben discutir muchas de las partidas, medios estadounidenses estimaron que el acuerdo de largo plazo, que deberá ser votado antes de fines de marzo próximo, aumentaría el gasto de defensa en 80.000 millones de dólares en este año fiscal y en 85.000 millones en el año fiscal 2019. El gasto no relacionado con la defensa, en tanto, se incrementaría en 63.000 millones este año y en 68.000 millones el próximo.

“Sin más republicanos en el Congreso, nos vemos forzados a aumentar el gasto en cosas que no queremos o nos gustan para, finalmente, después de muchos años de achique, cuidar a nuestros militares. Tristemente, necesitamos algunos votos demócratas para aprobarlo. ¡Debemos elegir a más republicanos en la elección de 2018!”, arengó el mandatario desde su Twitter, vinculando la difícil pulseada en el Capitolio con las elecciones legislativas de medio término de noviembre próximo.

“Los costos de las cuestiones no militares nunca bajarán, si no elegimos a más republicanos en la elección de 2018 y más allá. La ley es una GRAN VICTORIA para nuestros militares, pero hubo mucho exceso para conseguir los votos demócratas. Afortunadamente, DACA no fue incluida en esta ley, ¡las negociaciones empiezan ahora!”, agregó. 

DACA es un programa creado por decreto por Obama para dar un estatus legal provisorio a cientos de miles de jóvenes inmigrantes que llegaron al país con sus familias cuando eran menores y luego se quedaron a vivir de manera ilegal. Con esta norma, pudieron estudiar y trabajar sin miedo a ser deportados. 

Trump anunció el año pasado que suspendía el DACA y que los más de 700.000 beneficiarios se quedarían sin protección legal a principio de marzo próximo. Desde entonces, le pide al Congreso que apruebe una ley que defina su situación y utiliza este tema como una ficha de cambio en la negociación con la oposición demócrata. 

Mientras la líder demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, mantuvo hasta el final su defensa de estos jóvenes inmigrantes, más conocidos como soñadores, el jefe de la bancada opositora en el Senado, Chuck Schumer, pateó el tema migratorio para más adelante, lo desvinculó de la discusión presupuestaria y selló el acuerdo marco de dos años que fue aprobado tras mucha tensión y divisiones en la madrugada de ayer.