Nace una estrella pero en modelo siglo XXI. La historia ya se ha contado –y cantado– miles de veces y no por eso deja de ser rendidora. Por esos carriles anda Star, serie que ayer tuvo su avant premiere por FOX1 y se emitirá en modo regular desde enero de próximo año. Apenas se quitó el envoltorio pero ya se intuye el presente debido a que su creador es Lee Daniels. El mismo orfebre de otro culebrón sobre la industria discográfica llamado Empire y que sacudiera al mundo cinéfilo con Precious por el 2009. Es decir, sueños de gloria en entornos arduos, la provocación gracias al uso manifiesto de varios géneros y la cuestión de la identidad como trasfondo. Todos los elementos reaparecen en el derrotero y gloria de su protagonista (Jude Demorest). “La marca y estampa de Lee está en todo. Le dije que debíamos clonarlo. Necesitamos cuatro más como él. Está en la sala de edición. Está con los guionistas. Negocia con la señal. Habla con los actores. Y sigue atado con Empire”, cuenta Benjamin Bratt, uno de sus protagonistas  en la teleconferencia con medios internacionales de la que participó PáginaI12.

A sus 18 años, Star comenzará su inevitable escalada hacia el éxito. Claro que su presente es espinoso y por detrás hay un historial durísimo con una madre que murió de sobredosis y hogares adoptivos denigrantes. Su salvaguarda serán la música y las ganas de pegarla con un hit (ambición y talento aquí son sinónimos). La chica de Pittsburgh se liga con otra aspirante a cantante que conoció en Instagram y es la hija de un rockero exitoso (Lenny Kravitz). En el proyecto también se embarca la conflictiva hermana de Star y para poder lograrlo contarán con una madrina peculiar, Carlotta (Queen Latifah). Lee Daniels apela a su doctorado en Cultura Pop para maquinar y maquillar fábulas tradicionales. Es más, en Estados Unidos la serie se presenta con el título de Lee Daniel’s Star como marca de estilo. En definitiva,  su protagonista es una Cenicienta metida en otra clase de dilemas y palacios: ahí caben violaciones, referencias a himnos pop como “Waterfalls” de TLC, travestis, menciones al cuerpo de Kim Kardashian y lapdances. No es un dato menor que el rol principal haya sido para una chica con un look en donde se destaca su mixtura étnica. 

El juego de los parecidos y diferencias con Empire (que por estos mismos días está terminando su tercera temporada) es indudable. En aquella, el protagonista era un rey Midas del Hip-Hop con una enfermedad terminal. Además del drama épico, había mucho “bling bling” entre otras señas de identidad y un soundtrack que reposaba entre el neo soul, el rap y el pop más comercial. Star podría ser un derivado de aquella con el foco puesto en el diseño de un girl group. Se tocan las mismas teclas pero con una melodía diferente. Aquí tampoco faltarán las apariciones y performances de músicos reconocidos. “Empire, en cierta manera, refleja la fabulosa vida del protagonista con la fama y fortuna en su regazo. Star, por otro lado, trabaja las luchas de y aspiraciones de quien quiere llegar hasta allí. Comparten el ADN musical y examinan familias disfuncionales aunque ésta no sea una familia de sangre. Creo que las comparaciones terminan allí aunque Lee es bastante desvergonzado y valiente para apoyarse en temas candentes y actuales que le sirven como trampolín de su narrativa”, señala Bratt.

Jahil, su personaje, es clave en esta historia. Dueño de un club de strip, viejo zorro de la industria con problemas de adicción, alguien que en su pasado estuvo ligado a la madre de la futura estrella, y en cuanto vea la oportunidad querrá sacar su tajada. “Jahil está obsesionado con Star –dice el actor–. Reconoce su talento como vía para la fama y fortuna a la que siempre aspiró. Entre ellos hay una clara atracción sexual, que, dada su diferencia de edad, no sería lo más correcto. Eso es algo muy “Lee Daniels” como construcción. Con el correr de los episodios esta obsesión de Jahil va a incidir en su relativo desinterés por las otras chicas”.

–¿Siente la presión por el suceso de Empire?

–El tono, el sabor, la dirección, la existencia de otros personajes, en cuanto a lo que yo hago, me supera.  Me preocupa pero no es mi responsabilidad porque, esencialmente, está fuera de mis manos. En lo que me focalizo es en hacer un personaje creíble. 

–¿Cómo es el vínculo de su personaje con el de Queen Latifah?

–Además de Lee Daniels, la presencia de Queen Latifah fue la otra gran razón para participar de este programa. Cuando trabajás querés estar rodeado de buena gente, y ella es una artista muy respetable e íntegra. Nuestras escenas son siempre como antagonistas. Jahil fue el representante de su banda y el de su amiga, la madre de Star, e hizo que llegaran a los charts. Pero puede que el resentimiento reaparezca. 

¿Siguen esos sentimiento ahí? No lo sabemos. Entre ellos hay algunas capas que pelar.

–En Star hay una infancia complicada, el deseo de moldear un futuro, la cuestión de la identidad, la trama es muy parecida a Blood in Blood Out, película icónica que usted protagonizó, aunque aquí no hay Vatos Locos dando vueltas. ¿Compara sus trabajos entre sí?

–No son comparables. Porque aquel trío no tenía alguien que los apadrinara. Dicho esto, Lee se focaliza en contarnos historias humanas y disfuncionales, la disfuncionalidad de lo que puede ser una mezcolanza familiar. Empire, es sobre una familia de sangre y cómo se enfrenta a la fama. Esto es lo opuesto. Tenés a Carlotta que es la madrina, tenés a Jahil que es el tío algo perverso, y tenés a estas chicas que esencialmente son como hermanas que van a batallar juntas. Son personalidades únicas. La buena noticia es que para un programa como este, lleno de melodrama  y a veces muy difícil de ver, la música siempre te trae de vuelta. La música, aparece claramente como un personaje fundamental en la serie. La música es siempre una fuente de inspiración y tal vez nuestro mayor equilibrio espiritual. Eso es una cosa que Lee siempre está interesado en remarcarlo, es una especie de estudio de las diferencias entre lo sagrado y lo profano. Siempre está allí.