Fútbol de dos orillas. Siete uruguayos en el partido entre River y Godoy Cruz. En una orilla, Rodrigo Mora, Camilo Mayada, Nicolás De la Cruz y Marcelo Saracchi. En la otra, el arquero Leonardo Burián, Santiago Damián García , conocido por todos como el Morro, y Felipe Rodríguez, que entró un ratito al final.

De todos ellos el mayor protagonismo lo tuvieron los dos más famosos: Mora y García. El de River parece totalmente recuperado de su lesión en la cabeza del fémur que lo alejó mucho tiempo de las canchas y que hasta hizo pensar que no volvería a jugar. Marcelo Gallardo lo vio entero, pensó que era una de los posibles bomberos del incendio de estos tiempos y lo mandó a la cancha como titular. Mora no defraudó. Hizo un gol (exacto zurdazo sobre la salida del arquero de Godoy Cruz después de un pase de taco de Pratto) y tuvo una participación decisiva en el otro, metiendo un pase en cortada con túnel incluido, como primer eslabón de la cadena que terminó con el toque de Pratto a la red.

Se extrañaba un poco en el Monumental el grito de “ u-ru-gua-yo”, que sonó un par de veces para subrayar lo suyo. Más allá de los goles, sus gambetas,   su velocidad y su amenaza en el juego aéreo causaron inquietud en el fondo de los mendocinos.

El Morro García también hizo un gol y fue coprotagonista en el otro. En el primero de Godoy Cruz le puso un pase exacto, cruzado, a Garro, dejándolo mano a mano con Armani. En el otro definió magistralmente con un toque sutil sobre la cabeza del arquero. Había arrancado un metro adelantado, pero la terna arbitral cometió muchísimos errores, en perjuicio de River.   

El Morro (de chico le decían Negro, pero a la abuela no le gustaba y le empezó a inventar apodos cortitos hasta que prendió Morro)  es morrudo, casi gordito, pero ya se sabe que se la banca para enfrentar a los centrales de los contrarios. Se mueve cómodamente en la Troya y ayer volvió a hacerlo.

En River el joven Nicolás de la Cruz (medio hermano por parte de madre de Carlos Sánchez) arrancó pisando fuerte y  metió un tiro en el palo y participó con un buen centro atrás en el gol de Pratto, pero tuvo altibajos y se lo vio perdido en largos pasajes, como al resto del equipo. Volverá pronto al banco.

Mayada entró en el segundo tiempo en reemplazo de Montiel, de flojo rendimiento, e hizo un importante aporte ofensivo desbordando por el lateral. Mayada a veces parece pasado de revoluciones, pero suele complicar a los rivales.

Saracchi, el otro lateral, también suele pasar con acierto al ataque, pero ayer pudo desdoblarse poco y además no mostró demasiada solidez en la marca.  

El sexto uruguayo, el arquero Burián, no tuvo responsabilidad en los goles de River. Lo fusilaron desde cerca (en el de Pratto se tiró bien pero la pelota se desvió en un defensor), y no cometió errores importantes, más allá de un par de rechazos apresurados y sin destino cuando le dieron el balón hacia atrás. No se mostró dúctil con la pelota en los pies.

Felipe Rodríguez, por último, estuvo muy pocos minutos en la cancha y tocó poco la pelota.

De siete uruguayos, dos fueron figuras y los demás se la rebuscaron. No es un mal promedio, por cierto. Que no ni no.