El gobernador de Florida, Rick Scott, se mostró de acuerdo con el presidente, Donald Trump, en armar a profesores como solución a los ataques armados en las escuelas. Además, anunció que destinará 500 millones de dólares para mejorar la seguridad escolar y la salud mental para tratar de evitar estos hechos, y propuso aumentar la edad mínima para comprar armas. Por su parte, Trump insistió ayer, en una conferencia anual de la derecha estadounidense, con su polémica propuesta. 

Ayer, el gobernador de Florida dijo en un comunicado, al anunciar su plan de acción, que lamentablemente ningún proyecto podrá devolver las diecisiete vidas que fueron truncadas y todas las esperanzas y sueños que fueron arruinados. 

El plan anunciado, que fija en 21 años la edad mínima para comprar armas, prevé además que los profesores reciban un completo entrenamiento en el uso de armas bajo la supervisión de los diferentes departamentos de la policía, cuestión que coincide con la propuesta de Trump. Sin embargo, el plan no contempla la prohibición de venta de armas semiautomáticas como el rifle de asalto que utilizó el autor de la matanza de la semana pasada en la escuela secundaria de Parkland, Florida.

El plan impulsado por Scott se divide en tres partes: leyes de armas, seguridad escolar y salud mental. El gobernador, sin embargo, no se aparta de la defensa a ultranza de la portación de armas en manos de civiles. “Sé que hay algunos que abogan por retirar la Segunda Enmienda –de la Constitución estadounidense, que es la que consagra el derecho a armarse–. Esa no es la respuesta”, afirmó, y se mostró convencido de que la solución pasa por mantener las armas lejos de las personas peligrosas y con problemas mentales.

Por su parte, en un discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora, Trump aseguró que si su propuesta de armar a los docentes hubiera estado activa la semana pasada, cuando un joven de 19 años mató a 17 personas en la secundaria de Parkland, “un profesor lo habría llenado de tiros antes de que pudiera reaccionar”.

En ese encuentro, el mandatario mostró su frustración por el rechazo que ha generado en varios sectores de la sociedad su propuesta de que algunos profesores lleven armas de forma oculta. “Hay gente que es buena gente que se opone a ello. No les gusta la idea de que los profesores lo hagan”, afirmó Trump, aunque insistió en que no se trata de todos los profesores. “Pero dentro del total de profesionales de la enseñanza, tienes un 10 por ciento, un 20 por ciento, de gente muy experta. Gente militar, gente de agencias de seguridad, que da clases”, indicó. El presidente subrayó, además, que es necesario fortalecer el sistema de verificación de antecedentes criminales para los compradores potenciales de armas, y ser muy firmes a la hora de impedir que los enfermos mentales tengan ningún tipo de armas.

La idea de armar a los profesores ha suscitado el rechazo de grupos que abogan por un mayor control de armas. Entre ellos se encuentra la principal agrupación política de educadores estadounidenses, la Asociación Nacional de Educación, que opina que los maestros deben centrarse en enseñar.