Eléctrica, flaquita, siempre con un puchito. Así se podría describir lo que uno ve cuando mira a la cabina del DJ y la que está poniendo música es la alemana Lena Willikens. Aunque lo más importante sea lo que uno siente al escuchar su cuidada y desprejuiciada selección musical, lo que vemos en la cabina, en este caso, también aporta mucho. 

Lena suele parecerse más a una intelectual del siglo pasado leyendo libros que a una DJ de nuestra era cuando la vemos pinchando.

Ella asegura haber comenzado su carrera de una manera bastante poco seria. Oficiaba de musicalizadora eventual en las fiestas de la escuela de arte a la que iba, la Kunstakademie de Düsseldorf en donde estudiaba artes visuales. En aquella tarea, dice siempre haberse concentrado más en generar “climas locos” con las transiciones entre track y track antes que en tener un beatmatch perfecto. Afortunadamente, hoy en día esa sigue siendo una de sus marcas personales y un valor diferencial en sus sets. Teorizando un poco sobre su labor dice que si al poner música para que otros bailen a uno se le impone la preocupación de cuál va a ser el siguiente track, entonces no estamos entendiendo nada. Esa preocupación hay que reemplazarla por la conexión que uno debe conseguir con la audiencia bailarina. Para esta alemana que vive en Colonia la lectura permanente de cada nueva pista es la única guía válida para que las cosas realmente funcionen en el difícil oficio de poner a bailar al otro.

A unos 45 minutos en tren desde Colonia está la ciudad de Düsseldorf. En esa localidad está el Salon des Amateurs, un espacio con una estética más cercana al mundo de las artes plásticas que un club o bar tradicional pero con una pista de baile y cierta vida nocturna. Allí Lena solía servir café durante el día y compartir la música que amaba durante las noches. De esta rutina surgió su ya clásica residencia de los viernes en “el salón” que, suponemos, se debe ver algo interrumpida hoy en día con la demanda que ocasionan sus presentaciones en distintos puntos de Europa y del resto del mundo.

Empezó a coleccionar discos a los 13 años pero recién en los últimos diez comenzó lo que podríamos llamar su carrera profesional, quizá por la necesidad de contar historias con esa música. ¿Qué otra cosa le podemos pedir a buen DJ-set?

A partir de 2012 comienza a relacionarse con el sello alemán Cómeme, comandado por el músico chileno Matías Aguayo. Su programa de radio “Sentimental Flashback” ya cuenta con 31 ediciones publicadas en el Mixcloud de Radio Cómeme. Ahí Lena muestra su faceta menos bailable en programas temáticos. 

En 2015 el mismo sello edita su primer EP como productora: Phantom Delia, guiño a la extraordinaria compositora inglesa de bandas sonoras para la TV y pionera del avant garde musical, Delia Derbyshire, incluido en el título. El disco funciona como un puente perfecto entre su trabajo para la pista de baile y su faceta más experimental y menos comprometida con los bailarines. Dos videoclips que Lena realizó para dicho disco -en colaboración con Sarah Szczesny- utilizan como materia prima únicamente reencuadres muy sugestivos de lo que parecen ser dibujos animados de los años 70: “Nilpferd” –un track spoken siempre al borde del derrumbe rítmico– y “Asphalt Kobold” –un poco más cercano al tipo de pista de baile que sólo Lena sabe armar– dan cuenta de la importancia de las artes visuales en su mundo estético.

Aprovechando su paso por la edición paulista del festival Dekmantel, sus compañeros de sello, los locales DJs Pareja, la programaron para esta noche en una nueva edición de su Left Club en la increíble pista de La Tangente y yo no veo la hora de que sea esta noche.

Lena Willikens se presenta hoy a la medianoche en el ciclo Leftclub, en La Tangente, Honduras 5317.