Estar conectado las 24 horas a Internet, subir fotos e información personal, tener una habitación que es un universo tecnológico con un promedio de cuatro pantallas, en las que muchos duermen con sus celulares encendidos, y copiar y pegar lo que encuentran en las páginas de la web para hacer la tarea escolar son las conductas de riesgo que con más frecuencia realizan los adolescentes argentinos. Los datos surgen de un estudio exploratorio que produjo el Primer Mapa Nacional sobre las situaciones de riesgo más frecuentes que viven los adolescentes al navegar en la red, realizado por el programa Los chicos y las pantallas. La especialista en comunicación y coordinadora del estudio, Roxana Morduchowicz, sostuvo que “lo único que cubre cualquier situación es estar al tanto de lo que hacen los chicos en la pantalla. Hay que poner todos los filtros que los servidores ofrecen, pero nada reemplaza el diálogo familiar”, y remarcó que “la pregunta ¿qué hiciste hoy en Internet? debiera estar instalada” en cada hogar.

El relevamiento que describe las situaciones de riesgo que registran más recurrencia en cada región del país (NOA, NEA, Cuyo, Centro, Ciudad y Provincia y Patagonia), señala que los adolescentes “están todo el día conectados” y “suben información personal a la web” son las dos situaciones de riesgo más frecuentes y comunes en todo el territorio nacional; en tercer lugar “tienen netbook, computadoras, tv y celular en su habitación”; en cuarto lugar ranquea “tienen menos de 12 años y cuentan con un perfil en las redes sociales”; y en quinto y sexto lugar “duermen con sus celulares encendidos” y “copian y pegan lo que encuentran en páginas web para la tarea escolar”, respectivamente.

Morduchowicz explicó que para el estudio, elaborado por el Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia (Conacai) – puede consultarse en enacom.gob.ar/chicosypantallas que– se diseñaron ítems con las 14 situaciones de riesgo que enfrentan los adolescentes con más frecuencia en el mundo, a partir de estudios internacionales, que fueron enviados a las provincias para que seleccionaran las 5 o 6 más frecuentes y las 2 o 3 menos frecuentes. Para la selección, cada provincia recurrió a fuentes públicas locales como delegaciones provinciales del Inadi, hospitales provinciales, Secretaría de Niñez y Adolescencia, encuestas a estudiantes secundarios, entre otras.

La especialista señaló que el que los adolescentes estén todo el día conectados “concuerda con estudios que indican que 4 de cada 10 están las 24 horas conectados y no apagan nunca el celular y 7 de cada 10 lo están de manera activa”. Y agregó que es una conducta de riesgo “porque reduce la capacidad de aprender. Cuanto más diversificados son los bienes culturales y tecnológicos que utilizan más rico es el aprendizaje y más importante su capital cultural. Un chico tiene que poder ir a los museos, al cines, a los teatros, a una plaza o un club, acercarse a un libro. Y no quedar monopolizados por las pantallas”.

Con relación a la información personal en la web, explicó que “el manejo de la privacidad es un problema porque suben datos como el nombre y el apellido, el domicilio, a qué escuela van, los horarios de sus actividades, o suben fotos de vacaciones mientras están vacacionando, y es una invitación a la casa vacía. Un riesgo porque nunca sabemos quién está detrás de la pantalla”. 

Por este motivo, remarcó que la tarea de los padres y de quienes trabajan con adolescentes es “decirle a los chicos que no hay nada cien por ciento privado en la red. Y que una información en malas manos puede convertirse en una situación de peligro”.

Acerca de la hiperconcetividad que implican las habitaciones tecnológicas de los adolescentes, la coordinadora, apuntó que el exceso de pantallas en los dormitorios “genera un uso mayor y más soledad. La habitación es un territorio al que los padres no entran, y esto lleva a que los chicos no puedan poner en palabras aquello que al navegar les produce inquietud, enojo o angustia”, por lo cual recomendó “incluir la tecnología en espacios de circulación familiar”.

Por otra parte, detalló que el copiar y pegar lo que encuentran en páginas web para hacer la tarea se considera una conducta de riesgo porque obtura la capacidad crítica y reflexiva. Otros estudios muestran que los jóvenes usan el primer link que encuentran, que no diferencias las fuentes de información ni distinguen entre contenidos informativos y publicitarios.

Por último, el estudio que servirá para diseñar campañas de prevención señala que ninguna provincia seleccionó como riesgo frecuente de los adolescentes “compras on line” ni “ver sitios no convenientes” (pornografía, pedofilia, discriminación). En cambio, “se encuentran personalmente con gente que conocieron en Internet”, sí figuró como riesgo en los grandes conglomerados urbanos: CABA, provincia de Buenos Aires y la región Centro. En tanto el bullying ocupó el lugar 10 sobre las 14 situaciones de riesgo, mostrando que no la misma prioridad en todas las regiones del país.