Respecto del programa de lucha contra el sida y enfermedades de transmisión sexual, “se observa una disminución absoluta en la mayoría de las metas propuestas, sobre todo en aquellas vinculadas en la prevención, detección y diagnóstico de las infecciones de transmisión sexual”, consigna el documento de la Fundación Soberanía Sanitaria. El doctor Kreplak hizo hincapié en este aspecto: “La reducción de las metas es una de las formas de enmascarar el ajuste, porque así queda más oculto que todo se achicó. Si los objetivos son menos, es más fácil cumplirlos”. Y después detalló: “Al reducir las compras de tests y reactivos, lo que disminuye es la posibilidad de hacer diagnósticos oportunos. Esto entonces genera serios problemas a dos niveles. En lo personal, se le hace más difícil a la gente hacerse el test después de algún episodio de riesgo. Si tiene que pagar porque no consigue hacérselo gratis, puede pasar que no tenga la plata, que lo deje para más adelante, y así todo de complica. Y a nivel general, todas estas reducciones empeoran la salud de la población y siempre son más caras. Indonesia, por ejemplo, tenía un buen nivel de control del sida hasta que empezó la ‘crisis asiática’ (julio/agosto de 1997). Entonces empezaron a recortar y una de las primeras áreas en las que ajustaron fue la de prevención, control y tratamiento de VIH. Lo mismo hicieron otros países de la región afectados por la misma crisis. Cuando se recuperó, Indonesia tuvo que duplicar su presupuesto en VIH para alcanzar los niveles de antes de la crisis. Y países más pobres, que no se recuperaron, están cada vez peor”. La reducción en detección y control del sida y otras ETS augura un futuro difícil.