Todo 24 de marzo guarda para el país la especial sensibilidad de una letanía. A corazón abierto ganamos las calles para aborrecer, de modo expreso y para siempre, el golpe genocida.
Sino desea asistirse al funeral de la democracia constitucional, el poder jurídico debe prontamente hacer ostensible su rechazo a la maquinación oficial de nombramientos judiciales “en comisión”.
Hay huellas dejadas por los totalitarismos que persisten y reaparecen en cualquier presente.
Existen circunstancias que trascienden socialmente a la mera historia y caracterizan situaciones que parecen devolver desde el espejo una imagen vivida.